OPINIÓN
El Chocó entre la covid-19 y la complicidad compartida
El Chocó es uno de los departamentos con la respuesta más deficiente ante la crisis sanitaria y probablemente el más inestable administrativamente para tomar decisiones oportunas.
En los últimos días he estado reflexionando sobre el sentido de servicio público y los líderes políticos en el Chocó.
Hoy atravesamos por una realidad atípica, la mayor crisis de nuestro tiempo llegó desnudando fallas estructurales, exponiendo el escuálido liderazgo de quienes nos gobiernan y la histeria colectiva de la población de la sociedad chocoana. Esta nueva realidad vislumbra un desenlace catastrófico. A lo anterior se suma el contexto, ya no tan atípico, de inestabilidad político-administrativa por la nueva intervención de la salud, la suspensión temporal del gobernador y la designación de su reemplazo.
Lastimosamente, el manejo administrativo empeora en el momento más inoportuno. La realidad del Chocó es que muchos, y como siempre, están anteponiendo el interés político y personal antes que el colectivo, y con esto dando ventajas a un enemigo letal (covid-19). Se volvió política entorpecer y rezar por el fracaso de quienes deben tomar las decisiones, esperando de ese resultado una oportunidad para sacar partido. Este egoísmo nos está llevando a pagar como sociedad un saldo mayor que el que suma los intereses individuales. ¿A quién le cabe en la cabeza que en una bodega improvisada se hayan “embolatado” cientos de litros de alcohol donados hace meses para enfrentar esta crisis? ¿Por qué los médicos, que han sido receptores de toda la crítica, están exponiendo sus vidas sin insumos vitales, pero entre el ego y la omisión de ciertas personas se embolatan los pocos materiales disponibles? Yo creo que estamos ante un claro ejemplo premeditado de mala fe y falta de vocación de servicio.
Desde que comenzó la crisis sanitaria y económica por la covid-19 me he interrogado sobre las acciones que están liderando muchos políticos chocoanos, algunos en ejercicio formal y otros en ejercicio cívico. No se distinguen buenas gestiones para proteger a tantas personas vulnerables en nuestro empobrecido departamento. ¿Qué están haciendo los representantes del Chocó? Es preciso el momento para poner a prueba la vocación de servicio profesada durante sus campañas políticas. Lejos del triunfalismo y la vanidad mediática, se requieren iniciativas para lograr mejores respuestas a las que estamos generando ante esta crisis. Se requiere apertura, respaldo y cooperación más que silencios, críticas y enfrentamientos.
El Chocó es uno de los departamentos con la respuesta más deficiente ante la crisis sanitaria y probablemente el más inestable administrativamente para tomar decisiones oportunas. Según el Instituto Nacional de Salud -INS, hoy el departamento ocupa el primer lugar en la región y el sexto a nivel nacional en contagios de covid-19 por millón de habitantes.
Con el pronóstico de los últimos días, y el caso del paciente fallecido y dejado en el piso afuera de una clínica sin recibir atención oportuna o trato digno, el panorama en el horizonte cercano es desolador. Recordemos que en el Chocó no existe un hospital de tercer nivel y la capacidad, que es precaria, está concentrada principalmente en Quibdó, donde existe baja disponibilidad de camas UCI y personal médico.
Ante la realidad no todo son noticias negativas, la sociedad civil, los artistas, médicos y otros gremios han impulsado iniciativas para aportar. Se han reunido donaciones que han sido vitales, pero se necesita más gerencia y responsabilidad administrativa. El presente nos demanda compromiso, liderazgo y respaldo mutuo entre chocoanos. Necesitamos que aparezcan los líderes que abundan en elecciones, pero sobre todo, aquellos que fungen como representantes. Convoquen de manera genuina y desinteresada a conformar un equipo de emergencia y seguramente habremos decenas de voluntarios dispuestos a poner un granito de arena.
Esta crisis sanitaria nos enfrenta a nosotros mismos, con nuestras imperfecciones reveladas y complicidad compartida. Hoy se forma uno de los pocos casos donde no podemos descargar la responsabilidad en otros y esperar que externos nos resuelvan los problemas. Tenemos una realidad con dos alternativas (i) conformar un solo equipo que nos haga mejores y más fuertes, o (ii) reiterar la estigmatización externa que pesa sobre los chocoanos. Aún estamos a tiempo de decidir qué alternativa tomamos. Ojalá sea la primera.