OpiNión
El café de 3 dólares
El precio actual es muy favorable para los cafeteros, naturalmente, pero por la inflación no es un precio alto.
El café ha superado la barrera de los 3 dólares la libra en el mercado de Nueva York solo en tres ocasiones en toda la historia: actualmente, cuando después de languidecer por años a precios inferiores a los 2 dólares, frisa los 3,5 debido a la sequía en Brasil; a partir de abril de 1977 durante el gobierno del presidente Alfonso López Michelsen; y en el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957). El precio actual es muy favorable para los cafeteros, naturalmente, pero por la inflación no es un precio alto.
Tres dólares de 1977 serían hoy equivalentes a 15 dólares, de modo que esa bonanza sí fue una robusta bonanza. Y 3 dólares de 1955 serían hoy 35 dólares. La bonanza de la época de Rojas Pinilla fue maná que cayó del cielo. En ese gobierno y en el de López, además, esa lluvia de divisas era verdaderamente significativa porque todavía las exportaciones colombianas giraban mayoritariamente alrededor del café. Se hablaba del monocultivo del café. Las exportaciones de café, que llegaron a representar un 90 por ciento de las exportaciones totales, hoy apenas son un 6 por ciento, pues el principal producto de exportación es el petróleo.
En las dos bonanzas anteriores el elevado precio del café generó contrabando. En el gobierno de Rojas Pinilla el café salía de contrabando en camiones por La Guajira y por Cúcuta hacia Venezuela. Se sindicó del delito al yernísimo, que era como llamaban en el régimen a Samuel Moreno Díaz, el yerno del presidente Rojas Pinilla y padre de los condenados por el carrusel de la contratación en Bogotá Samuel y Néstor Iván Moreno Rojas. Existe un despacho de 1956 de la embajada americana en Bogotá, en que el segundo secretario, Richard A. Poole, da cuenta de un almuerzo en un restaurante con Belisario Betancur, político conservador laureanista que fue opositor a Rojas Pinilla. En ese mismo restaurante almorzaba ese día Samuel Moreno Díaz con otro comensal. Señala el despacho diplomático: “Al ver al yerno del presidente, Samuel Moreno Díaz, en animada conversación con el capitán Narciso Díaz, director general de Aduanas, en la sala contigua del restaurante, Belisario Betancur mencionó la creencia que hay en muchos sectores en cuanto a que Moreno es una de las principales figuras del muy extendido y lucrativo contrabando de café”.
Debido a la censura de prensa no se podía mencionar el contrabando en la prensa. En el gobierno de López Michelsen no había censura de prensa, pero la magnitud del escándalo que involucró a uno de sus ministros no se conoció públicamente. Óscar Montoya Montoya, un político conservador antioqueño, era el ministro del Trabajo. En mayo de 1978, el presidente anunció que había aceptado la renuncia del ministro.
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López indicó que el ministro había incurrido en omisión al “no retirar a la persona que habíamos convenido en separar del Gobierno”. López agregó: “La regla es proceder en urna de cristal y dar a conocer la verdad, toda la verdad, admitiendo los propios errores”. Luego se publicó que utilizando el teléfono del despacho del ministro, que se encontraba en comisión en el exterior, su secretario privado, Humberto Vargas González, ultimó detalles de un contrabando de café con Alberto Prieto Escobar, de Medellín, y dueño del cargamento. El DAS se enteró porque tenía interceptada la línea de Prieto Escobar, que fue nada menos que el maestro de Pablo Escobar. En una llamada, Prieto Escobar le dice al secretario privado: “Póngase las pilas que ese Ministerio es para robar”. En su momento solo se supo que el ministro tuvo que renunciar por el contrabando de café que su secretario privado negoció desde el teléfono del ministro.
Lo que no trascendió fue que la línea telefónica desde la cual Alberto Prieto Escobar habló con el secretario privado pertenecía a la pionera del narcotráfico Griselda Blanco. Existe un oficio en ese sentido firmado por el director del DAS en Antioquia, mayor (r) Carlos Gustavo Monroy Arenas. El teléfono de la Madrina correspondía a la casa de la transversal 39B n.º 71-85 de Medellín, donde había vivido Alberto Prieto Escobar. En entrevista con Germán Castro Caycedo, Pablo Escobar señaló a Alberto Prieto Escobar como “otro contrabandista, al que yo considero fue mi maestro, porque era un guerrero y porque era inteligente y habilidoso”. El terrorista contratado por Pablo Escobar para hacer explotar una bomba en el avión de Avianca que cayó sobre Soacha en 1989 compró el pasaje con el nombre de Alberto Prieto.
En 1981, Pablo Escobar mandó matar al director del DAS Carlos Gustavo Monroy Arenas, que en 1976 lo había capturado con 39 kilos de cocaína en Itagüí.
En Colombia, donde se ponga el dedo, en el presente o en la historia, sale pus.