Sofy Casas

Opinión

Edmundo González pone en jaque a ‘narco Maduro’

La gira internacional del presidente electo de Venezuela es una respuesta clara a las elecciones fraudulentas que Maduro, con el apoyo de su régimen corrupto y narcoestatal, se ha encargado de imponerle al pueblo venezolano.

Sofy Casas
9 de enero de 2025

El panorama político en América Latina se complica cada vez más y el gobierno de Gustavo Petro está dejando un precedente hostil y desafiante con su postura frente a la tiranía de Nicolás Maduro.

Mientras el presidente electo de Venezuela, Edmundo González, se embarca en una gira mundial, poniendo en jaque al narcotraficante de Miraflores y buscando apoyo internacional para exponer el fraude electoral que perpetuó el régimen de Maduro, Petro parece no tener reparos en abrazar la opresión que vive el pueblo venezolano. No solo se aleja de la lucha por la democracia y la libertad, sino que, con su accionar, se convierte en cómplice de la dictadura más sangrienta que ha vivido Venezuela en su historia reciente.

La gira internacional de González es una respuesta clara a las elecciones fraudulentas que Maduro, con el apoyo de su régimen corrupto y narcoestatal, se ha encargado de imponerle al pueblo venezolano. González, legítimamente elegido por los ciudadanos que aún creen en la democracia, busca presentar las pruebas contundentes del fraude electoral. Las verdaderas actas electorales, que demuestran el robo sistemático de votos, son la base de su demanda para que la comunidad internacional reaccione y tome cartas en el asunto.

Gracias al gobierno de Panamá por custodiarlas en las bóvedas de su Banco Nacional. Este es un nuevo camino hacia la libertad de Venezuela. Sin embargo, el régimen de Maduro, al verse acorralado, ha optado por la represión directa. No solo persigue a los opositores internos, sino que amenaza con derribar el avión en el que viajarían los presidentes del Grupo Idea, incluidos los nueve mandatarios que acompañarían a González en su regreso a Venezuela.

Además, Maduro ha dejado claro que aquellos que se atrevan a ayudar en su lucha democrática serán declarados personas no gratas. Este nivel de intimidación muestra la magnitud de la desesperación de un tirano que es sostenido por el narcotráfico y la represión, y que no tiene miramientos en atentar contra aquellos que desafíen su reinado de terror.

A este escenario se le suman las confirmaciones de la administración Biden, que también ha hecho público su compromiso de imponer nuevas sanciones al régimen de Maduro antes de la toma de posesión, lo que deja claro que la comunidad internacional está observando con detenimiento la situación en Venezuela.

El régimen de Maduro se encuentra acorralado y responde con agresiones, persecuciones y medidas desproporcionadas. En un giro escalofriante de los acontecimientos, Maduro ha confirmado que tiene detenidos, o más bien secuestrados, a un alto funcionario del FBI y a un alto oficial militar, a quienes acusa de ser parte de una conspiración extranjera financiada por el gobierno saliente de Estados Unidos para llevar a cabo un “golpe de Estado y desatar una guerra civil en Venezuela”.

Estas palabras me recuerdan al exguerrillero hoy inquilino de la Casa de Nariño. Este tipo de acusaciones absurdas e infundadas son solo una cortina de humo para ocultar las verdaderas intenciones del régimen: perpetuar el control absoluto sobre Venezuela, sus recursos y su gente, cueste lo que cueste.

La postura tomada por Petro no sorprende; es íntimo amigo del narcodictador venezolano y admirador número uno del régimen totalitario cubano (los Castro). Aunque ha confirmado que no asistirá a la toma de posesión de Maduro, por otro lado, tratando de confundir al pueblo colombiano, ha permitido que su embajador, Milton Rengifo, lo haga en representación del gobierno. Rengifo confirmó que asistirá porque esa es la decisión del gobierno.

Esta decisión es profundamente contradictoria y peligrosa. Es como ir, pero en cuerpo ajeno. Petro, al igual que su canciller Luis Gilberto Murillo, al respaldar de alguna manera la presencia de un funcionario colombiano en la toma de posesión ilegítima de Maduro, está validando la legitimidad de una narcotiranía que ha mostrado su crueldad y su desinterés por la vida y los derechos de los venezolanos. Es una traición a los principios democráticos y un golpe directo a este pueblo que ha luchado por años por recuperar la libertad y la justicia.

Este acto de complicidad convierte al gobierno de Petro en un aliado directo de la dictadura narcoestatal de Maduro. La opresión, el asesinato de disidentes, la violación sistemática de los derechos humanos y la represión a los opositores no son errores del régimen, son características de un gobierno que se ha sostenido gracias al narcotráfico y el crimen organizado. La decisión de Colombia de enviar a su embajador a la toma de posesión de Maduro es un respaldo irrestricto a ese régimen opresor. Es una clara señal de que el gobierno de Petro ha decidido ponerse del lado de los matones, los opresores y los violadores de derechos humanos, en lugar de mantenerse firme junto al pueblo venezolano que sigue resistiendo.

El pueblo colombiano no puede ser ciego a este pacto con la narcotiranía. Al permitir esta acción, el gobierno de Petro se convierte en cómplice directo de la dictadura venezolana. Al traicionar al valiente y bravo pueblo de Venezuela, Petro ha elegido avalar a los bandidos, abandonando a los que luchan por la libertad. Esta postura no solo es un gravísimo error estratégico, sino una traición inaceptable que será recordada como una de las páginas más vergonzosas de la historia política de nuestro país.

Ñapa: esperamos pronto un pronunciamiento del Congreso, referente a esta barbaridad que está cometiendo Gustavo Petro. Colombia jamás en su historia ha sido avaladora de narcotiranías violadoras de los derechos humanos, y mucho menos de dictadores que han protegido y albergado en su país a los grupos narcoterroristas que tanto daño le han hecho a nuestro país durante décadas. La moral de Colombia como un país democrático está en juego.

Como periodista colombiana y demócrata, rechazo y repudio esta actuación del gobierno de mi país. Nuestro apoyo irrestricto a María Corina Machado y Edmundo González, quienes hoy luchan por la libertad de Venezuela.

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