Opinión
¿Cómo puedo ser útil en tiempos de caos?
Una nueva espiritualidad nos llama para transformar el mundo, hoy más que nunca las personas estan sedientas de vivir una vida con propósito.
En la actualidad se está dando una conversación universal en todas las esquinas del planeta, hay como una especie de activismo sagrado que contrarresta el caos y la desesperación que se vive simultáneamente.
De modo sutil, pero a la vez contundente, las personas se estan dando cuenta de que el mundo hace parte de un universo místico, no solamente político, financiero, legal o material.
Las más de 7.000 millones de personas que habitan el planeta Tierra se han preguntado o se preguntarán en algún momento de su paso por esta vida terrenal y temporal, ¿qué hago aquí? ¿Para qué fui arrojado a la existencia?
Muchos nos detendremos a pensar y a reflexionar hasta encontrar el propósito o el sentido de nuestra vida, es decir, nos pondremos en la tarea espiritual de descubrir ese contrato sagrado que debemos honrar, para que nuestra vida deje una huella que contribuya a construir un mundo mejor y más humano.
Lo más leído
Entonces, si tú eres una de esas almas que se pregunta hoy: ¿Cómo puedo ser útil en tiempos de caos? Ya estás trasegando el camino hacia el esclarecimiento y hacia la toma de conciencia, para comprender que no es el dinero, ni el poder y mucho menos la protesta o la crítica lo que va a transformar el mundo, sino la espiritualidad vivida de modo profundo y genuino.
El mundo no cambia por las protestas violentas de los grupos que se alzan de modo brutal, para exigir cambios a punta de piedras, gritos o escopetas.
Las naciones no se transforman matando y asfixiando a sus ciudadanos más indefensos a punta de granadas rellenas de ego envenenado; el mundo cambiará cuando seamos capaces de cambiarlo con nuestro ejemplo, pues no se puede pedir amor a las patadas, no se puede pedir tolerancia a puñetazos y esto es lo que cada día esta reventando a nuestra dolida humanidad en mil pedazos, empezando a veces por nuestros hogares.
En mis reflexiones siempre hago énfasis en la responsabilidad que tiene cada uno, desde el lugar en el que esté, de ser útiles para la construcción de un mundo fraterno y sereno, pero jamás habrá paz en el mundo si no hay paz en nuestros corazones.
La espiritualidad no es solo religiosidad, la espiritualidad no es solo repetición de unas plegarias, la verdadera espiritualidad nace cuando tienes tanto valor que te atreves a conocerte con tus luces y tus sombras, cuando te haces responsable de tu transformación personal para construir tu mejor versión, cuando trabajas en ti mismo para destruir el ego que te encadena, cuando sanas tu historia de dolor para liberar tu corazón de resentimiento.
Alcanzas la verdadera espiritualidad cuando tocas fondo, caes rostro en tierra, te despojas de tu ego y llegas a sumergirte en el dolor más profundo, en la muerte de tu ser víctima o tu ser resentido, para renunciar a él y así convertirte en alguien capaz de iluminar, de brillar y de conciliarte con cada una de tus heridas.
Las almas de toda la humanidad están clamando porque un solo Dios se manifieste, las nuevas generaciones están rechazando todas las manifestaciones de divisiones religiosas, de exclusiones sociales y de normas morales autoritarias.
Todos necesitamos sentir a un Dios universal en nuestro interior que no castigue, que no divida, que nos abrace y nos consuele a todos por igual, como a su gran familia universal.
Mi invitación hoy es a que busques en tu interior esa respuesta a la pregunta más importante que te habrás hecho jamás:
¿Cómo puedo ser útil y aportar a quienes amo? ¿Cómo puede mi vida ser útil para mi ciudad? ¿Cómo puede mi existencia tener un propósito trascendente para mi nación y al final para mi universo? ¿Cómo salir de mí mismo al encuentro de los demás?
Empieza por hacer este ejercicio espiritual: pregúntate hoy: ¿Qué es aquello que estoy haciendo cada día para donarme al mundo de modo gratuito y altruista? ¿Mis acciones, pensamientos, palabras y elecciones construyen vida y prosperidad?
Puedes convertirte en un parasito de la sociedad, puedes convertirte en una bacteria que infecta y enferma el mundo que te rodea o, en cambio, puedes elegir ser una inyección de luz y esperanza que penetra y sana cada una de tus células, que desde tu ser más profundo irradie amor.
Todos necesitamos vivir un proceso intenso de metanoia, que en griego significa transformación o conversión entendida como una metamorfosis interior que surge del alma cuando nos sentimos insatisfechos con nosotros mismos.
Esta palabra también es usada en la teología cristiana, representa conversión y evolución, cuando el alma tiene un encuentro con Dios y entonces experimenta una revelación divina, una epifanía, un esclarecimiento.
La angustia, la ansiedad, la soledad y el conflicto que vivimos por los dolores emocionales y por las pruebas cotidianas, no deben quedarse en un sufrimiento vacío y carente de significado, nuestra evolución espiritual se dará cuando seamos capaces de transformarlo en un sufrimiento fértil que de frutos, por ende, es entonces nuestra responsabilidad detenernos para encontrarle el sentido a la adversidad y así transformarla en metanoia; que sería la más valiosa victoria personal espiritual.
Vivimos en un mundo de caos, porque las personas no logran entender que la crisis mundial no es económica, ni política ni social, la crisis actual es absolutamente espiritual.
La transformación y la sanación personal será el camino que nos conducirá a una nueva era, en la que las personas ya no busquen el entretenimiento y la satisfacción de sus sentidos, sino la plenitud vivida profundamente en el alma; por eso, la espiritualidad es la única medicina sagrada para curar nuestra quebrantada humanidad.
El mundo no es un lugar material visible en caos, el mundo es absolutamente, aunque no lo veamos, un lugar por donde pasan temporalmente las almas de las personas luchando por alcanzar su evolución espiritual.
Mi píldora para el alma:
Tu vida solo puedes ser útil si sales del mundo de tinieblas que te rodea y que a veces has creado tú mismo; para construir un ser capaz de iluminar su entorno con sus acciones, sus palabras y sus pensamientos.
Decide renunciar a la protesta, a la crítica, al resentimiento, a la víctima y empodérate espiritualmente, para que te dones al mundo, dando la mejor de ti.
El mundo no cambia con tus protestas, ni tus agresiones, el mundo cambia con tu ejemplo y tus acciones.