Francisco José Mejía columna Semana

Opinión

De inversiones forzosas a acuerdo forzoso

El Gobierno debería saber que la reactivación de la economía depende exclusivamente de ellos, o más bien de Petro.

Francisco Mejía
1 de septiembre de 2024

Se anunció un supuesto acuerdo entre la banca y el Gobierno para colocación de crédito en determinados sectores, con el fin de evitar las inversiones forzosas y reactivar la economía. Según el acuerdo, se colocarán 250 billones de pesos en los sectores seleccionados en los próximos 18 meses, lo cual representa un incremento de 55 billones frente a los anteriores 18 meses, es decir, un 28 % de incremento. Lo curioso de este acuerdo es que el Gobierno no pone nada, como seria algún respaldo estatal a los nuevos créditos vía incremento de coberturas de los fondos de garantías. Esta particularidad hace que el tal acuerdo no sea libre y voluntario, sino que luzca más como un chantaje.

Pero además de ser una presión indebida del Gobierno a la banca, es un error pensar que la economía se reactiva con la voluntad de colocar más crédito, como si el problema de la economía fuera de oferta de crédito, cuando todos sabemos que el problema radica en la crisis de confianza que ha generado el Gobierno Petro. Así lo revelo la última encuesta de Invamer, donde el 69 % de los colombianos opina que las cosas en el país están empeorando. Y cuando eso pasa, la gente consume menos e invierte menos y la economía se estanca o decrece, como de hecho está ocurriendo en Colombia, con una economía estancada y sectores estratégicos como la manufactura cayendo.

Suponiendo que la inflación en los próximos 18 meses sea del 8 %, eso quiere decir que habría un incremento del crédito en términos reales del 20 % para esos sectores que no solo no crecen en términos reales, sino que vienen cayendo en términos nominales por la crisis de confianza. En estas circunstancias, no existe la demanda por parte de empresas de cualquier tamaño, o a un grupo de personas en la economía popular, con proyectos de inversión viables, para absorber esos créditos. Así las cosas, la única manera de honrar este compromiso de la banca sería colocar ese crédito adicional en condiciones de altísimo riesgo, donde ni siquiera la tasa de usura haría viable las operaciones.

Dado lo anterior, la única salida que tendría la banca para cumplirle al Gobierno, sería incrementar la tasa de interés para todos, con lo cual los potenciales deudores con los mejores proyectos de inversión desistirían de tomar los créditos y cada vez quedarían más aquellos que representan un mayor riesgo. Este fenómeno en economía, que le granjeo el Nobel de economía a Stiglitz, se denomina “selección adversa”, y sería devastador tanto para la economía como para el sistema financiero. Queda claro que la banca no podrá cumplir con ese compromiso y está bien que así sea, porque su deber primero esta con la protección de los recursos de sus ahorradores y del capital de sus accionistas.

El Gobierno debería saber que la reactivación de la economía depende exclusivamente de ellos, o más bien de Petro: basta con que renuncie a arruinar a Ecopetrol y reactive la exploración de petróleo y gas, y retire las reformas laboral, de salud, y la tributaria que esta en ciernes y, por supuesto, que haga un ajuste fiscal severo en el gasto público. Pero no lo hará, porque esas medidas se considerarían parte del demonio neoliberal que han fabricado, y lo suyo es el marxismo empobrecedor.

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