OPINIÓN

Ayúdame que yo te ayudaré

Ninguna norma permite que un congresista actúe como cobrador de cuentas entre empresas particulares. Menos cuando se trataba de un negocio con una compañía que tiempo atrás era suya.

Daniel Coronell, Daniel Coronell
27 de junio de 2015

La Procuraduría absolvió al congresista que le reclamaba a Saludcoop porque no habían vuelto a consignar. Ignorando todas las pruebas que estaban a la vista y con sospechosa pereza para investigar las evidencias que contradicen al procesado, el Ministerio Público archivó el proceso contra el antiguo representante a la Cámara y hoy aspirante a la Gobernación de Santander Holger Díaz. El grupo político de Díaz, el antiguo PIN, apoyó la reelección del procurador Alejandro Ordóñez.

Hace casi cuatro años en esta columna fue demostrada la existencia de un correo electrónico que estaba en poder de la Contraloría. El mensaje estaba dirigido por el entonces congresista Holger Díaz a Carlos Palacino, presidente y en la práctica dueño del gigante Saludcoop.

El mensaje textual es el siguiente: “Buenas noches, te envío el texto definitivo del proyecto aprobado en las comisiones séptimas, te quiero molestar porque hace 2 meses, no han vuelto a consignar, NIT 804010319-3. Muchas gracias. Holger”. (Ver correo)

La afirmación “no han vuelto a consignar” significa que antes habían consignado. El NIT que figura en el correo pertenece a la empresa “Salud con calidad Limitada”, una compañía que según la propia Procuraduría fue fundada y perteneció al congresista Holger Díaz, a su esposa Gloria Lucía Quiroz Hernández y al familiar de ella Franklin Quiroz Díaz, hasta el 12 de marzo de 2010. (Ver documento)

Dos días antes de las elecciones que habrían de convertir en congresista a Holger, él y sus familiares salieron de la propiedad de la empresa. Bueno, por lo menos en los papeles. Curiosamente Holger, ya parlamentario, siguió enterado de los pagos que recibía su antigua empresa de Saludcoop  y reclamando que le consignaran.

A pesar de semejante evidencia, la Procuraduría concluyó: “Lo perseguido por el congresista - que, se repite, en ningún caso era propio de sus funciones- no era que se pagara algo indebido, tal y como si se tratara de una «coima», «mordida» o el fruto de una extorsión, por ejemplo. Por el contrario, el congresista le recordó a CARLOS PALACINO algo diferente: que Saludcoop EPS cumpliera una deuda con una empresa promotora de Salud, que por sus vínculos contractuales con aquella tenía derecho a ese pago”. (Ver documento)

La Constitución establece que los particulares pueden hacer todo lo que la ley no les prohíba, pero los funcionarios públicos –y un congresista lo es– no pueden hacer sino lo que la ley les permita. En ninguna norma se permite que un congresista actúe como cobrador de cuentas entre empresas particulares. Menos aún cuando se trataba de un negocio entre una compañía que tiempo atrás era suya y otra que tenía interés directo en el resultado de su labor legislativa.

Cuando la denuncia se hizo desde esta columna, el representante Holger Díaz negó que fuera el autor del mensaje y aseguró que su correo había sido clonado. “Considero que el correo fue clonado. Es absolutamente claro que ese tipo de correo no los he enviado. Soy alguien que siempre busca hacer las cosas bien”. (Ver video)

Sin embargo, su versión cambió cuando declaró en la Procuraduría. Allí aceptó que había escrito y enviado el correo. Los investigadores de la Procuraduría no tuvieron la curiosidad de preguntarle por qué había mentido antes diciendo que su cuenta había sido clonada. (Ver cambio de versión)

El tema no termina ahí. La esposa de Holger Díaz, Gloria Lucía Quiroz, ha ocupado un alto cargo en Saludcoop. El propio congresista lo había declarado en el registro de intereses e impedimentos en la Cámara. (Ver registro)

Sin embargo, la Procuraduría concluyó ligeramente que Holger estaba autorizado para tramitar y votar el proyecto que favorecía a Saludcoop y a su esposa porque ella renunció cinco días antes del inicio del trámite: “No recaía sobre este algún impedimento porque su esposa había renunciado cinco días antes de dar comienzo a los debates”. (Ver documento)

Señala además que gracias a esta renuncia “no se derivaron los beneficios morales o económicos para el congresista, sus familiares o sus socios, en los grados predeterminados por el ordenamiento jurídico”. (Ver documento)

Lo que no quiso ver la Procuraduría es que la renuncia fue una formalidad. Está probado que la esposa del congresista solo estuvo fuera del cargo durante 41 días hábiles, coincidiendo con el trámite del proyecto y las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Se fue el 12 de noviembre de 2010 y volvió el 24 de enero de 2011 para beneficiarse del proyecto de su marido. (Ver certificación)

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