Opinión
¿Cómo favorecer el éxito estudiantil en la educación superior?
En la Universidad del Rosario, con la premisa de que el acompañamiento es para todos, se han obtenido importantes resultados como la disminución de la tasa de deserción en siete puntos porcentuales en los últimos cinco años.
La deserción en educación superior, entendida como el abandono de los programas de formación antes de su culminación, es un fenómeno multicausal que tiene efectos negativos en múltiples niveles. Afecta el desarrollo personal de quienes desertan, limitando sus oportunidades de participación social y laboral. Impacta, además, las posibilidades de prosperidad económica de los países e incide en la calidad de vida de sus habitantes, perpetuando los ciclos de pobreza generacional al limitar la movilidad social. Implica también un gasto fallido de recursos públicos y privados invertidos, al tiempo que la sociedad y la economía se ven afectadas por la falta de talento humano calificado, lo que a su vez reduce la capacidad de innovar y competir en un mundo globalizado.
En Colombia, organizaciones como el centro de investigación económica y social Fedesarrollo manifiestan su preocupación en torno a esta problemática y su impacto en el mercado laboral. Por su parte, el Ministerio de Educación Nacional monitorea la deserción y la graduación de los programas, las instituciones y el sistema de educación superior mediante el Sistema para la Prevención de la Deserción de la Educación Superior en Colombia – SPADIES –, evidenciando que, en nuestro país, la deserción es cercana al 50% cuando se trata de estudios universitarios.
Para enfrentar este desafío, organizaciones multilaterales como la Unesco, el Banco Mundial y la Ocde invitan a las instituciones de educación superior a diseñar e implementar iniciativas y estrategias que favorezcan la permanencia y la graduación estudiantil.
Una de estas estrategias es la creación de unidades especializadas orientadas al fomento de la permanencia y éxito de los estudiantes mediante programas y servicios como asesorías, talleres, consejerías académicas, tutorías, entre otros, para facilitar su proceso de adaptación a la vida universitaria, atendiendo a sus necesidades e intereses académicos y personales, y fomentando su autonomía en la toma de decisiones para el logro de las metas académicas trazadas.
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Hace más de 30 años, cuando estudié en la universidad, no había un programa formal de éxito estudiantil como el que existe hoy en día en las universidades de renombre mundial. Sin embargo, conté con excelentes maestros dispuestos a ayudarme en mi paso por la universidad y fue allí donde encontré mi vocación, aprendí cómo seguirla y cómo mantenerme fiel a ella.
Así como lo han hecho diferentes universidades en el mundo como la Estatal de Luisiana, Cornell, Stanford, la Universidad Católica de Chile o el Tecnológico de Monterrey, instituciones de educación superior en Colombia han apostado por la creación y el fortalecimiento de unidades de permanencia y graduación oportuna para lograr que los estudiantes alcancen sus sueños y consoliden sus proyectos de vida.
Ejemplo de ello son instituciones como la Universidad del Norte en Barranquilla, que cuenta con el Centro de Recursos para el Éxito Estudiantil (CREE), la Universidad de La Sabana en Chía, con la Dirección de Estudiantes, y la Universidad del Rosario en Bogotá, con la Dirección de Evaluación, Permanencia y Éxito Estudiantil.
En la Universidad del Rosario, con la premisa de que el acompañamiento es para todos, se han obtenido importantes resultados como la disminución de la tasa de deserción en siete puntos porcentuales en los últimos cinco años, la mejora del desempeño académico de sus estudiantes y la reducción de sus tiempos de graduación. Todo esto gracias a la identificación de necesidades académicas y al diseño e implementación de políticas, programas y estrategias de transición, adaptación, acompañamiento, intervención y gestión académica durante todas las etapas de la vida universitaria.
Un actor clave dentro del modelo de experiencia y éxito estudiantil desarrollado por la Universidad son los gestores de éxito académico, profesionales con conocimientos en procesos de aprendizaje, educación y orientación psicopedagógica, quienes acompañan a los universitarios en el reconocimiento de sus fortalezas para el logro de sus metas académicas y la definición de las rutas formativas para alcanzarlas.
Esta labor trae consigo importantes retos para los gestores de éxito académico. Tal vez uno de los más relevantes es el de atender la diversidad de necesidades, expectativas y desafíos de los estudiantes, que además evolucionan constantemente. Por ello, deben establecer una comunicación efectiva y cercana con los estudiantes, así como construir una relación de confianza a partir del diálogo. En ese sentido, el acompañamiento no puede ser rígido, sino flexible y adaptable, y el equipo de la Dirección, Evaluación, Permanencia y Éxito Estudiantil debe estar siempre a la vanguardia para innovar en sus estrategias.
Por otra parte, aunque los jóvenes son autónomos, los gestores de éxito académico tienen otro importante reto: sensibilizarlos sobre los beneficios de un acompañamiento estructurado y organizado, que no solo está dirigido a aquellos con dificultades académicas o promedios académicos bajos, sino a todos los que quieren aprovechar al máximo sus competencias y talentos para vivir una experiencia académica universitaria única.
La clave radica en comprender que el acompañamiento para el éxito estudiantil trasciende las dificultades y brinda un apoyo proactivo y continuo, que se extiende desde el momento en que el estudiante elige su programa académico y la universidad hasta después de su graduación, preparándolo para la empleabilidad o el emprendimiento. De esta manera, el estudiante construye un valor agregado que lo diferencia de otros profesionales: su perfil de egreso diferencial. En otras palabras, es así como se logra la construcción de un proyecto de vida que, sin duda, contribuirá al progreso del país.