OPINIÓN
Carta abierta al presidente de la república, doctor Iván Duque Márquez
Quibdó necesita un cambio irreversible. La violencia, intimidación, extorsión y delincuencia común no puede seguir ni un día más, es claro que esto tiene que parar.
Quibdó , 21 de septiembre de 2021
Respetado Señor presidente Iván Duque,
Cordial saludo
Le escribo esta carta abierta desde uno de los lugares de Colombia más biodiversos, hermosos y azotados en su actualidad por la violencia, inseguridad y criminalidad.
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Señor presidente Duque, el hecho de ser colombiana y chocoana preocupada por la situación tan alarmante que está viviendo la capital del departamento del Chocó, me impulsa a escribirle esta carta.
Como usted bien sabe, la crisis de inseguridad que Quibdó ha venido viviendo los últimos años se ha vuelto constante, complicada y atemorizante. Usted también debe tener en conocimiento que la pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades laborales principalmente para los jóvenes, el desplazamiento forzado y la presencia de los grupos delincuenciales y al margen de la ley están acabando con esta hermosa y atractiva ciudad.
Los problemas profundamente arraigados desde el punto de vista de inseguridad y la incapacidad de los entes de control y de los funcionarios encargados de velar por la tranquilidad y el bienestar de la ciudad tienen a sus habitantes acorralados y dejados a su propia suerte. Actualmente el registro de 107 asesinatos en lo que va corrido del año 2021 habla por sí solo de la descontrolada situación de orden público en Quibdó. La gran mayoría de estas víctimas son jóvenes menores de 18 años. A esta problemática se le suman las extorsiones, los hurtos, las “vacunas, de las que ya nadie se salva. Muchos habitantes que tienen un pequeño emprendimiento, ventas informales en sus casas, en las calles o tiendas y otra clase de negocios, se ven constantemente hostigados y presionados a pagarle a uno o a otro grupo delincuencial diversas sumas de dinero.
Si bien es cierto que usted presidente Duque y su grupo de gobierno han intensificado notablemente sus esfuerzos a altos niveles para buscar soluciones a algunas de las problemáticas estructurales de la región del Chocó, también es cierto que todavía queda mucho por hacer.
Cuando uno pone los pies en esta tierra y tiene la oportunidad de quedarse unos días en esta ciudad, rápidamente se puede vivir y comprender la situación barbárica que se está viviendo en esta población, además se puede percibir el pánico y la zozobra colectiva que viven los habitantes de esta ciudad y de constatar que esta ciudad es una bomba de tiempo. Además los jóvenes tienen miedo, muchos están desesperanzados y se encuentran con rabia y frustración de ver que ni las oportunidades ni las soluciones llegan como se esperan y mucho menos para los más vulnerables de esta sociedad quibdoseña.
Muchos jóvenes con sus pregones y expresiones culturales intentan llamarle la atención a usted y a su grupo de gobierno, sus ministros, y la directora del ICBF, que los escuchen, los vean y los ayuden, pero honestamente están que “tiran la toalla”, no son escuchados y tomados en serio. Señor presidente Duque, estos jóvenes quieren vivir, quieren desarrollarse, tener tanto oportunidades como que les garanticen el derecho a vivir, y por qué no, vivir como otros jóvenes que viven bien en otras ciudades de Colombia.
Pero indiscutiblemente se necesitan cambios estructurales que repercutan en el conjunto de la sociedad y transformen la realidad que esta región del país vive.
Y le escribo a usted y no a las autoridades locales encargadas de estos temas porque considero que los quibdoseños, necesitamos escuchar de la voz de la persona encargada de velar por el bienestar y seguridad de los colombianos que en verdad hará algo para frenar esta compleja crisis. Porque usted como presidente del país tiene un compromiso con todos nosotros.
Quibdó necesita un cambio irreversible. La violencia, intimidación, extorsión, delincuencia común no puede seguir ni un día más, es claro que esto tiene que parar.
Recuerde que todas las vidas valen igual, todas. Ni la sociedad quibdoseña, ni ninguna otra sociedad aguanta esto. Todos deseamos tener una calidad de vida y nuestros jóvenes, que son nuestro futuro, desean vivir y envejecer, algo que honestamente no debería ser una utopía.
Y es precisamente recordarle sobre la importancia de que los habitantes de esta ciudad puedan estar tranquilos, vivir en paz y tener una calidad de vida, lo que me motiva para atreverme a hacerle llegar esta súplica.
Sé que usted y muchos de los integrantes de su equipo de gobierno han tenido el privilegio de poder estar visitando y en algunas oportunidades viviendo en sociedades que arduamente trabajan para que se cumpla el derecho fundamental a la vida, donde los niños y los jóvenes se sienten seguros, tienen sus necesidades básicas suplidas, donde la educación y la conectividad es algo elemental y obvio, y donde los jóvenes encuentran oportunidades laborales y educativas sin mayor dificultad y sin mayor costo. Pues déjeme decirle que yo también sé que es vivir en un país que funciona, que protege y que vela por el bienestar y la calidad de vida de todos sus ciudadanos. Usted, yo y muchos otros colombianos que vivimos o han vivido en países estables y desarrollados, sabemos que no es mucho pedir cuando se pide que se proteja la vida y que se garantice la seguridad y el bienestar individual y colectivo, es más... nosotros sabemos que es vivir con calidad de vida y creo que usted al igual que yo queremos esto para nuestro país y para nuestros territorios. Porque las personas que hemos ampliado nuestro referente internacional, que sabemos como funcionan otras sociedades, que hemos disfrutado de estos beneficios también tenemos una responsabilidad social de tratar de copiar lo positivo de estos sistemas y tratar de ver que forma este aprendizaje se convierte en un aporte al mejoramiento de nuestro país.
Por eso, mi llamado no es para culpar, exigir o recriminar, es más bien para suplicar que sume esfuerzos y haga algo por esta región. Los habitantes de esta hermosa ciudad somos resilientes desde la acción, tratamos de conservar las esperanzas y soñamos con que el Quibdó de ahora, que está catalogado como una de las ciudades más violentas de Colombia, vuelva a ser el remanso de paz que no hace muchas décadas fue, pero presidente Duque necesitamos hacerlo de su mano, necesitamos que nos preste atención, que nos priorice este último año en su agenda de trabajo y que estas prioridades generen cambios fundamentales, por favor no nos olvide.
Y por último, quiero invitarlo a que escuche el pregón de uno de miles de jóvenes de Quibdó que quieren ser escuchados por usted y por sus ministros. Este joven Milton García, hace solo contados días, al ver al ministro de Defensa Diego Molano y la directora del ICBF Lina María Arbeláez en la ciudad, aprovechó y les cantó desde la realidad que él y la gran mayoría de los habitantes vivimos guardando así probablemente la esperanza de que ellos le trasmitan a usted este mensaje.
Gracias.