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Opinión

Cero y van tres

Es hora de la ciudadanía y la defensa de la democracia. La calle es ahora el escenario fundamental. Si no, muchos van a acabar marchando, pero por el Darién, como hoy lo hacen los venezolanos.

Francisco Santos
8 de junio de 2024

La combinación de las formas de lucha forma parte de la mentalidad del presidente Gustavo Petro. Cuando estaba en la guerrilla, eso quería decir tener aparato político y aparato armado y utilizarlos de manera combinada para lograr el resultado. El ELN con sus organizaciones sociales y las Farc, si las Farc, pues, no se acabaron con el proceso de paz, con el Partido Comunista primero y la UP después, hacían exactamente lo mismo.

En el Gobierno Petro actúa de la misma manera, combina sus formas de lucha para lograr los objetivos. En el caso de la reforma, o, mejor, destrucción del mejor sistema de salud de Latinoamérica, lo hizo de tres maneras. La primera, trató a través del Congreso, como debe ser, respetando el Estado de derecho, el sistema y la ley. No le funcionó.

En vista de que el Congreso no le aprobó la reforma a la salud, cambió de forma de lucha. Primero probó con un sistema que era de sus aliados, los maestros, tomó decisiones ejecutivas pero desastrosas y mostró que sí podía cambiar el sistema, estatizarlo, así fuera un caos y pacientes murieran, como ya está empezando a pasar. El mismo ministro de Salud mentía a sus anchas para responsabilizar a otros del caos que generaron, pero eso no importa, la mentira y el engaño forman parte de esa “forma de lucha”.

Finalmente, se metieron con la salud de 30 millones de colombianos. Ahogaron a las EPS financieramente de manera descarada –nuevamente el ministro mintió al respecto, algo a lo que ya nos acostumbramos– y, obviamente, estas pidieron salirse del sistema. Hoy de las grandes solo sobrevive una de ellas, Sanitas, y todos estamos a la espera de hasta cuándo aguanta. Destruyeron el sistema, lo van a estatizar, manejan todos los recursos –la feria de la corrupción, que es el modus operandi de este Gobierno– y la crisis que se viene es brutal. No importan los pacientes o los muertos, no importa el deterioro en la calidad del servicio y no importa que los medicamentos ya no se van a entregar. No importa, pues lograron su objetivo ideológico y político. Uno a cero.

Luego viene la reforma a las pensiones. No se iban a dejar hacer lo mismo que en salud. La plata de la UNGRD, la Unidad para la Gestión del Riesgo, para comprar congresistas funcionó mucho mejor, y los “neoliberales” nombrados por el presidente Petro hicieron su trabajo, pues ya está a punto de aprobarse. No importa el escándalo de corrupción en el que se roban cerca de 1,3 billones de pesos, pues eso forma parte del engaño y la mentira, que es parte estratégica de cómo operan. Además, con fiscal de bolsillo tapan y tapan la corrupción y solo acusan a los operadores de la trama. Los que se cranearon la operación, ministros y presidente, quedan tranquilos, por ahora, pues tienen quien les cuide la espalda. Vamos a ver si la Corte Suprema se hace respetar y logra que este escándalo, uno de los peores de la historia de Colombia, no se quede solo en lo que la fiscal y el presidente quieren, sino que llegue hasta la cabeza de esta trama de corrupción. Dos a cero.

El nombramiento del rector de la Universidad Nacional es otro triunfo del Gobierno, en el que no importó la autonomía universitaria, las decisiones administrativas e incluso las tutelas que perdieron para lograr su objetivo, un rector de bolsillo que ponga a la universidad a disposición del Gobierno. Ya el nuevo ‘rector’ comenzó a ejercer su papel y empezó a hablar de la asamblea constituyente de los estudiantes. Tres a cero.

Ese es el cuarto objetivo, una constituyente con la que Petro pueda hacer lo que quiera. El modelo de Chile que surgió después de los disturbios de 2019 no les sirve, pues ya saben cómo quedo eso, los chilenos mostraron su madurez política y votaron dos veces no. En este nuevo modelo quieren imponer una nueva Constitución que salga de las universidades ideologizadas, una minoría, por cierto, unos líderes indígenas –del Cric y la Onic– muy bien financiados que obedecen sin cuestionar y unas organizaciones sociales, supuestamente, de base que solo forman parte de ese proyecto de destrucción de la democracia representativa liberal. A Petro y sus vasallos no les sirve la representación, el voto o la libertad. Solo les sirve la autocracia que reparte la corrupción, que reparte los negocios ilegales y que da poder, supuestamente, a aquellos que nunca lo tuvieron y ahora lo entrega sin pesos, contrapesos o verdadera representación. Ese es el modelo que quiere imponer Petro con su constituyente.

A este país, Petro ya lo capó tres veces, o cuatro si contamos la asonada a la Corte y la elección de fiscal. Viene la más grave con poca posibilidad de reversa: la Constitución. Ya vimos que los políticos no van a defender la democracia, pues tienen precio la gran mayoría de ellos. Las cortes han hecho lo suyo, pero no pueden hacer todo. Es la hora de los ciudadanos.

La toma de la Nunciatura es un mensaje. ¿Lo vamos a dejar pasar? Lo de la Nacional y las supuestas asambleas constituyentes el 17, 18 y 19 de julio son un segundo paso. El tercero van a ser los bloqueos de ciudades, como sucedió en 2021. ¿Lo vamos a permitir? Es hora de la ciudadanía y la defensa de la democracia. La calle es ahora el escenario fundamental. Si no, muchos van a acabar marchando, pero por el Darién, como hoy lo hacen los venezolanos. Que no nos pase depende de todos.

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