OPINIÓN
Condenadas al olvido
Una de cada dos mujeres asesinadas lo fue a manos de su pareja o un familiar cercano. Las cifras son aterradoras, ningún esfuerzo ha sido suficiente, sobre todo por la desarticulación de las autoridades y las entidades.
Una vez más, el país está desconcertado por el más reciente feminicidio ocurrido el 22 de enero del 2024, un año exacto después del feminicidio de Valentina Trespalacios, una DJ asesinada por su pareja y posteriormente abandonada en una maleta, en un basurero en Bogotá. Nuevamente, somos testigos de cómo Diana Carolina Serna, a plena luz del día y en la vía pública, fue atacada y decapitada por su expareja en La Unión, Valle del Cauca. El feminicida, Hernando de Jesús Suárez, resulta que no solamente tenía antecedentes por violencia intrafamiliar y extorsión, sino que, al parecer, este señor se encontraba cumpliendo una condena y había recibido un permiso de 72 horas por “buen comportamiento”, horas que usó para asesinar a Diana Carolina. ¿La razón? Seguramente los celos obsesivos porque ella no quería seguir conviviendo con su agresor.
Diana Carolina corrió y gritó mientras este cobarde la perseguía con un machete. No fue suficiente para lograr sobrevivir. Tristemente, deja una niña desprotegida de 14 años, pues la víctima era madre cabeza de familia.
Ante estos brutales acontecimientos, no podemos guardar silencio, el feminicidio es la máxima expresión de la violencia basada en género. Una de cada dos mujeres asesinadas lo fue a manos de su pareja o un familiar cercano. Las cifras son aterradoras, ningún esfuerzo ha sido suficiente, sobre todo por la desarticulación de las autoridades y las entidades.
Los casos de Valentina y Diana Carolina hacen parte de los 525 feminicidios que se registraron en el 2023, según el Observatorio Colombiano de Feminicidios, y los nueve casos más reportados por el Instituto de Medicina Legal, a tan solo pocos días del inicio de 2024. Entre las víctimas está también una menor de tan solo 13 años, que fue asesinada por su padrastro a machetazos. Al parecer, este abusaba sexualmente de ella y la asesinó porque la menor lo habría denunciado. Este hombre fue linchado por los vecinos, quienes hicieron justicia por mano propia en el barrio Miraflores, en Buenaventura, Valle del Cauca.
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Ahora bien, estas cifras corresponden a los homicidios de mujeres que se tipificaron como feminicidio, pero existe una impunidad que ronda el 90 % de los casos, que no son investigados con una perspectiva de género. Según ONU Mujeres, a esto se le suma el subregistro por la disparidad de cifras que existe entre las diferentes entidades del Estado.
El problema es sistemático en la administración de justicia y las víctimas terminan condenadas al olvido. Es imperativo que se empiece a actuar con celeridad y se aumente la capacidad de respuesta. Cada denuncia de violencia intrafamiliar debe prender las alertas. Varias son las medidas que se deben empezar a implementar con urgencia.
Las mujeres en Colombia no podemos seguir desprotegidas, por eso celebro que el Congreso de la República aprobara el proyecto de ley #050 de 2022 de Cámara, que pasó a sanción presidencial y elimina los beneficios y subrogados penales a feminicidas como la casa por cárcel, la detención domiciliaria y la reducción de pena, beneficios de los que actualmente gozan por la justicia. De este proyecto tuve la oportunidad de ser ponente.
Espero que esta iniciativa sirva para que las mujeres víctimas de una tentativa de feminicidio o las familias de las víctimas asesinadas no tengan que ver cómo el victimario recibe beneficios.
También es importante que con urgencia se empiece a implementar el art. 342 del Plan de Desarrollo 2022 - 2026, que declara la emergencia nacional por la violencia basada en género. Todas las entidades deben priorizar presupuestos y empezar a implementar programas, planes, estrategias y políticas articuladas para proteger a las mujeres, porque todo feminicidio se puede prevenir. Desafortunadamente, hasta el momento, no hemos visto avances ni estrategias para cumplir con lo que dice este artículo.
Es muy lamentable que el Ministerio de la Igualdad, encargado de prevenir y reducir estas dolorosas cifras de violencia de género, tenga como única prioridad el programa Jóvenes en Paz, que le pagará a jóvenes que delinquen.
El feminicidio de Diana Carolina, Valentina, Sury Dayana y de las miles de mujeres asesinadas por su condición de género no pueden quedar impunes.
No vamos a callar hasta lograr justicia. Por la vida de las mujeres, hay que actuar ya.