OPINIÓN

De Tuchin a Cataluña

Sorprenden los espacios urbanos europeos donde se habla de Colombia y del interés que suscita la compleja transición hacia una paz sostenida. La participación en foros internacionales de líderes sociales de resguardos indígenas golpeados por la violencia, confirma la capacidad de resiliencia de culturas ancestrales y el interés solidario de mantenerse informada la opinión pública sobre el proceso interno en Colombia.

Margarita Pacheco M., Margarita Pacheco M.
22 de noviembre de 2018

Es oportuna la cooperación bilateral entre regiones y ciudades, como lo ha demostrado la Generalitat de Cataluña y la ciudad de Barcelona, con ciudades y Área Metropolitana de Medellín, Cali y el Distrito Especial de Bogotá, con apoyos técnicos, becas e intercambio de saberes en temas urbano-regionales. El apoyo de países de la Unión Europa es muy oportuno, justo cuando se busca fortalecer la tranquilidad y emprendimientos en los territorios más golpeados por la violencia y donde asesinatos de líderes sociales han quedado en la impunidad.

En este fin de año se han organizado en dos ciudades de Cataluña, manifestaciones en defensa de los derechos humanos, la biodiversidad y el patrimonio inmaterial en Colombia. Espacios culturales urbanos en los ayuntamientos de Terrassa y Barcelona han apoyado estas manifestaciones públicas, sensibilizando a un público ávido de información sobre el proceso de paz en Colombia.

En Cataluña, donde viven miles de familias colombianas, muchas de ellas están activas en organizaciones solidarias. Así mismo, de los cientos de viajeros catalanes que han recorrido el país, guardando amistades y recuerdos, hay testimonios de fotógrafos, cineastas y turistas de naturaleza que al regreso a su tierra natal, han traído información y visiones sobre la situación socioambiental de varias regiones del país.

Sorprende gratamente observar imágenes con el lente de viajeros, que muestran momentos tristes y alegres de la realidad local, y el interés de muchos jóvenes europeos de conocer regiones inexploradas y contemplar la posibilidad de instalarse para desarrollar emprendimientos en el país.

Viajeros jóvenes han puesto los ojos sobre una Colombia diferente, con potencial para desarrollar ecoturismo, visitar parques nacionales e interactuar con campesinos y artesanos y entender la situación de los resguardos indígenas.

Testimonios presentados en la sala del hermoso Palau Robert en Barcelona, revelan, ante un público académico y diverso, como en Tuchin y en pueblos embera katio en Córdoba, se evidencia la estrecha relación entre biodiversidad, resiliencia y patrimonio inmaterial, necesarios para consolidar procesos de paz.

Esta sinergia entre la restauración del bosque seco tropical, el conocimiento ancestral del manejo hidráulico de las planicies inundables, el uso de la caña flecha y otros productos locales, está plasmada en la esencia del tejido artesanal de la etnia zenú, complementada con joyería elaborada por mujeres embera katío, asentadas en región cercana, igualmente afectada por agresiones de narcotraficantes y grupos armados.

El público catalán escucha con atención a Ruth Vega, representante de artesanos de uno de los resguardos indígenas zenú y docente empoderada que ilustra cómo se están dando cambios en la vida local, gracias a una intervención integral.

La comercialización de la artesanía es uno de las prioridades de la economía local. Los productos de los campesinos zenú, básica para mejorar ingresos de cientos de familiares rurales, requieren reducir la intermediación. En este aspecto, el Sena y la cooperación japonesa están activos en los pueblos indígenas en Córdoba.

Al escuchar las intervenciones sobre los beneficios en el desarrollo económico local, es inevitable el suspiro de orgullo y de admiración. Se evidencia la capacidad de aprendizaje y de resistencia de las comunidades frente al abandono del Estado, la corrupción conocida en la región y la impunidad ante tantas agresiones a líderes locales.

Hoy, a nivel internacional crecen las reivindicaciones para proteger el patrimonio inmaterial de pueblos del interior del Caribe colombiano. Gracias a las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS, se asocia la cultura  a la defensa del bosque seco y de los ecosistemas inundables, manejadas con destreza por el conocimiento ancestral zenú, en un enfoque integral. La valoración artesanal del tejido con la caña flecha, está asociada a la construcción de paz, a la restauración del bosque seco tropical, diezmado por la deforestación sin control, a las quemas y la falta de una transición a energías renovables, que reemplacen el uso de combustibles fósiles, utilizados en la cocina y en los usos industriales de los pueblos del Caribe.

Para acelerar el mejoramiento de ingresos de las comunidades artesanas, urge reducir la intermediación en la venta de artesanías de Tuchin y de otros resguardos indígenas. Se requiere reconocer el valor real del trabajo del productor, y promover el cuidado de la vegetación asociada a la reproducción de la caña flecha, fuente de la creatividad zenú.

Es justamente este enfoque integral el que se adelanta es acciones solidarias de la cooperación  internacional en la región. La Cátedra Unesco de Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Cataluña y los aliados de la Universidad de Córdoba en Montería, junto con la cooperación japonesa y el programa OVOP (1) con el Sena, adelantan una labor de empoderamiento, con  docentes indígenas que trabajan en defensa de los derechos del pueblo zenú.

Es un trabajo colaborativo discreto y efectivo que se conoce mejor en el exterior que en el propio país y que amerita replicarse en otras regiones donde las comunidades producen artesanías pero están limitadas por la intermediación y la carencia de planes de negocio. El caso en Tuchin puede ser un referente para otras etnias, como los embera que producen maravillosas obras de joyería artesanal. Esta es una perspectiva que debe mejorar  ingresos y condiciones de vida rural, respetando la cultura como patrimonio inmaterial.

La opción del mercadeo de productos artesanales por internet ( E-Commerce) ofrecidos en los portales de las agencias solidarias, es una innovación tecnológica para el campo.  Ya está en práctica un camino para difundir y modernizar la comercialización de artesanías, con innovaciones atractivas para jóvenes de familias zenú, embera katío y otras etnias del país.

Estas acciones locales, estimulantes en el marco de la reforma rural integral, aún incipiente, deberían recibir todo el apoyo estatal para escalarlas a nivel nacional.

Los escándalos de corrupción mediatizados que corroen la política nacional no deberían  eclipsar estos esfuerzos locales que valoran la identidad cultural regional, como el “ sombrero vueltiao”, símbolo rural de la costa Caribe a nivel internacional y las refinadas joyas Embera que gustan en Cataluña y otras regiones de Europa. En este campo se confirma la voluntad de la cooperación internacional de seguir apoyando procesos comunitarios, sobretodo en zonas vulnerables, golpeadas por profundas desigualdades sociales.

Los Pueblos Zenú y Embera Katio, repartidos en territorios ancestrales en Córdoba y Antioquia, permiten recordar a Kimi Pernia, líder asesinado por defender su territorio ante la construcción de la represa de Urrá. Entre Córdoba y Antioquia, en las riberas de los ríos Sinú, San Jorge y Nechi, territorios sagrados, el asesinato de líderes sigue quedando en la impunidad.

El narcotráfico, la politiquería regional que protege la minería ilegal y los intereses de matones a sueldo, han diezmado a los pueblos indígenas. Los embera katío, pueblo amerindio que habita norte de Antioquia,  litorales del Pacífico, Panamá y nordeste del Ecuador, con una población de unas 68.000 personas en Colombia se lamenta de la des protección del Estado. Su movilización reciente hacia Bogotá es otro clamor de respeto por sus derechos frente a la violencia en sus territorios. Las niñas-mujeres embera refugiadas con sus bebés y niños en las calles de Bogotá quieren regresar a sus territorios para seguir el trabajo artesanal que aprendieron de sus abuelas. Ellas, las mujeres zenú y las de otras etnias que producen artesanía, deberían ser prioridad para la protección del patrimonio inmaterial y la biodiversidad del país.

 

  1. OVOP Mi Pueblo, Mi Producto, Mi orgullo es un enfoque pedagógico de la cooperación japonesa con el Sena para enseñar a manejar planes de negocio y mejorar la economía municipal.



Noticias Destacadas

Salud Hernández

El Petro modelo 2025

Salud Hernández-Mora
Francisco Palmieri Columna Semana

Obras por Impuestos: una herramienta para la paz

Francisco l. Palmieri, encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos- Columnista invitado para esta edición.