OPINIÓN
Cuando Faryd sea ministro
Don Faryd lo haría mejor como ministro de Defensa. Nada mejor que un exarquero profesional para el tapen-tapen.
No somos viables: en una misma semana, Peñalosa inaugura con bombos y platillos un semáforo; Petro y Claudia López se tranzan en una pelea de lucha libre en la que se llaman por el nombre de pila; en declaraciones a la radio, Álvaro Uribe se llama a sí mismo presidente; se dispara el dólar.
Lo único que permite inhalar un mínimo aire de orgullo patrio son los buenos resultados deportivos: el triunfo de Egan Bernal, las medallas de oro en los Juegos Panamericanos. El brillante papel del equipo colombiano de fútbol femenino, como bien lo señaló el exarquero Faryd Mondragón, cuando, en un evento público, tomó el micrófono y le dijo a la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez estas palabras tan sentidas:
“No había tenido el placer de conocerla y felicitarla porque esa medalla que ganaron las niñas es suya en gran parte, porque usted ha sido la madrina de esas niñas. Sin usted esas niñas no estarían representándonos bien”.
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En un primer momento reconozco que me sorprendí: ¿es este el mismo Mondragón que tanto admiro?; me pregunté: ¿en qué momento sus portentosos saltos bajo la portería se transformaron en estos insólitos brincos de batracio? ¿Sabe decir alguna palabra diferente a “niñas”? ¿Por qué felicita a Martuchis? ¿Jugó, acaso? ¿Martuchis jugó en algún partido de las niñas? ¿De qué jugó? ¿De falsa nueve?
La imaginaba atacando por la zona derecha, como siempre, acaso aprovechando su estatura para subir a cabecear, y me parecía un buen fichaje: alegaría durante horas las jugadas polémicas, para suplicio del juez; y en el entretiempo ofrecería a las niñas 500 vasos de agua, o un sorbito de glifosato. Pero no hablaría en los actos oficiales: no llamaría a la mujer de Luis Alberto Moreno con el nombre de su exesposa. Y al fin tendría un rol concreto dentro del Gobierno.
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Sea como sea, queda claro que, después del episodio, habemus ministro de Deporte. Lo mínimo que esperamos los colombianos de bien es que el elogio de Faryd Mondragón a la vicepresidenta se traduzca en convertirlo en el primer ministro de Deporte de Colombia, cargo fundamental para el gobierno de La Equidad (entre otros equipos de fútbol).
Es cierto que don Faryd lo haría mejor como ministro de Defensa: nada mejor que un exarquero profesional para una entidad que comienza a hacerse famosa por el tapen-tapen; para una entidad que explica los falsos positivos recurriendo al forcejeo, abundantes en cada tiro de esquina. También es cierto que, por encima de Faryd, hay mejores candidatos para inaugurar la cartera. La ministra de Transporte, por ejemplo, que tan deportivamente iba a regalar un billón de pesos de nuestros impuestos a Odebrecht: nos quería meter un golazo.
Don Faryd lo haría mejor como ministro de Defensa. Nada mejor que un exarquero profesional para el tapen-tapen.
Pero nadie desconoce que, como ministro de Deporte, Faryd podrá brillar casi tanto como la encargada de Cultura, cuyo nombre, a diferencia de los balones que recibía el nuevo ministro, se me escapa. Y todos sabemos que el exarquero más veterano del mundo alumbrará los consejos de ministros con sus agudos análisis:
–Allá Faryd, que pide la palabra….
–Sí, presidente: yo creo que si el dólar sigue subiendo de precio, se pondrá cada vez más caro.
–Gracias, Faryd.
–También creo que si seguimos llamando presidente Uribe al presidente Duque, quedará en entredicho el liderazgo del presidente Duque.
–Gracias, Faryd.
–De nada, presidente Uribe. Corrijo: presidente Duque.
¿Qué se espera del nuevo ministro de Deporte? Que entrene al presidente para que mejore en cabecitas. Que, de la mano del canciller Holmes Trujillo, adelante gestiones diplomáticas ante Emilio Butragueño para que no se vuelva a burlar de su jefe cuando visite el estadio Santiago Bernabéu. Que conforme alianzas con Asobancaria para jugar banquitas. Y que promueva la mamadera de gallo, que es el deporte nacional.
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También se espera que el ministro de despacho aprenda a decir la palabra “mujeres” de vez en cuando.
–Las niñas están jugando muy bien.
–¿Estamos hablando de la selección infantil, ministro?
–No, no, las niñas de la selección mayores.
Me gusta Faryd para ministro de Deporte. Tendrá que reconocer el mérito de Gustavo Petro en cada triunfo de Egan Bernal; condecorar deportistas con cualquier galardón, salvo la Cruz de Boyacá, para no restarle méritos a Ernesto Macías. Y planear nuevos recortes en el presupuesto de los deportes, entre otras cosas para poder financiar la burocracia del ministerio. Porque el recorte del gobierno de Duque para el próximo año es del 12 por ciento: 68.000 millones menos para nuestros deportistas. La buena noticia es que ahora podrán enviar sus quejas a una cartera creada para ellos.
Que nombren a Faryd como primer ministro del Deporte. Felicitará a las niñas del gabinete. Propondrá instalar el VAR en los consejos comunales. Declarará que será ministro de Deporte, mientras sea ministro de Deporte. Y agradecerá el nombramiento a Martuchis y, claro, al presidente Uribe. Corrijo: al presidente Duque.