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Opinión

El Consejo de Seguridad de la ONU visita al “futuro nobel de Paz”

La coyuntura del país durante la visita del Consejo de Seguridad de la ONU es muy especial.

Julio Londoño Paredes
8 de febrero de 2024

Un espontáneo en Noruega candidatizó a Petro para el Premio Nobel de Paz. “El candidato”, destacando el hecho, le agradeció en carta muy publicitada. Entretanto, conociendo sus afinidades, Netanyahu le pide que gestione con Hamás la liberación de los secuestrados y los Estados Unidos que logre con Maduro la participación de Corina Machado en las elecciones y el restablecimiento de la democracia.

Entretanto, mientras que el presidente afirma que se está tramando un golpe de Estado para derrocarlo porque se investiga su campaña presidencial y las actuaciones de algunos allegados, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha arribado a Colombia.

El Consejo es el corazón de las Naciones Unidas. Después de la reforma de 1963, está conformado por 15 miembros, de los cuales 5 son permanentes: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China, y 10 no permanentes, elegidos por períodos de 2 años. Los miembros no permanentes son en este momento Argelia, Ecuador, Guyana, Japón, Malta, Mozambique, Corea del Sur, Sierra Leona, Eslovenia y Suiza.

La visita se hace en el marco de la solicitud formulada por Colombia en el año 2016 para la vigilancia y supervisión del proceso de paz concertado con las Farc. No es la primera vez, como lo expresó Petro, lo hizo también en 2017 y en 2019.

El secretario general de la ONU, por intermedio de sus representantes, debe informar al Consejo sobre el desarrollo, ya no solo del acuerdo de paz con las Farc, sino del proceso con el ELN y con los demás grupos armados, para que se prorrogue o no la tarea de los observadores en Colombia y formule las recomendaciones que considere del caso.

Seguramente los miembros del Consejo viajarán al Caquetá y a la Sierra Nevada de Santa Marta; visitarán uno de los Centros de Capacitación y Reincorporación (ETCR); hablarán con representantes de la sociedad civil (¿?), con congresistas, con la JEP y algunas autoridades judiciales, con negociadores de los acuerdos con el ELN y con el “Estado Mayor Central” (no es el de la Otan) y, naturalmente, con el presidente, con el que se podrían entrevistar en la casa de huéspedes en Cartagena, si su agenda lo permite.

La coyuntura que van a encontrar es interesante. Petro vocifera contra el fiscal y este contra Petro; el canciller está suspendido por la Contraloría; el hijo del presidente afronta un proceso penal; el presidente presiona a la Corte Suprema de Justicia con marchas populares para apresurar la designación de un nuevo fiscal; varios ministros y otros altos funcionarios están en entredicho; el ELN exige al Gobierno que lo autorice tácitamente seguir secuestrando en determinadas circunstancias; se abren nuevas embajadas para personas que tienen cuentas con la justicia; grupos armados bloquean los ríos en varios departamentos; hay cotidianas masacres en diferentes partes del país; “extranjeros” asaltan a todos en todas las ciudades; bandidos se roban carros blindados que podrían utilizar los miembros del Consejo; 300 municipios están controlados por grupos armados y, para completar, el país no se repone de la pérdida, por incompetencia, de la sede de los Juegos Panamericanos.

La visita, con una mezcla de safari y de turismo, será para los miembros del Consejo de Seguridad, como ir a la isla Calavera, donde vivía King-Kong en 1933.

(*) Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la Universidad del Rosario.

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