Opinión
Concentración de la riqueza
Poco o nada se logra entre pobres y menos pobres, discutiendo medidas distributivas e impuestos locales, cuando se trata de una situación global.
El 1 % más rico de la población mundial (80 millones de personas) tendría casi las dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020, esto es, 26 billones de dólares (63 %), según un informe de Oxfam Internacional (2023).
Las fortunas de los milmillonarios estarían creciendo 2.700 millones de dólares al día, mientras que 1.700 millones de trabajadores ven decrecer sus salarios por efectos de la inflación. Más de 820 millones de personas sufren de hambre. Podríamos estar ante el mayor incremento de desigualdad desde la Segunda Guerra Mundial.
Muchos países tienen altos niveles de endeudamiento y algunos posiblemente no podrán pagar sus obligaciones financieras internacionales. Los estados más pobres destinan cuatro veces más recursos al servicio de la deuda que a los servicios de salud. Tres cuartas partes de los gobiernos del orbe tienen previstos recortes de gasto público y medidas de austeridad.
Oxfam propone un sistema de tributación elevado para los ultrarricos sobre las enormes ganancias obtenidas durante la covid-19 y con posterioridad, en razón de los planes de estímulo, inyección de fondos públicos y aprovechamiento de las peculiares condiciones de mercado. Se aprovecharon de la situación.
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Anteriormente, Elon Musk habría pagado un tipo impositivo real de alrededor del 3 % entre 2014 y 2018. Mientras que una vendedora de harina en Uganda, habría pagado el 40 % sobre su facturación, ganado apenas 80 dólares mensuales. De cada dólar recaudado fiscalmente, solo 4 centavos proceden de las grandes riquezas.
En Colombia, según un informe de la Dian (2024), el 0,01 % más rico está conformado por 3.700 personas con patrimonios líquidos superiores a $ 9.579 millones (2 millones de dólares), el 70 % serían hombres y 30 % mujeres.
El 50 % de la población más pobre del país tenía el 4 % de la riqueza de los hogares, mientras que el 10 % más rico tenía el 65 %, y el top 1 % era dueño de cerca de un tercio de toda la riqueza, según World Inequality Database (2021). Lo anterior, está corroborado por Oxfam (2022), donde señala que solo había un milmillonario con un patrimonio superior a 1.100 millones de dólares y que en 2024 hay 4 con unos patrimonios netos acumulados de 25.200 millones de dólares.
La Constitución establece la libertad de la actividad económica y la iniciativa privada dentro de los límites del bien común. Así mismo, señala que corresponde al Estado la dirección de la economía, para lo cual podrá intervenir, por mandato de ley, para una distribución equitativa de oportunidades y beneficios, como para mejorar la calidad de vida, dentro un marco de sostenibilidad fiscal y preservación de un ambiente sano. Donde los ricos no son malos ni buenos.
Desde sus inicios, la Corte Constitucional entendió que las libertades se ejercían para lograr una sana competencia económica, con instrumentos estatales para impedir la concentración de la riqueza, las prácticas monopolísticas y la ineficiencia (C-188/22 y C-374/97). Una lógica de mercado.
Así las cosas, en el ámbito local, corresponde al Estado diseñar y aplicar los correctivos para impedir la concentración de la riqueza que afecte la competencia y la eficacia del modelo económico a través de prácticas monopolísticas. Nada impediría adoptar medidas correctivas o que el sistema tributario incluyera gravámenes para grandes rentas de personas con patrimonios extremadamente altos, dentro de los principios de equidad, eficiencia y progresividad.
Ahora bien, no sobra resaltar que en Colombia los ultrarricos tiene 1/3 de la riqueza nacional y los milmillonarios globales tienen 2/3 de la nueva riqueza mundial, que las proporciones de la riqueza nacional son exiguas si se comparan con las proporciones de la planetaria. En la primera se habla de miles de millones de pesos, cuando en la segunda se trata de miles de millones de dólares, una relación de 1 a 4.000.
Entonces, poco o nada se logra entre pobre y menos pobres, discutiendo medidas distributivas e impuestos locales, cuando se trata de una situación global en que cada día se ahonda la brecha.
Cita de la semana: “(…) La caída en picada de una sociedad puede iniciarse solo uno o dos decenios después de que la población alcance sus cifras más altas y las mayores cotas de riqueza y consumo de energía”, Jared Diamond, Colapso (2005).