Opinión
Carter: un mal presidente y un gran expresidente
El mundo ha expresado su pesar por la desaparición del expresidente Carter.
La muerte del expresidente Carter ha generado conmoción y, con razón, se escuchan voces de elogio a su personalidad en los cuatro puntos cardinales.
No obstante, para buena parte de los norteamericanos, fue en su momento un pésimo presidente, especialmente en lo que se refiere a la política exterior.
Durante su mandato cayó su gran aliado en Oriente Medio, el sha de Irán, Mohammed Reza Pahlevi, lo que facilitó la llegada de los ayatolás, que han tenido desde entonces en jaque a los Estados Unidos. Como si fuera poco, por temor a una retaliación de los países árabes, se negó a darle asilo e influyó para que otros países hicieran lo mismo. Finalmente, el sha logró asilo para él y su familia en Egipto, que se suponía era uno de sus rivales.
En 1980, al dar asilo a grupo de cubanos asilados en la embajada del Perú en Cuba, Fidel Castro puso en funcionamiento la llamada “Operación Mariel”, mediante la cual Castro envió a la Florida miles de indeseables, enfermos, presidiarios y bandidos que afectaron la vida de los Estados Unidos durante muchos años.
Nada pudo hacer para evitar la invasión de la Unión Soviética a Afganistán. Solo impidió la exportación de granos producidos por el invasor y logró bloquear los juegos olímpicos que se debían realizar en Moscú. Ambas medidas generaron fuertes reacciones en diferentes sectores de los Estados Unidos.
Apoyó a los sandinistas dirigidos por Daniel Ortega para que llegaran al poder. Igualmente, respaldó a la guerrilla salvadoreña, que en su momento contaba con la ayuda, entre otros, de Cuba y de los países de la Cortina de Hierro.
Para alivio de males y en contra de la mayor parte de la opinión norteamericana y del Pentágono, suscribió los tratados Torrijos-Carter, mediante los cuales se le devolvió el canal y la zona del canal a Panamá.
Pero lo peor de todo para los norteamericanos fue el caso de los “Rehenes de Teherán”, cuando los ayatolás mantuvieron cautivos a los funcionarios de la Embajada norteamericana en Teherán por 444 días. Para completar, falló la desastrosa operación del rescate de los rehenes.
Su gran éxito, aunque temporal, fue el acuerdo entre Sadat de Egipto y Menanjen Benin de Israel, que les hizo ganar el Premio Nobel de Paz a los dos firmantes. Los países petroleros resolvieron iniciar un embargo petrolero incluso a los países que participaran en una fuerza internacional que ocupara la península del Sinaí, que debía ser devuelta por Israel a Egipto.
Además, a pesar de los esfuerzos de Colombia y para no molestar a Nicaragua, Carter no quiso impulsar en el Congreso la aprobación del tratado Vázquez-Saccio, mediante el cual los Estados Unidos retiraron sus pretensiones sobre los cayos de Rocador, Quitasueño y Serrana del Archipiélago de San Andrés.
Como expresidente, se dedicó a la defensa de los derechos humanos, al respaldo a los procesos democráticos en el mundo, así como a la lucha contra las enfermedades en países africanos.
En lo que todos están de acuerdo es que fue el mejor expresidente de los Estados Unidos, viviendo austeramente, sin figuración ni protagonismo. Lo que no es muy común en los expresidentes, incluso en América Latina, que muy pocas veces se resignan a pasar a un segundo plano.