Opinión
De cambio en cambio
Al final del día, el cambio se medirá por cuántos escándalos, renuncias y despidos hará el gobierno por su improvisación y chambonería.
¿Es este el gobierno del cambio? Sí, pero del cambio en reversa, donde el ego y el protagonismo han primado sobre los intereses de los colombianos. Un cambio populista que engañó a un país prometiendo vivir sabroso y que hoy no es capaz de atender la crisis económica, de seguridad y de soberanía por la que estamos atravesando.
Por supuesto que existe un cambio, uno caracterizado por salidas en falso, mentiras, manipulaciones propiciadas por un gabinete ineficiente y que ha demostrado ser poco idóneo, unos porque desconocen la tarea encomendada y otros porque están envueltos en escándalos.
Hablemos del ministro de Defensa, Iván Velásquez, quien es requerido por el gobierno de Guatemala, acusado de haber permitido acuerdos de cooperación con directivos de la constructora Odebrecht cuando fue jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG). A propósito de esto, Petro estuvo a punto de causar una crisis diplomática anteponiendo los asuntos personales de sus cercanos ante los protocolos que debe seguir como el primer mandatario que es.
En el corto tiempo que llevan de ser gobierno, ya han atravesado escándalos por presunta corrupción, acoso sexual, peleas internas, abuso de poder, liberación de delincuentes con la excusa de la ‘paz total’, chantaje contra la ciudad de Bogotá y algunos más.
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Pero la joya de la corona, sin duda alguna, es Irene Vélez, que a tan solo cinco meses de ser nombrada ministra de minas y energía ha sido llamada a una moción de censura y se encuentra al borde de otra. También fue acusada por su ahora ex viceministra Belizza Ruiz de mentir sobre las cifras presentadas en el informe Balance de contratos de hidrocarburos y recursos disponibles para la Transición Energética Justa, en el cual, además, se habrían falsificado las firmas de funcionarios.
Para rematar, dónde dejamos la salida de Felipe Bayón de la presidencia de Ecopetrol, el activo más importante de la Nación a la deriva. Es la hora que se desconoce en manos de quién quedará. Lo que sí es seguro es que, muy difícilmente, podrán encontrar a alguien de las capacidades gerenciales del expresidente, otra de las ironías de este mandato. Atornilla a Vélez y deja ir a Bayón, otro error; esto, y la continua inestabilidad con cada pronunciamiento, ha puesto en jaque la seguridad energética del país.
Por último (y aún más grave), Inés Baracaldo, la directora del ICBF, quien no hizo frente a las grandes problemáticas de desnutrición y abuso a menores. Sin contar con la opinión del Sindicato Nacional de Trabajadores al Cuidado de la Infancia y Adolescentes del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, que estuvo en contra de su corta gestión, la cual terminó aceleradamente en los últimos días.
Si la usanza política fuera hacer un balance de los seis meses de gobierno, podríamos decir que, además de demostrar una incompetencia administrativa y de ejecución, pareciera ser un grupo de inexpertos a los que se les hace más sencillo generar escándalos que gobernar. Desde ya podemos ir vaticinando todas las renuncias y turbulencias que tendrá que atravesar Petro para intentar consolidar un gabinete que parece pegado con babas.
Hoy, aunque el presidente tuitee en defensa de lo indefendible, hay disparates y despropósitos que, aunque quieran, no se pueden justificar. La demagogia viene con fecha de vencimiento y ha llegado el momento en que los colombianos abran los ojos ante los engaños. Necesitamos un gabinete consciente de las necesidades del país, abierto al diálogo constructivo, que propicie un Estado austero. Colombia no logrará ser una “potencia mundial de la vida” con un gobierno como este.
Al final del día, el cambio se medirá por cuántos escándalos, renuncias y despidos hará el gobierno por su improvisación y chambonería.