OPINIÓN

El clan Char ahora va por la presidencia del Senado

Este señor, Arturo Char, será el encargado de regir el Senado desde el próximo 20 de julio, en un país sumido en una de las peores crisis económicas y sociales de su historia. Un congreso que además deberá tramitar varias de las reformas más importantes en muchos años.

Ariel Ávila
16 de julio de 2020

El Clan Char podría ser definido como una gran máquina económica y política, la cual ha sido cuestionada desde muchos sectores sociales y políticos. La mezcla entre negocios económicos y política es inseparable en este clan. Supermercados, empresas, cadenas radiales y hasta equipo de fútbol hacen parte del emporio. El jefe es el exsenador Fuad Char, quien comenzó su carrera en la década de los ochenta cuando fue nombrado gobernador. Es tal el poderío de este clan que barrió a los clanes de los Name y los Gerlein, quienes fueron sus grandes competidores. Fuad, impulsó a Álvaro Uribe en su primera elección y luego, entró a Cambio Radical donde formó una estrecha alianza con Vargas Lleras.  

Fuad se apartó y sus herederos, sus hijos Alejandro y Arturo, asumieron la vida pública del clan. Alejandro, quien es el de más fuerza política y virtual precandidato a la presidencia para 2022 comenzó su carrera como concejal y luego fue alcalde de Barranquilla. Por su parte, Arturo se quedó con la curul que tenía su papá en el congreso. De ahí en adelante, comenzaron a formar un poderoso clan y a integrar nuevas personas. Su máximo poderío llegaría en las elecciones de 2014 y 2018. En estas últimas elecciones lograron elegir seis senadores y tres representantes a la cámara. Los seis senadores son: Ana María Castañeda, Antonio Zabaraín, Luis Eduardo Díaz-Granados, Miguel Amín, Aida Merlano, Arturo Char. Los  tres representantes: Cesar Lorduy, Karina Rojano, José Gabriel Amar.

Además, controlan la Gobernación del Atlántico y la Alcaldía de Barranquilla. A continuación, se hace la presentación del Clan Char y cada uno de sus integrantes, quienes se han convertido en un auténtico autoritarismo departamental sin competencia alguna.

La elección de Arturo Char a la presidencia del Senado ha causado un verdadero revuelo político. Al menos se le cuestionan tres cosas. Por un lado, la indagación por el caso Aida Merlano, tanto en el tema de la empresa criminal de compra y venta de votos, como en la versión de Merlano según la cual los Char ayudaron a planear su fuga. En segundo lugar, se le cuestionan sus negocios familiares, y por ende el posible conflicto de intereses que tendría en muchas discusiones en el congreso.  Actualmente, la cadena de supertiendas y dorguerías Olímpica es una de las más importantes en el segmento de alimentos, bebidas y tabaco. La Organización Olímpica es su emporio en temas de medios de comunicación y así sucesivamente tienen varios negocios. Incluso, son accionistas del Junior de Barranquilla. En fin: Pan y circo.

El tercer cuestionamiento es la forma como manejan la política local y regional. En el Atlántico funcionan como un autoritarismo competitivo, controlan todo y nadie les hace oposición, es como si la democracia, en esas zonas, no existiera. Cargos burocráticos, puestos laborales en el sector privado, equipo de futbol, cadena radial, supermercados, todo lo manejan, y, en el consejo de Barranquilla y Asamblea departamental del Atlántico tienen control casi hegemónico. Nadie los cuestiona, nadie les dice nada, son todopoderosos.

Este señor, Arturo Char, será el encargado de regir el Senado desde el próximo 20 de julio, en un país sumido en una de las peores crisis económicas y sociales de su historia. Un congreso que además deberá tramitar varias de las reformas más importantes en muchos años. Solo puedo decir: Dios nos proteja y nos salve.

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