OPINIÓN

“Quemen eso”

Confío en que la información no haya desaparecido, como misteriosamente han desaparecido dentro de la Fiscalía algunos elementos del caso contra Álvaro Uribe.

Daniel Coronell, Daniel Coronell
11 de agosto de 2019

Son más de 12.000 las comunicaciones interceptadas por la Corte Suprema de Justicia dentro de la investigación al expresidente Álvaro Uribe por los presuntos delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal. Esas interceptaciones fueron efectuadas legalmente y registran comunicaciones del senador Álvaro Uribe, del representante Álvaro Hernán Prada, del secuestrador Enrique Pardo Hasche, del abogado Diego Cadena, de otro abogado del grupo de Cadena llamado Juan José Salazar, del sujeto Carlos Eduardo López alias Caliche, del paramilitar preso Carlos Enrique Vélez, entre otros.

Dentro de esas comunicaciones hay nueve llamadas –que la Corte también declaró legales– efectuadas desde y hacia un teléfono que fue interceptado para rastrear a otro político investigado, el congresista Nilton Córdoba Manyoma, pero que resultó ser otro de los celulares usados por el expresidente Uribe.

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En esas nueve llamadas, como en muchas otras, hay evidencia de la participación personal de Uribe en la búsqueda de declaraciones a favor suyo y en contra del senador Iván Cepeda. Los registros muestran que, a través de ese teléfono, Uribe conversó sobre la ansiada declaración de Juan Carlos Sierra, alias el Tuso, y también que habló y se puso una cita en Córdoba con Johny Besaile, el hermano y sucesor político de Musa Besaile, uno de los principales implicados en el escándalo de los sobornos de Odebrecht.

De esas nueve comunicaciones, la que más me llama la atención es una interceptada el 16 de marzo de 2018 a las dos de la tarde y transcrita por los investigadores del CTI en estos términos:

“Habla con el Dr. Sergio, quien dice: salimos del despacho de Néstor Humberto, nos atendió muy gentilmente, me dijo que entendió perfecto y me dijo que él había visto un caso similar antes, pero que a esta escala dispondría una comisión y, bueno, salí de ahí muy contento, ya radiqué la denuncia; los abogados dicen que tenemos que hacer escándalo ya porque lo que hay que solicitar es que hagan alguna corrección, o que quemen eso o lo destruyan”.

¿Quién es el doctor Sergio? ¿Por qué le informaba al expresidente Uribe que se había reunido con Néstor Humberto? Y sobre todo, ¿qué es lo que quiere que quemen o destruyan?

Asumiendo que el Néstor Humberto mencionado es el mismo que todos nos imaginamos, le envié hace dos semanas un derecho de petición al fiscal general de la nación encargado. La petición tenía el propósito de establecer quién es el doctor Sergio; para ello, le solicité copia de un documento público: la agenda del entonces fiscal general de la nación para ese viernes 16 de marzo y los dos días anteriores.

La doctora Adriana Mercado, secretaria privada del fiscal general, me respondió amablemente que en el año 2017 la Fiscalía General de la Nación puso en marcha un centro de gestión desde donde “se maneja la agenda operacional del fiscal general y las tareas designadas a sus funcionarios”.

Sin embargo, cuando los ingenieros de sistemas fueron a buscar el listado de citas y visitantes del fiscal general de la nación durante esos tres días, se encontraron una sorpresa: “Una vez consultado el sistema de información Sigob, se constata que dicho sistema no registra agendamiento en los días 14, 15 y 16 de marzo de 2018”.

Una fuente de la Fiscalía me aseguró que el sistema no permite determinar si la agenda simplemente no fue ingresada o si fue borrada posteriormente.

Aún tengo una pequeña esperanza de recuperar la información y así saber quién es el doctor Sergio.

Hasta donde recuerdo, cuando alguien va a visitar al fiscal general, su nombre y cédula quedan registrados en un puesto de guardia, ubicado en el ingreso del despacho. Por eso le solicité a la Fiscalía General que me entregue copias de la minuta de guardia de esos días para establecer quiénes visitaron al entonces fiscal Martínez.

Confío en que la información no haya desaparecido, como misteriosamente han desaparecido o han sido alterados –dentro de la Fiscalía– algunos elementos del caso contra el senador Álvaro Uribe.

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