OPINIÓN
La torre embrujada
Habían construido un búnker inexpugnable bajo tierra con cómodas habitaciones que permitían a sus huéspedes permanecer ocultos y aprovisionados por semanas.
Una finca con un pasado de terror, ligado a la mafia, es ahora propiedad –en parte– del candidato más opcionado a convertirse en el nuevo gobernador de Antioquia. La hacienda se llama Torrealta y tiene una extensión de 400 cuadras en un codiciado sector suburbano cercano a Medellín. Uno de sus propietarios actuales es Luis Pérez Gutiérrez, exalcalde de la ciudad y candidato a la Gobernación de Antioquia.
Varios de los antiguos dueños del predio han muerto violentamente. Torrealta también ha sido famosa por su relación con la magia negra.
Un allanamiento del bloque de búsqueda contra Pablo Escobar en 1988 encontró un templo de vudú en la finca. “Hasta el más avezado de los militares sintió un escalofrío”, reseña el artículo de SEMANA de la época.
Detrás de las caballerizas, los uniformados encontraron restos de sacrificios de personas y de animales, cruces satánicas, una cámara de torturas con esposas ancladas en las paredes, varios muñecos cruzados por estacas con restos de pelo y huesos humanos. Unas pequeñas pirámides rituales halladas en Torrealta resultaron idénticas a otras que años después encontraron en La Catedral luego de la fuga de Pablo Escobar.
Pero en Torrealta no solo se juntaban las fuerzas del más allá. Habían construido un búnker inexpugnable bajo tierra con cómodas habitaciones que permitían a sus huéspedes permanecer ocultos y aprovisionados por semanas. El creador de la edificación subterránea equipó el complejo con un periscopio –similar al de los submarinos– que permitía saber si alguien se estaba aproximando al sofisticado escondite.
En la parte más alta de la finca hay una iglesia desde la cual se pueden ver completamente los municipios de Guarne, Rionegro, Marinilla, La Ceja, El Retiro y Envigado.
Como les contaba, muchos de quienes han sido dueños de la estratégica propiedad han tenido un final trágico. Para citar apenas dos ejemplos –porque hay más–, Juan Nepomuceno Villegas –conocido como Juan Ene–, que la había comprado en septiembre de 1985, fue cruelmente asesinado en un centro comercial de Medellín. Los sicarios lo abalearon y le pasaron una camioneta por encima.
Un año después la hacienda fue adquirida por Elkin Cano, señalado como miembro del cartel de Medellín. Por esa misma época empezaron a aparecer muertos trabajadores de fincas cercanas que tenían la mala costumbre de averiguar lo que allí pasaba. Cano que había empezado a tener problemas con Pablo Escobar buscó refugio en Cali, bajo la protección del cartel rival. Un sábado lo mataron seis pistoleros, abrazado al inodoro, en su casa situada al lado de la brigada.
En 2002, una compañía del difunto Cano le vendió la finca a una sociedad llamada Marroquín y Rubiano Asociados Limitada. En los papeles las dueñas son dos mujeres residentes en Florida, Estados Unidos. Por la misma época en que se efectuó esa transacción, Torrealta empezó a ser frecuentada por alias el Pájaro, lugarteniente del jefe paramilitar Carlos Mario García, conocido como Doblecero, quien actuaba como si fuera el dueño.
Doblecero fue asesinado en 2004 en Santa Marta y la finca fue vendida en 2006 por la sociedad Marroquín Rubiano a Luis Pérez Gutiérrez y otros inversionistas. De acuerdo con el título Pérez es dueño del 29,9544 por ciento de Torrealta. Los otros propietarios con porcentajes menores al de Pérez son Ramón Gustavo Aristizábal, Carlos Eduardo Sanmartín y Jorge Luis Valencia.
El negocio fue registrado por 900 millones de pesos, pero cuando hablé con el doctor Luis Pérez para preguntarle cuánto valía la hacienda en realidad me aseguró que su precio comercial está entre 4.000 y 5.000 millones de pesos. Sin embargo, expertos en finca raíz afirman que la cuadra de tierra en ese lugar no se vende por menos de 100 millones de pesos y en algunos casos alcanza los 300 millones. Por lo tanto, la finca cuesta al menos 40.000 millones.
Como sea, el exalcalde Luis Pérez me explicó amablemente que compró el 30 por ciento con lo que le pagaron por una casa que tenía en El Poblado que vendió por 1.600 millones de pesos.
La finca, que le ha traído tan mala suerte a sus dueños anteriores, parece estar multiplicando la fortuna de quien probablemente será el próximo gobernador de Antioquia.