Aurelio Suárez Montoya. Columna Semana

Opinión

El duopolio TIC, una herencia de Lizcano y una política del Gobierno Petro

Las TIC en Colombia se debaten en crisis, la que se resuelve en el Gobierno “humanista” al peor estilo capitalista: con la concentración del mercado en los magnates del mundo.

Aurelio Suárez Montoya
22 de marzo de 2025

Parcelar el Estado a los politiqueros es una prueba más de que no hay cambio o que el cambio es en reversa. Petro le entregó el ICA a Carlos Amaya, Findeter a unas parlamentarias y el sector TIC al Partido de la U, en cabeza de Mauricio Lizcano.

Los $29.660 millones que Lizcano gastó en autobombo fueron la cuota inicial para su campaña electoral promovida en las redes sociales. No quiere decir que dejó de controlar el sector TIC, pues lo hace en cuerpo ajeno con su reemplazo, el constitucionalista y exsuperintendente de subsidio familiar en el Gobierno de Duque, Julián Ruperto Molina, exasesor de despacho entre agosto de 2023 y septiembre de 2024.

Lo que sigue para las TIC es el continuismo. Por ejemplo, durante 30 meses Lizcano no tomó medida alguna para contrarrestar la posición dominante de Claro, que controla 40 millones de las 90 líneas móviles y más de la mitad de los accesos fijos a internet y a telefonía, a pesar de ser miembro de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC). Petro contribuyó al descache, pues ni siquiera ha nombrado a su representante en dicha entidad.

Para llenar el vacío, Lizcano, al irse, trató de nombrar a Luis Eduardo Aguiar, cuya hoja de vida fue publicada, pero el nombramiento se cayó porque el ministro encargado, el petrista Belfor García, no lo firmó. Lo que Lizcano sí “coronó” fue el puesto de director de la Agencia Nacional del Espectro (ANE) con Sergio Sotomayor, su ficha en la subasta de frecuencias para el sistema 5G.

El espectro es el principal activo público en el ámbito TIC, y las desigualdades entre los operadores arrancan desde ahí, para lo cual el músculo financiero es clave y más si son concesiones costosas como en Colombia. Lo que explica, por ejemplo, la superioridad de Claro, nunca regulada por Lizcano y su combo.

Como candidato, no tiene empacho en postear en X que “La compra de Movistar por parte de Millicom demuestra que las reglas de juego que hemos construido, así como el país generan confianza para nuevas inversiones… el reto es mantener un mercado atractivo para un tercer o nuevos operadores…”.

Con esa transacción Millicom da el primer paso para conformar un duopolio TIC en el país con la adquisición posterior de la mitad de Tigo a EPM y el 32 por ciento de Movistar al Ministerio de Hacienda. Los 400 millones de dólares para la compra inicial indican que con 1.000 millones conseguirá a la barata 37 millones de líneas en telefonía móvil, a 3,2 millones en acceso a internet fijo y a 2,6 en telefonía básica. Mientras, firmas menores, como WOM o ETB, buscan inversores o aliados para salir de apuros.

El duopolio, que celebra Lizcano y que se gestó en un Gobierno de “izquierda”, pone las TIC de Colombia en manos de Carlos Slim (n.º 20 en la lista Forbes, de ricos del mundo) y en las del francés Xavier Niel, el yerno de Bernard Arnault (n.º 5 de Forbes), socio mayoritario de Millicom.

¡Sumarán 93 por ciento de la industria!, un cartel único en el mundo, con índice de concentración (IHH) de 4.378 puntos. Exagerado si se considera que en USA el móvil es 3.231, en Alemania es 3.378, en Corea del Sur es 3.538 y en Australia, el mayor, es 4.000, cuando todo sector con más de 1.800 se considera muy concentrado (Goldberg, M., 26/2/22).

Fuera de esto, viene la eliminación de puestos de trabajo, que estarán de más, el espanto a nuevas inversiones, el riesgo de la colusión para fijar tarifas y precios, las pérdidas en calidad, la restricción a innovación y la no reducción de brechas en conectividad, y, en consecuencia, se debilitará la digitalización y, al final, la competitividad del país. Más grave es que el Gobierno es juez –a través de la SIC– para autorizar o condicionar la fusión en torno a Millicom, prevenir los daños y preservar la competencia, pero también es parte como vendedor de su porción en Movistar.

Lizcano dejó el chicharrón de Telecall. La firma brasilera, adjudicataria de uno de los cuatro bloques de 80 MHZ en la banda de 3.500 MHZ, que subastó el 20 de diciembre de 2023, se comprometió a pagar $318.000 millones en 20 años y a conectar gratis 343 escuelas rurales. A estas alturas, Telecall incumplió un primer pago por $41.500 millones, aunque la resolución quedó en firme el 13 de agosto de 2024. Como dato curioso, quien la representa es Iván Mantilla, el exviceministro en las épocas del disparate de Abudinen en Centros Poblados. ¿Lizcano y Sotomayor responderán por el desfalco?

Las TIC en Colombia se debaten en crisis, la que se resuelve en el Gobierno “humanista” al peor estilo capitalista: con la concentración del mercado en los magnates del mundo. Nada sorprende de Petro y sus alfiles, máxime si el último año de gobierno es el de los negocios.

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