Opinión
Decide vivir una Navidad feliz a pesar de todo
Decide cómo quieres vivir tu Navidad, pues a pesar de todo, sigue siendo Navidad.
La Navidad es esa época del año en la que la vida nos pone a prueba el alma y debemos sacar nuestros mejores recursos espirituales.
Quizá nos hemos acostumbrado a vivir a lo largo del año de modo automático, con un poco de anestesia emocional ante nuestra realidad personal; otro poco de aceptación ante aquello que no podemos cambiar y en el peor de los casos llegamos a la resignación.
Llega el final del año y la Navidad nos invita a vivir una época de amor, unión familiar, fraternidad, abundancia y celebración con nuestros seres queridos. Pero ¿qué pasa si tu realidad te atropella?
¿Qué pasa si en tu familia no encuentras tanto amor como lo esperas o si sientes que das más de lo que recibes? ¿Qué pasa si en cambio de la unión familiar que tu corazón anhela, te encuentras preso de conflictos familiares y corrientes subterráneas de hostilidad pasivo-agresiva?
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¿Cómo te sientes si entre tus hermanos y tú no hay esa fraternidad que compartían en la infancia, sino que ahora la vida y sus adversidades los han dividido porque quizá no honran tus mismos valores o puntos de vista?
¿Cómo podrías celebrar con abundancia, si te encuentras ahogado en deudas y el presupuesto familiar no te alcanza para cumplir con las obligaciones que te impone el consumismo desaforado y frenético?
¿Como sacar de tu alma la tristeza cuando has perdido un ser querido, te han traicionado, te has divorciado, tus hijos se encuentran lejos o alguien a quien amas o tú mismo está enfermo?
La soledad no elegida es una de las pruebas más duras a la que se enfrenta más de la mitad de la humanidad.
La soledad de la guerra entre las naciones, la soledad de la guerra entre las familias, entre las parejas y dentro de nuestro propio corazón, pues también podemos estar en la peor de las guerras, aquella que tenemos con nosotros mismos; en nuestro fuero interno, según el juicio personal que esté ocurriendo en la intimidad de nuestra conciencia.
¿Cómo podemos entonces vivir una Navidad abrazando el verdadero espíritu de amor, unión y fraternidad, cuando en nuestro interior hay soledad, melancolía y tristeza?
Alcanzarás tu iluminación y tu libertad interior cuando aprendas a trasegar por el mundo de tinieblas que te rodea y aun así puedas mantener tu propia luz, pues buscándola en otros corres el riesgo de que tu luz propia se apague…
Yo aprendí que es caminando a través del alma que podemos encontrar el sentido de nuestra vida, cuando comprendemos que la felicidad no está afuera de ti, que no te la da otra persona, que tampoco está en lo material ni en tus éxitos profesionales.
Yo aprendí que la vida te exige que sueltes, sueltes y sigas soltando, pues ella te da personas, saberes y cosas que, cuando los sientes tuyos, se van, para enseñarte que nada ni a nadie posees.
En esta Navidad yo elegí que, en la lista de regalos, mi nombre sería el que encabezaría esa lista y que el mejor regalo que puedo darme es mi paz interior, mi serenidad y mi equilibrio emocional, pues ninguno de esos regalos puedo correr a comprarlo en las tiendas.
¿Pero cómo puedo darme ese regalo espiritual tan valioso y necesario para mi alma, si veo a mi alrededor y sólo tengo una colección interminable de pérdidas y duelos? ¿Si el mundo parece que se está cayendo a pedazos?
Decidí que viviría un día a la vez, me propuse regar mi propio jardín y decorar mi propia alma, en lugar de esperar a que me traigan flores, fue entonces cuando las más bellas flores nacieron, las que aprendí a cultivar en mi interior.
No tenía la posibilidad de hacer un viaje a algún lugar exótico, entonces decidí viajar a mi interior y emprendí ese viaje maravilloso hacia mi propio corazón, para explorar las profundidades de mi ser y quedarme ahí adentro, calientita en mi morada interior.
¡Viaja adentro de ti! ¡Descubre tu mundo interior de posibilidades!
Una vez comprendí que a pesar de todo, sigue siendo Navidad, entendí que no necesitaba tarjetas de crédito, ni moños dorados para miles de regalos hipócritas que, en mil ocasiones me había obligado a dar, entonces busqué la posibilidad de dar de esos regalos que no se compran ni se venden: mi tiempo, mi compañía y mi amor, fue entonces cuando me vinculé con una obra social para ir a servir a los que verdaderamente se encuentran en situaciones críticas de vulnerabilidad, desplazados de guerra, inmigrantes sin techo, indigentes que duermen en la calle y no tienen un plato de comida, aguantando frío en el alma y en el cuerpo.
Le pedí a Dios que me llevara donde las almas que necesitaran de aquello que yo sí podía dar, mi tiempo, mi escucha y mi corazón.
Salí de mi casa con mi hija, a las 6:30 a. m., era aún de noche y, en Madrid, hacía menos cinco grados de temperatura; ir a servir desayunos al comedor social del padre Ángel, en Mensajeros de la Paz, se convirtió en nuestro mejor viaje, en nuestra mejor Navidad, en nuestro mejor regalo, servir cientos de desayunos, cafés endulzados con sonrisas y elevar una oración por estas almas nos llenó a nosotras de un amor inconmensurable.
Ahora Dios nos da nuestro más valioso regalo, nos ha invitado a una gran cena para Noche Buena, vamos a tener la grandiosa y bendecida oportunidad de ir al Palacio Real de Madrid de la mano de los voluntarios generosos del equipo del padre Ángel, pero esta vez no vamos a ver un espectáculo, vamos a dar una cálida cena a cien personas en situaciones de vulnerabilidad emocional, social y humanitaria, de este modo vamos a celebrar nuestra mejor Navidad.
Quizás algunos de nosotros nos sintamos solos y en situación de indigencia emocional, pero dar a quienes están en necesidad es tu mejor compañía.
Busca en tu comunidad un voluntariado y regálate a los que necesitan de tu generosidad, ¡es la mejor medicina para tu alma!
Hoy te pregunto: ¿y tú, como eliges pasar esta Navidad?
¿Eliges estar corriendo entre tiendas estresado, comprando regalos innecesarios de última hora?
Elige dar de esos regalos que calientan el alma y nutren el corazón, sal de ti mismo y deja de revolcarte en tus propias miserias y carencias, apela a la generosidad, sal de tu alma al encuentro de otras almas, practica la empatía al ponerte en los zapatos del otro, aléjate de las personas tóxicas que te contaminan el corazón, así tu libertad será real cuando te atrevas a romper las cadenas invisibles de las que tú mismo te has hecho preso.
Mi píldora para tu alma
Regala y regálate una Navidad que te haga sentir que renaciste en el pesebre de Belén y que es la estrella de Dios la que guía y cuida tu camino; no sigas a las estrellas mundanas, fugaces y ficticias que sólo encandelillan y enceguecen tu camino espiritual y trascendente.