Wilson Ruiz Exministro justicia

OPINIÓN

Dios, Colombia te necesita para vencer la tiranía y preservar la democracia

Observamos cómo hemos desarrollado una marcada indiferencia y un síndrome de tolerancia frente a los hechos más aberrantes que aquejan a nuestra nación.

28 de marzo de 2024

Hace 2023 años, en las lejanas tierras del Medio Oriente, el mundo y toda la humanidad serían testigos del acto de amor más grande y sublime que se haya registrado. El Dios todopoderoso envió a su amado hijo a la tierra y por virtud de su sacrificio en la cruz, suscribió un nuevo pacto, un pacto a precio de sangre que liberaba el acceso de la humanidad al Dios viviente, perfecto y sublime.

La humanidad, hasta ese tiempo y como atributo propio de su condición, ensayó distintos modelos de gobierno y gestión, los cuales demuestran, tras múltiples ensayos, errores y fracasos, que los éxitos, dependen total y completamente de que los pueblos y las naciones de este mundo vuelvan su rostro y dependencia absoluta a Dios. Colombia ha tenido una cruenta realidad de violencia, apatía, intolerancia e inversión de sus valores más significativos, y ello es así porque hemos olvidado entronar a Dios en nuestro corazón y colocarlo en medio de nuestra vida, familia, trabajo, decisiones y servicio.

Observamos cómo hemos desarrollado una marcada indiferencia y un síndrome de tolerancia frente a los hechos más aberrantes que aquejan a nuestra nación. Solo a manera de ejemplo, tenemos en nuestro día a día la destrucción de los hogares, la violencia armada, el infierno de las drogas, la corrupción, entre otro grupo importante de males que aquejan a las generaciones presentes y futuras de colombianos; por ello, el reto por sacar adelante esta sociedad es máximo, imperioso e impostergable. ¿Hay algo que hacer o, en definitiva, nuestra nación está destinada a sucumbir al fracaso y a su inminente destrucción? La respuesta a la pregunta es positiva, y frente a la segunda premisa es totalmente negativa, Sí hay mucho por hacer. Ahora bien, más allá de ofrecer un decálogo de soluciones, que –dicho sea de paso– ya existe, Colombia necesita volver sus ojos a Dios.

La promesa es puntual y está en Deuteronomio 28, y apunta a que si escuchas al Señor tu Dios y cumples fielmente todos sus mandamientos, el Señor te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra; serás bendita, Colombia, en el campo y la ciudad, serán benditos el fruto de tu vientre y tus cosechas, tu hogar y tu camino; tendrás victoria sobre tu enemigo, será bendita tu tierra y te reconocerán como pueblo del Señor, y serás abundante, estarás en la cima, no en el fondo.

En esta semana tan especial, que sea el momento propicio para agradecer por tan glorioso regalo, las gracias y redención; también lo es para reflexionar como nación sobre dónde fijar nuestras esperanzas, sobre la oportunidad que tenemos de hacer mejor las cosas, de cambiar y mejorar todo aquello que perturbe nuestro horizonte. La oportunidad surgida desde el monte Gólgota hace 2023 años nos otorgó acceso directo a la gracia y al favor de Dios, se trata entonces de decisión y liderazgo en la conducción de los destinos de una nación bajo la consigna de la obediencia y la sujeción a los principios de la verdad revelada de Dios.

Bendiga Dios a nuestra gran nación, dote de sabiduría, conocimiento y entendimiento a nuestros líderes y gobernantes, bendiga a los que están y a los que han de llegar, guíe nuestro pueblo hacia la verdad, se entrone el espíritu santo de Dios en cada corazón y tengamos acceso y a disposición todas sus bendiciones.

Mire Dios con ojos de misericordia a nuestro pueblo, sean mejores y más fructíferos nuestros días y se cumpla el propósito divino en cada una de nuestras vidas; se oriente nuestra tierra y su destino a tu perfecta e incuestionable voluntad, y experimente Colombia un nuevo renacer, un nuevo despertar, aquel que le permita mirar hacia adelante y hacia arriba y recibir del cielo nuestra victoria. ¡Que nada nos detenga!

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