Opinión
¿Dónde estuvo el presidente electo Petro?
¿Qué necesidad había de dar tantas vueltas a una ausencia? O la causa era inconfesable, o adquirieron la fea costumbre de echar cuentos sin reparar que ahora es presidente electo, un cargo que exige majestad.
Seguimos sin saber dónde estaba la mañana en que dejó plantados a los 580 alcaldes en el Hotel Tequendama. Parece un tema menor, pero es una mala señal obligar a su gente desde tan temprano a encubrir ausencias con falsedades.
Ese día, el famoso Salón Rojo lo presidía una enorme pancarta que rezaba: “Encuentro de alcaldes y alcaldesas con Gustavo Petro Urrego, presidente electo”. Prueba inequívoca de la importancia que imprimieron al encuentro.
Con el pasar de las horas y la indignación reinante, Alfonso Prada intentó aplacar la ira con una mentira piadosa, tipo “está en un trancón”: “Estamos con equipo nacional e, incluso, internacional, recibiendo el informe final de seguridad. Estamos, pues, en una reunión supremamente delicada, el tiempo se cruza un poco con el evento”, dijo.
Pregunté en el Ministerio de Defensa y aseguraron que no hubo ninguna cita ese día. Uno pensaría que para tratar cuestiones relativas a seguridad resultaría imprescindible la presencia de algún miembro de dicha cartera ministerial. O de pronto Prada pensaba que estaría con los mismos que aconsejaron cancelar el evento de campaña de Pereira porque la banda la Cordillera lo quería matar, algo que no fue cierto.
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Como nada calmaba a los burgomaestres, Prada aseguró que Petro llegaría a las dos de la tarde. “Tuvimos un cruce de agendas, la agenda se congestiona, están llegando las delegaciones internacionales, no hay nada diferente a eso. Una vez termine la reunión, va a trasladarse para atender los justos requerimientos de los alcaldes”, contó.
Cuando fue evidente que no llegaría ni a las dos ni a las tres, el ex secretario general de la presidencia de Santos sacó de la manga la carta del juego sucio que aprendió con su antiguo jefe: los alcaldes solo estaban “emberracados” porque Duque jamás los había recibido y se sentían frustrados por la tardanza del nuevo mandatario.
Simultáneamente, petristas lanzaban el infundio de que todo obedecía a la justa venganza del presidente electo por el desplante que los alcaldes le habrían hecho cuando era candidato. Alegaron que no lo invitaron a una cumbre en Cartagena porque apostaron por Fico.
Enseguida quedaron al descubierto ambas mentiras. Los alcaldes aseguraron que Petro, invitado a Cartagena junto con otros dos aspirantes, excusó su asistencia y mandó un video que divulgaron en aquel momento. Y en Casa de Nariño detallaron todas las reuniones que Iván Duque ha mantenido con los alcaldes durante su periodo.
Dejar metidos a los representantes de los pueblos apartados e insultar su inteligencia con falsedades infantiles muestra que, antes de coger el cetro, ya se creen emperadores.
Si hubiese sido cierto que estaba con una delegación hablando de seguridad, ¿no pudo citarlos para la tarde? ¿Un presidente electo no fija su agenda? ¿Por qué no hay foto de la reunión?
La respuesta es obvia: porque nunca se celebró.
Pudieron dejar las cosas como estaban y habríamos pasado página. Pero tuvieron una idea que aplaudió su fanaticada. Rescataron una grabación realizada entre el 17 y 19 de julio en Caño Cristales, donde Petro se autoimpone la banda presidencial.
Aunque han dado suficientes pruebas de que no guardan las formas ni respetan al presidente Duque, que lo sigue siendo hasta el 7 de agosto a las 3 p. m., no creo que pensaran emitir el video tantos días antes. Debía estar destinado a las pantallas gigantes minutos antes de la ceremonia en la plaza de Bolívar como parte del show callejero que han organizado, desde las diez de la mañana, para demostrar poderío popular ante Colombia y el mundo.
Pero el ruido en torno al plantón a los enfurecidos alcaldes les aconsejó adelantar la sorpresa. Petro mandó un trino redactado con inteligencia. Junto a una fotografía del hermoso caño, escribió: “Ahora, a la Sierra Nevada de Santa Marta”. Es decir, dando a entender que era como si fuese la primera parada de una jornada cargada de simbolismos, que concluía en esa otra joya natural en ceremonia con los indígenas, y foto con los militares, puesto que en Caño Cristales posó con la policía. Me recordó cuando se puso a rezar en campaña, como el más beato de los conversos, para negar que fuese ateo.
Entretanto, su equipo afirmaba que las grabaciones tuvieron lugar entre el 2 y el 3 de agosto. Si fuese cierto, ¿sabían de antemano que dejarían metidos a los alcaldes y que Prada los mentiría las veces que hiciera falta?
Tanto el alcalde de La Macarena como Parques Nacionales dijeron a El Colombiano que el viaje fue en julio. Y el prestigioso fotógrafo que acompañó a Petro puso en sus redes, el 17 de julio, una foto de Caño Cristales. Demasiadas coincidencias.
¿Qué necesidad había de dar tantas vueltas a una ausencia? O la causa era inconfesable, o adquirieron la fea costumbre de echar cuentos sin reparar que ahora es presidente electo, un cargo que exige majestad.
NOTA: El 27 de julio, Petro tampoco asistió a la reunión con los alcaldes de Asocapitales porque, dijeron, amaneció indispuesto y de pronto tenía covid.
La prueba dio negativa. Igual que el cáncer de Cuba.