Maria Fernanda Rojas

Opinión

Detrás de todo hombre…

Hoy, cuando estamos a siete meses de salir a las urnas, es momento de tomar decisiones que inviertan el orden o, por lo menos, que nivelen el terreno.

8 de marzo de 2023

En política, detrás de todo hombre hay una mujer esperando las mismas oportunidades de lanzarse al ruedo. Aunque en Colombia las mujeres son más de la mitad de la población, según ONU Mujeres solo representan el 19% del Congreso, el 17% en asambleas departamentales, el 18% de los concejos municipales, el 15% en gobernaciones y apenas un 12% de las alcaldías.

Son varias las barreras que deben afrontar las mujeres que deciden participar en política. De un lado está la falta de credibilidad y el irrespeto por el simple hecho de ser mujer: las interrupciones al hablar, la invalidación de nuestras opiniones y la incesante necesidad de explicar por nosotras temas en los que tenemos amplio conocimiento. Lo he vivido a lo largo de mi trayectoria profesional y no fue distinto cuando asumí altos cargos, como directora del IDU y presidenta del Concejo de Bogotá.

Pasa en Colombia, pero también al otro lado del mundo, incluso en países en los que se podría creer que la educación ha erradicado el machismo. Un periodista le preguntó a la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, si se reunía con su homóloga de Finlandia debido a sus “edades cercanas y cosas en común”, como si las reuniones políticas entre dos mujeres dependieran de banalidades como esas y no de asuntos bilaterales relevantes. “¿Le habría preguntado lo mismo a Barack Obama?”, respondió Ardern. Y no, no se lo habría preguntado a él porque en política, y en muchos otros escenarios, no somos medidas con la misma vara.

De otro lado está la barrera del acceso a recursos. Según un estudio de la organización Transparencia por Colombia, las candidatas tienen menos posibilidades de acceder a contribuciones, donaciones y créditos del sector privado, hay escasa inversión pública para garantizar la inclusión de las mujeres en la política y, además, invierten más que los hombres para ser elegidas, aunque cuenten con menos recursos.

Sumado a esto el mismo estudio señala que los partidos políticos no apoyan de igual forma las campañas de las mujeres que las de los hombres. ¿De qué sirve rasgarse las vestiduras pidiendo paridad o defendiendo la lista cremallera si los propios partidos no apoyan realmente las candidaturas de las mujeres?

Por eso preocupa el panorama actual frente a las elecciones regionales. Por ejemplo, a la Alcaldía de Cali suenan 7 hombres y dos mujeres, en Medellín 10 hombres y 3 mujeres, en Barranquilla 7 hombres y una mujer, en Bogotá 7 hombres y dos mujeres, una de estas soy yo. ¿Si este es el panorama en las principales capitales del país, cómo estará la participación femenina en los municipios?

Hoy, cuando estamos a siete meses de salir a las urnas, es momento de tomar decisiones que inviertan el orden o, por lo menos, que nivelen el terreno. Que ningún partido político, especialmente los que se edificaron sobre las banderas de la participación democrática, imponga a un candidato cerrando la competencia a mujeres que, con total seguridad, conocen mejor la ciudad que aspiran administrar y liderar.

En el caso del Verde, mi partido, espero que se abra una competencia justa y democrática para la Alcaldía de Bogotá.

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