OPINIÓN

Estrenando Lasso

El asistente personal del general Palomino, el capitán Jhonn Jorge Lasso, fue destituido en primera instancia. La segunda rápidamente anuló su caso. Hoy está en un gran puesto en Ameripol.

Daniel Coronell, Daniel Coronell
12 de diciembre de 2015

El general Rodolfo Palomino ha usado su poder para proteger a sus amigos y perseguir a quienes han permitido que se conozcan las irregularidades de su administración. Dentro de la crisis de corrupción que vive la Policía Nacional quizás el episodio de “usted no sabe quién soy yo” –que involucra al asistente personal del general Palomino y a su propio hermano– sea un tema menor. Sin embargo, el tratamiento que se les ha dado a los protagonistas retrata cómo se maneja el poder en la institución.

El asistente del general Palomino fue trasladado a un puesto mejor. El hermano del general fue premiado con una comisión de varios meses en el exterior. Mientras tanto, un intendente y un coronel –sospechosos de haber filtrado parte de esta información a la prensa– fueron rastreados con celeridad, investigados sumariamente y el coronel ya fue expulsado de la Policía.

Todo empezó la misma semana en la que Nicolás Gaviria, un joven altanero y alicorado, agredió a unos patrulleros e irrespetó su autoridad. Mientras el general Palomino posaba con actitud de dignidad ofendida por la grosería de Gaviria, ocultaba que dos oficiales cercanos a él habían protagonizado un hecho similar no muy lejos de allí.

El asistente personal del general Palomino, el capitán Jhonn Jorge Lasso, acudió esa madrugada a un lugar del norte de Bogotá para favorecer a un amigo suyo que pasó por alto la orden de pare de un retén policial y desobedeció la instrucción de identificarse.

De acuerdo con el informe de los policías, el capitán llegó al lugar exaltado, probablemente borracho y jactándose en estos términos: “Ustedes no saben quién soy yo, no saben con quién se están metiendo (…) alegando ser un oficial activo de la Policía en el grado de capitán de apellido Lazo (sic) y quien es el secretario privado de mi general Z-1”. (Ver informe)

Z-1 es la clave para identificar al general Rodolfo Palomino.

Cuando empezaron a llegar refuerzos, los patrulleros ingenuamente pensaron que venían a respaldarlos.

Hasta allí llegó el comandante encargado esa noche de la Policía Bogotá, el coronel José Luis Palomino. El hermano del director terminó reunido con los borrachos y no hizo nada para hacer respetar a los patrulleros: “Llega al lugar mi coronel J-4 Mebog donde viendo el sujeto la presencia de apoyo se toma de una manera más tranquila y deciden ingresar a su lugar de residencia, de igual forma ingresando al conjunto residencial Espacio 7. Como constancia de los 05 ciudadanos solo se nos identifica con cédula el señor Pedro Pablo”. (Ver informe)

En mayo publiqué una columna denunciando estos hechos llamada ‘La ropa verde se lava en casa’.

El escándalo duró un par de días. El general Palomino prometió que los dos oficiales serían investigados sin importar su cercanía con el director.

Todo resultó falso. El coronel Palomino jamás fue investigado. Fue enviado a una conveniente comisión a Buenos Aires, Argentina, generosamente pagada por la Policía Nacional. (Ver documento)

El capitán Lasso fue destituido en primera instancia. La segunda instancia rápidamente anuló su caso. Hoy está en un gran puesto en Ameripol mientras su expediente gana polvo en la Procuraduría. (Ver documento)

Cuando el joven capitán Lasso fue destituido la noticia alcanzó a ser divulgada por el Canal Caracol. (Ver noticia)

El general Palomino –que no hizo nada para disciplinar a su asistente y a su hermano– montó en cólera y puso a funcionar todo el aparato de investigación de la Policía para identificar a los responsables de la filtración.

En un frenético rastreo de los sistemas informáticos encontraron que la consulta sobre la hoja de vida del capitán protegido del general Palomino había ocurrido el 27 de septiembre de 2015: “Consulta efectuada desde la máquina con IP17228229.23. User: ANA.ACEVEDO/PC equipo asignado a la subintendente Emilsen Acevedo”. (Ver documento)

La investigación, efectuada con una eficiencia digna de mejor causa, determinó que ese día y hora, el computador “fue utilizado por el señor coronel Jorge Octavio Vargas Méndez cuando se encontraba en compañía del señor intendente Héctor Ricardo Parra Méndez”. (Ver documento)

La inspección general –tan lenta y benigna con los allegados al general Palomino– vinculó velozmente al coronel y al intendente a una investigación disciplinaria asumiendo que la destitución (hoy revocada) del capitán Lasso era de carácter secreto cuando es un acto administrativo de naturaleza pública.

El coronel Vargas, que había tenido el primer puesto de su curso desde que salió de la Escuela de Cadetes, esperaba ser convocado a curso para general. El 11 de noviembre fue expedido un decreto llamándolo a calificar servicios.

Noticias Destacadas