Columna de opinión Dan Restrepo.

OPINIÓN

Con todo respeto, ¡basta!

Ha pasado la hora en que todos los colombianos y en particular sus políticos –de cualquier índole ideológica o bandera partidista y aún los de doble nacionalidad– dejen de participar en la política electoral estadounidense.

Dan Restrepo
24 de septiembre de 2020

Por: Dan Restrepo*

Lo digo con todo respeto y con un amor profundo para Colombia, mi país paternal: ¡Dejen de meterse en la contienda electoral en los Estados Unidos!

La presencia colombiana en el escenario electoral estadounidense ya es notable, como lo es la molestia que está creando en ciertos círculos en Estados Unidos.

Y por eso, quienes están tratando de mezclar la política electoral de los dos países deben reconocer que están cometiendo un grave error y están poniendo en peligro la relación privilegiada que ha sido la relación bilateral entre Estados Unidos y Colombia.

Ha pasado la hora en que todos los colombianos y en particular sus políticos – de cualquier índole ideológica o bandera partidista y aún los de doble nacionalidad– dejen de participar en la política electoral estadounidense y, en particular, los que parecen estar utilizando recursos oficiales colombianos para hacerlo.

La política de cada país es la política de cada país. Y eso se debe respetar. Por varias razones.

Tratar de mezclar las políticas de ambos países es un esfuerzo ineficaz que rinde poco beneficio –si eso– a cambio de lo que podrían ser costos muy altos porque en cada país tomamos las decisiones políticas que tomamos por los contextos y condiciones de cada país y lo que representan los candidatos en cada coyuntura electoral.

Es imposible, por ejemplo, alinear a Donald Trump o a Joe Biden con una sola corriente política colombiana como lo sería tratar de hacer un aliñamiento al revés.

Pero la necesidad de dejar de involucrarse en la política electoral estadounidense –es decir, de dejar de dar respaldos públicos a políticos locales y nacionales (siempre otorgados por el mismo partido colombiano a candidatos del mismo partido estadounidense) en Miami– va más allá de no caer en la incoherencia. También incluye prudencia de no violar la ley estadounidense.

Solicitar, aceptar, y/u otorgar ayuda extranjera –de cualquier forma– en un contexto electoral en los Estados Unidos es ilegal. Y cae aún peor cuando es o por lo menos parece ser actividad oficial de un partido político extranjero.

Y pasa por no ser injerencista aún en un escenario lleno de injerencia. No nos podemos olvidar ni de la interferencia política de Rusia en las elecciones del 2016 ni del hecho que hoy tenemos un presidente estadounidense quien fue llevado a un juicio político este mismo año por solicitar ayuda electoral extranjera es esta misma contienda y contra este mismo contrincante.

Simplemente, ningún colombiano debe querer encontrarse en el papel de Vladimir Putin y Rusia.

Pero las razones de no meterse en la política electoral estadounidense van aún más allá de la incoherencia, la ilegalidad, o la injerencia.

Es tema de principios e intereses –el principio de respetar a la democracia en sí y los intereses de Colombia como país.

Aunque mi país nativo tiene un historial complejo en el tema de respetar a procesos democráticos, hemos aprendido de nuestros errores –con un ejemplo de esa lectura en la historia compartida recién entre Colombia y Estados Unidos.

En 2010, acompañe a la secretaria de Estado Hilary Clinton cuando ella se reunió con los dos candidatos finalistas en la contienda presidencial de ese año en Colombia. Ella no se puso a hacer campaña, sino envió un mensaje de respeto a la democracia y a los votantes colombianos.

Es un ejemplo que todos deben tomar en cuenta.

Pero aún si los principios no son suficientes para que los políticos colombianos guarden silencio y mantengan distancia frente la contienda estadounidense, quizás lo es el interés nacional de Colombia.

En sus mejores momentos, la relación entre los Estados Unidos y Colombia es una de socios estratégicos. Pero los mejores momentos no son garantizados como se ha visto en los últimos años de amenazas presidenciales y de crecientes restricciones legislativas al apoyo a Colombia.

En sus mejores momentos, la relación también ha sido una llevada entre presidentes con diversas ideologías. Y es casi cliché observar que Colombia ha tenido amigos demócratas y republicanos y que eso ha ayudado a amortiguar la relación en momentos complejos.

Pero eso tampoco está garantizado. Si fuerzas políticas colombianas se ven tomando juego electoral en los Estados Unidos se abre la puerta a posibles consecuencias severas, especialmente en el congreso estadounidense, que son difíciles de prever.

Mantener en buen orden al amortiguador debe ser razón más que suficiente para guardar silencio y mantener distancia respetuosa de la democracia estadounidense y de la soberanía del pueblo estadounidense libre de interferencias e influencias colombianas.

*Dan Restrepo, quien fue asesor para asuntos del hemisferio occidental por seis años para el presidente Barack Obama, provee asesoramiento político, estratégico, y de comunicación para quienes se dedican o exploran oportunidades a través de Estados Unidos, Latinoamérica y España. También es conferencista y colaborador de CNN Español / CNN.

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