Julio Londoño Paredes

OPINIÓN

De los CDR a la primera línea

La “primera línea”, una expresión más radical de los CDR de Cuba de los “colectivos” de Venezuela, ahora tienen aval de los burócratas de CIDH, para los que afortunadamente hay todavía repúblicas bananeras.

Juliana Londoño
9 de julio de 2021

En Cuba el comandante Fidel Castro y altos funcionarios del gobierno expresaban que, uno de los pilares fundamentales del régimen, eran los llamados Comités de Defensa de la Revolución (CDR) que constituían la primera línea de defensa del socialismo. Había unos cuatrocientos distribuidos en barrios y ciudades en todo el país.

Cumplían tareas de fiscalización e inspección para que los vecinos acataran fielmente los principios y consignas gubernamentales y del partido. Si un vecino entraba a su minúscula vivienda con un pequeño televisor o un reloj de pulsera, alguno de los miembros del CDR procedía a hacerle un interrogatorio detallado para determinar el origen de semejante bien, que no podía ser de una actividad no autorizada expresamente. Atendían igualmente asuntos administrativos del vecindario.

También se encargaban de transmitir instrucciones “superiores”, así como de verificar que sus vigilados acudieran a las concentraciones a los que eran citados y que los niños asistieran a la escuela. Alrededor de los CDR estaba igualmente planificada la defensa colectiva del país en caso de una invasión foránea, en la que el ejército era simplemente un elemento más.

Cuando la cooperación cubana se volcó hacia Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez, especialmente en educación, salud, defensa, inteligencia y política doméstica, una réplica de los CDR tendría que crearse. Inicialmente se organizan los “Círculos Bolivarianos”, constituidos por agentes encubiertos del régimen que tenían la tarea de adoctrinar y reprimir violentamente a los opositores.

Con el tiempo, se transformaron en “colectivos”, constituidos también por hampones con varias tareas entre ellas la defensa del régimen, aún frente al ejército y a la guardia nacional, antes de la politización de las fuerzas armadas. Estos “colectivos” son la “primera línea” del régimen. Afortunadamente ahora cuentan con el refuerzo de los grupos del ELN y de las FARC estacionados en Venezuela.

En Colombia, en medio del vandalismo, han surgido unos grupos denominados “primera línea”, que acompañados por niños de 3 años para arriba, cumplen tareas que van desde el asesinato, hasta el incendio, los bloqueos y el secuestro. Están presentes en muchas poblaciones y van adquiriendo personería a nivel nacional. Incluso algunos, aparentando ideas avanzadas, los denominan “los muchachos”. Así llamaban los campesinos a los grupos armados que, en el tiempo de la violencia, los masacraban.

Pero eso no importa, ahora los burócratas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que buscan a toda costa defender la “chanfaina” internacional que han logrado, justifican su puesto dando pautas a Colombia como a una república bananera.

Lo único que falta, es que “recomienden” cómo se debe reestructurar el Estado y que los “muchachos” de la primera línea se constituyan en “colectivos” encargados del orden público, que el Estado además les entregue una dotación de capuchas y de escudos de fibra de vidrio.

Está bien, al fin y al cabo, Colombia cubre puntualmente las cuotas destinadas a pagar los jugosos salarios y prestaciones de los miembros de la comisión…

(*) Decano de la Facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la Universidad del Rosario.

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