Jorge Enrique Vélez, columnista invitado

OPINIÓN

El cuestionado alcalde Quintero

En manos de nosotros está, no solo seguir denunciando ante los órganos de control, sino seguir exponiendo mediáticamente las fechorías que este señor ha hecho con la ciudad.

1 de diciembre de 2022

El alcalde Daniel Quintero ha hecho de su administración la más cuestionada en la historia de los mandatarios elegidos popularmente en la ciudad de Medellín.

Sus actuaciones han evidenciado un sinnúmero de irregularidades y escándalos que, de por sí, solo uno de ellos daría fácilmente para una destitución disciplinaria o una apertura de un proceso penal.

Un proceso popular, amparado constitucionalmente, como lo es la revocatoria de mandato por el incumplimiento de su plan de desarrollo, en el que uno de los ejes fundamentales es el presupuesto de la ciudad y que ha sido utilizado para sus intereses personales y políticos, y no para lo que corresponde que es el beneficio general de los ciudadanos, y que no lo ha hecho ni siquiera para sus electores, se vio nuevamente frustrado con artimañas jurídicas para evitarlo, esta vez, de cuenta de una registradora del Estado civil que actuó más como una cuota política de uno de los reconocidos aliados de Quintero, y que debió avalar la continuación del proceso acatando la sentencia del Tribunal Administrativo de Antioquia el cual dio vía libre para notificar al presidente Petro y convocar al proceso de votación de su revocatoria.

La funcionaria sacó del sombrero otra de las famosas triquiñuelas para suspender el proceso, situación que, como muchas otras en los últimos meses, fueron planeadas por los poco éticos asesores jurídicos de Daniel Quintero.

Esperamos que la Procuraduría y la Fiscalía saquen la casta y se restablezca la democracia en una ciudad que siempre había sido ejemplo de administración transparente y ejemplo para todo el país.

Aunque son más de 50 hechos conocidos y denunciados en los que se pone en duda la gestión del alcalde y sobre cada uno de ellos avanza la respectiva investigación de los organismos competentes, el espacio de la columna solo me permite exponer algunos que considero son las conductas de mayor cuestionamiento bastante conocidas y otras que es bueno ponerlas en público conocimiento, demostrando que solo uno de ellas podría llevar a la destitución o judicialización del señor Daniel Quintero o algunos de sus colaboradores.

HIDROITUANGO. Desde el mismo día de su posesión comenzó a generar una pelea innecesaria con los miembros de la Junta Directiva de EPM por los manejos del proyecto que, en su concepto, eran corruptos e ineficientes.

Lo más grave, entonces, fue que no solo nombró Juntas Directivas con personas que no discrepan nada de sus órdenes, sino que empezó a manifestar públicamente que le tocó rehacer la totalidad de los proyectos dentro de Hidroituango, una acusación que está suficientemente probada de ser una absoluta falsedad.

También ha tratado de hacernos creer que todo lo hecho por él y su equipo en Hidroituango ha logrado transformar y recuperar un proyecto que para él no era totalmente seguro, con muchos riesgos por lo que había ocurrido en el pasado.

Sin embargo, él y sus aliados nunca calcularon que el actual gobierno que tanto apoyó ya le notificó que no dejará entrar el proyecto en funcionamiento hasta que no se tenga la seguridad de que no afecte a las comunidades río abajo. O sea, que sus mismos aliados ratificaron y probaron una mentira más al señor Quintero.

Adicionalmente, quedan muchas dudas de cuál es su afán por crear nuevas contrataciones en el proyecto, lo que ha logrado generar una inestabilidad jurídica y una falta de confianza en la que ha sido la joya de la corona la Alcaldía de Medellín como son sus empresas públicas.

A esto se le debe sumar otra perla y fue lo que ocurrió con el manejo de las pólizas de seguro y las indemnizaciones a que había lugar por las contingencias del proyecto y que, como lo denunció acertadamente el gobernador Aníbal Gaviria, donde se aceptó una indemnización muy por debajo de lo que se debió cobrar por los daños amparados.

Sobre este tema son muchas las dudas. Lo que sí es claro es que la mayoría de las actuaciones lideradas por el alcalde tendrán implicaciones fiscales, disciplinarias y penales para él y para sus funcionarios, que tomaron y han incidido en cada una de estas decisiones.

CHATARRIZACIÓN DE VEHÍCULOS. Respecto a este tema, se evidenció que se adjudicó un contrato para desintegrar los vehículos ubicados en los patios de la Secretaría de Movilidad de Medellín. El contratista fue RYM S.A.S y se pagarían $ 98 COP por Kilo, cuando en el mercado, el valor ronda los $ 1000 COP, es decir, un hipotético detrimento de más de 33 mil millones de pesos.

Por menos hay funcionarios en este país que están sancionados penal y disciplinariamente. Esperemos que los entes de control cumplan su función y actúen como les corresponde.

HOSPITAL GENERAL DE MEDELLÍN. Los escándalos y las denuncias por temas de corrupción son noticias de todos los días y así lo han demostrado los debates que responsablemente han realizado los concejales en el recinto del Concejo de Medellín, donde se han hecho públicos muchos de los cuestionados contratos de prestación de servicios en salud, alimentación, servicios profesionales y de sistematización, que tienen inconsistencias y serios indicios de actuaciones corruptas.

Un hospital que antes era ejemplo del manejo de la salud en Colombia, hoy es un centro de investigaciones, ¡pero criminales!, donde se ha iniciado más de 24 investigaciones disciplinarias por la Personería de Medellín, sin contar con las que están hoy en manos de la Fiscalía y los demás órganos de control.

UNE. El afán y desespero del alcalde para vender la participación que tiene EPM en esta compañía para recibir una millonada de dinero que nunca pudo justificar para qué lo utilizaría e invertiría. Sus actuaciones y la de sus aliados en el Concejo de Medellín han generado muchas dudas no solo de los demás concejales, sino de toda la ciudadanía en general, y bien han hecho todos en recriminar y evitar una actuación cuestionada más.

Como retaliación a esto, el señor Quintero ha puesto en peligro proyectos fundamentales para el desarrollo de la ciudad y los municipios del Área Metropolitana, como es el Tren del Río, en el que mencionó descaradamente que Medellín no podrá pagar sus aportes ya que esos recursos solo los tendrían en el presupuesto si se vendiera la participación que tienen en UNE.

Un mentirá más. Esos dineros solo los tendrá que aportar el municipio de Medellín en el año 2026, o sea que nada tenían que ver con los que son producto de la venta de UNE, como él quería.

INDEPENDIENTEMENTE POLITIQUERO. Fuimos muchos los medellinenses que caímos en su mentiroso cuento de que lo suyo sería un proyecto independiente. Desde el día de su posesión como alcalde, sus secretarías y direcciones de las entidades descentralizadas, fueron entregadas a cuotas de partidos políticos tradicionales y sus amigos más íntimos con el fin de cumplirles con favores en contratos y burocracia. Son tantas las ganas del alcalde de cooptar todas las instituciones, que incluso ha movido todas sus fichas en la escogencia de los miembros de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Medellín para ampliar sus tentáculos y querer controlar todo. Ya sabemos de qué manera.

En manos de nosotros está no solo seguir denunciando ante los órganos de control, sino seguir exponiendo mediáticamente las fechorías que este señor ha hecho con la ciudad. Después de verse truncado el proceso de revocatoria, esperamos que los entes de control encargados de cada una de las cuestionadas actuaciones ejerzan sus funciones de manera satisfactoria y tengamos resultados contundentes ante tantas irregularidades que, no tengo dudas, van a traer consecuencias muy graves para él y muchos de sus amigos.

Ojalá que de esta mala experiencia nos quede la enseñanza y nos haga reflexionar en la medida de que esa cantidad de precandidatos que quieren lanzarse a las próximas elecciones a la Alcaldía de Medellín establezcan un mecanismo que, producto de esto, lleguen a un consenso para tener un candidato único y podamos derrotar a los ¡Quinteritos!, que lo quieren reemplazar para seguir destruyendo nuestra querida Medellín.

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