OPINIÓN
Carta pública desde Boyacá al presidente Gustavo Petro
No me queda más que desearle todos los éxitos en su mandato e invitar a todos los boyacenses a que trabajemos en equipo sin importar por quién votamos.
Tunja, 12 de agosto de 2022.
Señor
Gustavo Petro
Presidente de Colombia
Atento saludo
Asunto: Señor presidente, Boyacá es pieza fundamental para el desarrollo nacional
Debo empezar manifestando que, aunque yo apoyé la otra opción de cambio representada en Rodolfo Hernández, espero con sinceridad que su gobierno sea exitoso. Como ciudadano, desde mi independencia y desde mi liderazgo político, apoyaré lo que crea que es bueno para el país. Lo hago porque soy un convencido de que la política colombiana debe dejar atrás esas mezquindades que no nos han permitido reconciliarnos como nación.
Con respecto a Boyacá, aunque usted perdió acá las elecciones, estoy seguro de que no va a gobernar con esos números en el escritorio. Más bien creo que va a tener en cuenta que los boyacenses votaron mayoritariamente, desde las consultas de marzo, por opciones de cambio. El deseo de transformación de las realidades a las que nos condujo el uribismo debe estar por encima de cualquier resultado electoral. Y sé que eso, usted, lo tiene claro. Gobernar para todos es la mejor fórmula para un gobierno exitoso.
Con humildad le cuento mi caso: Yo no gané en todos los municipios de mi departamento en 2015; pero al gobernar lo hice para todos. Sin importar el color político de sus mandatarios locales o las votaciones, me dediqué a llevar resultados a todos los rincones. Ese fue uno de los mayores aciertos que tuve como gobernador.
En ese sentido, estoy seguro de que usted sabe de la importancia estratégica del departamento. Su posibilidad de articular regiones como los llanos, la sabana de Bogotá, los santanderes y el Magdalena Medio, así como su cercanía con Bogotá y su ruta hacia Venezuela. Además, su capacidad agrícola, turística, ambiental, educativa, industrial y minera hacen del departamento una joya en el concierto productivo, económico y social del país. Boyacá es clave a la hora de impulsar el desarrollo nacional.
Un buen paso es continuar saldando la deuda histórica que tiene la nación con el departamento. Y digo que se siga saldando toda vez que el Pacto Bicentenario, que tuve el honor de liderar y firmar en su momento junto a mis homólogos de Casanare, Arauca, Santander y Cundinamarca, fue el inicio de una justa retribución con esta tierra. Se trata de obras estratégicas no solo para Boyacá, sino para todo el centro – oriente colombiano.
La vía Socha - Sácama – La Cabuya, para afianzar las relaciones comerciales con Venezuela; Duitama – Charalá, que acorta distancias entre el norte del país y los llanos orientales; Puerto Boyacá - Otanche – Chiquinquirá, que comunicará a los llanos con el mar Caribe y con el noroccidente del país; Zipaquirá - Ubaté - Chiquinquirá, en doble calzada, para comunicar el centro del país con los santanderes; la vía Vado Hondo - Labranzagrande, que iniciamos en nuestro gobierno departamental, necesita terminarse. La vía La Soberanía, ligada a la paz, toda vez que esa región de Boyacá, Arauca y Norte de Santander, es crucial en eventuales diálogos con el ELN.
Además de las obras mencionadas, es urgente generar las condiciones para crear nuevas fuentes de empleo como eje fundamental para la superación de la pobreza y los índices de desigualdad. Acerías Paz del Río es un claro ejemplo de lo que logra una industria: generó durante décadas a miles de familias de las provincias de Valderrama y Sugamuxi la posibilidad de salir adelante con sus hijos. Transformó a toda una región.
Y quiero llamar de manera especial su atención en este punto, señor presidente, porque en un país tan centralista y con un férreo sistema presidencialista, entre tanto no se hagan las reformas para generarles real autonomía a los territorios, las políticas públicas y la atracción de inversiones deben ser lideradas desde el Gobierno central y consensuadas con los actores regionales. Superar desigualdades pasa necesariamente por crear riqueza y esa tarea solo se da con un sector empresarial sólido, que tenga confianza, y respaldado por un Gobierno nacional decidido en lo político y lo normativo.
No sobra decir que se debe sacar de la crisis al campo. Una petición especial que hacen a diario los cultivadores es la de agroinsumos con precios justos. Ese, me atrevo a sugerirle respetuosamente, debe ser un propósito de sus primeros meses de Gobierno con respecto al agro. Además de terminar de una vez por todas con la cadena de intermediarios, que se quedan con las pocas ganancias que deja el campo colombiano.
Yo conozco al campesino y sé que no quiere ni necesita nada regalado, lo que necesita es una mano amiga y que no se cometan abusos en su contra.
Por eso es necesario caminar hacia la agroindustria. En nuestro Gobierno departamental hicimos rendir los exiguos recursos con los que contamos y apoyamos la compra de lavadoras de papa, entregamos casi 150 tractores, construimos distritos de riego, adecuamos vías terciarias y apoyamos asociaciones campesinas, entre otras muchas acciones decididas y puntuales. Hacia allá debe dirigirse el sector agrícola, pero de forma masiva. Y esta es una tarea del nuevo Gobierno nacional.
En cuanto al carbón, en campaña varios candidatos tuvieron salidas en falso. Estoy seguro de que usted hoy, con las riendas del Gobierno nacional, tendrá toda la cabeza fría. Hace unos meses los errores retóricos los pagaban las campañas. Ahora, una decisión mal tomada puede ser pagada por miles y miles de ciudadanos.
El mundo, no nos mintamos, está pidiendo carbón. La guerra Rusia – Ucrania ha prendido las alarmas energéticas mundiales y países como Alemania han reculado en su intención de acabar con su producción de la noche a la mañana. En ese contexto, Boyacá y sus reservas juega un papel muy importante. Eso sí, la transición energética debe impulsarse y la producción debe hacerse con los mayores estándares medioambientales. Los mineros del departamento deben ser el ejemplo nacional en este sentido.
El turismo, la biodiversidad, la protección de los páramos y la inyección de recursos para el fortalecimiento de la Uptc deben ser prioridades para Boyacá en su gobierno. Para terminar, menciono solo algunas obras que necesitan ser financiadas y sacadas adelante: la sede del Sena de Tunja, para la cual en nuestro gobierno dejamos el lote y el actual gobierno departamental realizó los estudios y diseños. El Centro de Ciencia, al que también le dejamos estudios y diseños. El deprimido de Tunja, ciudad con la que el Estado tiene una deuda histórica; y la adecuación total del Puente de Boyacá, proyecto al que también le dejamos recursos y viene trabajando la Universidad Nacional.
El espacio no me permite seguir tocando temas que son urgentes para Boyacá; pero lo que sí debo reafirmar con total seguridad y sugerir de la manera más respetuosa es que el mayor flanco en el que usted, presidente, debe enfocar su trabajo en esta tierra es en generar productividad y empleo.
No me queda más que desearle todos los éxitos en su mandato e invitar a todos los boyacenses a que trabajemos en equipo sin importar por quién votamos. Los boyacenses siempre hemos estado presentes, uniendo y guiando a los colombianos en los momentos cruciales de la historia de este país, y esta vez no será la excepción.
Con esperanza por los nuevos tiempos.
Carlos Amaya, exgobernador de Boyacá y exprecandidato presidencial.