General retirado Eduardo Enrique Zapateiro.

Opinión

Crucificar al Ejército y soltar a los bandidos

No podemos permitir que cortinas de humo nos distraigan de la real gravedad de la situación en la que estamos sumidos.

General en retiro del Ejército Nacional Eduardo Enrique Zapateiro Altamiranda
23 de septiembre de 2024

Sólo de esta manera, la estrategia daría los resultados calculados desde la imaginación perversa y apátrida de quienes pretenden, día a día, crucificar a la institución más querida por los colombianos, y soltar a los bandidos de todas las estructuras criminales.

Las Fuerzas Militares y la Policía Nacional deben estar claras del papel que cumplen dentro de una nación, donde la democracia se constituye como el pilar inamovible que garantiza el respeto de los derechos fundamentales y de todo aquello que nuestra Constitución Política describe en sus páginas.

Al tiempo que desde el Gobierno se ordena a la Fuerza Pública no levantar las armas ante el pueblo, paradójicamente las estructuras criminales, cada vez más fortalecidas, atacan despiadadamente a nuestros soldados y policías. Duele el alma sentir que, para ellos, al parecer, no hay derechos humanos que respetarles.

Frente a los últimos acontecimientos de orden público, se reciben diferentes mensajes en los cuales se pone de presente la inmensa preocupación que embarga a todos los colombianos. De una u otra forma, se avivan conversaciones en las cuales todos creemos tener la fórmula mágica para poner fin a la escalada terrorista de la que somos víctimas. Sin embargo, mientras la política de paz total siga atando de manos y pies a nuestra Fuerza Pública, no habrá comandante que pueda lograr los resultados que esperamos todos los ciudadanos.

En estas breves líneas, quiero expresarle al mando militar y policial, con todo respeto y total consideración, que la angustia ante la situación del país invade tanto a la reserva como a la sociedad civil. Conozco a nuestras Fuerzas Militares y de Policía y, por ello, estoy seguro de que desde ya deben estar trabajando la manera en que se asumen estos retos para evitar el colapso total de nuestra nación.

El 70 % de los colombianos estamos preocupados, lo escucho de boca de los asistentes y participantes en diferentes escenarios (conferencias, charlas, presentaciones y reuniones). El sentimiento es común: que esto va por muy mal camino.

Hoy el “líder que gobierna el país”, de manera irresponsable, sin pruebas de ninguna naturaleza, expresa sistemáticamente en escenarios públicos que “lo van a asesinar”, que lo van a “envenenar”, que hay un complot en su contra, que están conspirando contra su gestión de gobierno. La verdad es que todos hoy en Colombia hacemos cadenas de rosario y le pedimos a la Fuerza Pública que blinden al “líder”, que cuiden a nuestro “gobernante” porque, precisamente, lo que no queremos es que al presidente le pase absolutamente nada. Lo único que queremos es que a él y su equipo de gobierno le vaya muy bien, porque si a él le va bien, el país corre la misma suerte.

No podemos permitir que cortinas de humo nos distraigan de la real gravedad de la situación en la que estamos sumidos. No podemos ser indolentes ante el dolor de nuestros soldados y policías heridos y caídos víctimas de las masacres de los terroristas, ni ante el sufrimiento de sus familias: ellos son parte del pueblo, son colombianos, son hijos, esposos, padres, merecen nuestro reconocimiento y nuestra admiración.

Hay un 30 % de compatriotas que hoy acompañan a su “líder” en sus terquedades, soberbias y caprichos calculados, nosotros, el 70 % restante, no podemos permitir que sean ellos quienes manejen la agenda del país. Tenemos que seguir levantando la voz para que cada vez más personas sean conscientes del aterrador panorama al que nos están llevando las políticas desastrosas de este gobierno, no solo en materia de seguridad, sino también en lo económico y en lo social. Por ello, quiero seguir invitando y motivando a todos los colombianos a mirar la política con la seriedad que se merece. Está en nuestras manos la posibilidad de elegir un buen gobernante en 2026, alguien que realmente esté al servicio de su pueblo y no uno que busque servirse de él, un gobernante con capacidad para reconstruir todo lo que durante estos años hemos perdido. Todos somos responsables de lo que elegimos, así que preparémonos para elegir al mejor, o porque no, a la mejor.

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