OPINIÓN
El granadazo en el pie
Hasta el momento, el doctor Granados no ha explicado cuál fue la coincidencia cósmica que llevó al supuesto suplantado a repetir el mismo lapsus del supuesto suplantador.
A veces las defensas resultan peores que las acusaciones. El coronel Alfonso Plazas Vega está saliendo más lesionado que favorecido con la labor de su abogado Jaime Granados. Y no es porque al apoderado le falte inteligencia o astucia, lo que sucede es que quizás le sobra un poco. La estrategia mediático-epistolar-informático-columnística-radiotelevisada del letrado no ha dado resultado alguno en los tribunales pero si ha aumentado sustancialmente la figuración de Granados.
El hecho cierto es que el defendido Plazas Vega ha resultado condenado en dos instancias, mientras el abogado sale fotografiado y entrevistado en los medios tratando de construir una estructura imposible.
El doctor Granados está empeñado en demostrar que un testigo, llamado Edgar Villamizar, es falso cuando habla contra el coronel Plazas Vega, pero es auténtico cuando afirma que jamás dijo lo que dijo. Para que la fórmula resulte viable es necesario sostener que realmente ese testigo no es un solo hombre sino dos y que el primero suplantó al otro.
La teoría es muy ingeniosa pero tiene un problema: dura hasta cuando se contrasta con las pruebas.
Cada evidencia nueva saca de quicio al doctor Granados que pretende convertir en criminal a quien se atreva a discrepar de su tesis.
En junio del año pasado en una columna llamada 'El Testigo' mostré que el cabo de inteligencia Edgar Villamizar había escrito su nombre el día que llegó a la Escuela de Caballería a declarar contra el coronel Plazas Vega.
La caligrafía registrada en ese papel es idéntica a la usada años antes por el cabo Villamizar cuando era miembro del Batallón de Inteligencia Charry Solano. Esa fue la primera gran prueba de que no hubo jamás suplantación. (Ver comparación de firmas.jpg)
El iracundo doctor Granados anunció, a través de la muy vista sección televisiva ‘Código Caracol’, que me demandaría por haber usado un documento falso en la columna. (Ver video abajo)
Por supuesto se trató de un anuncio puramente mediático, de los que a él le gustan. Granados nunca me demandó y admitió después a regañadientes que el papel, auténtico y firmado por funcionarios de la fiscalía y la procuraduría, estaba hace tiempo en un proceso en la Corte Suprema de Justicia.
Otro argumento que esgrimía el doctor Granados para demostrar que el testigo Villamizar había sido suplantado era que se había equivocado en el nombre de un superior que tuvo por la época de la toma del Palacio de Justicia.
En entrevista con El Espectador, acompañada del respectivo retrato, Granados sostuvo sobre las inconsistencias del primer Villamizar: “Menciona que quien estaba a cargo era el mayor Jairo Alzate Avendaño. Sin embargo, el Ministerio de Defensa aseguró que nunca ha habido un oficial con ese nombre” (Ver entrevista Granados.jpg)
Lo que olvidó decir es que si hubo un mayor llamado Jairo Alzate García. El testigo había cometido un error en el nombre pero no en la circunstancia.
Lo molesto para el doctor Granados sucedió hace dos meses. Llevaron a Villamizar ante un juez a sostener que había sido suplantado, todo iba a pedir de boca hasta cuando comentó acerca de su viejo superior y volvió a hablar de “Jairo Alzate Avendaño”. (Ver audio Declaración Villamizar. Juzgado 55 Feb 2012.wma)
Hasta el momento, el doctor Granados no ha explicado cuál fue la coincidencia cósmica que llevó al supuesto suplantado a repetir el mismo lapsus del supuesto suplantador.
La respuesta es fácil son uno mismo.
Así lo demostró -una vez más- el Estudio Grafológico que efectuó hace unos días el CTI de la fiscalía y que prueba que todas las letras vienen de la misma mano. (Ver Estudio Grafológico. PDF)
El abogado y catedrático Ramiro Bejarano reveló en su columna de El Espectador la conclusión de ese dictamen. La respuesta fue una destemplada carta de Granados descalificando al procesalista, al CTI y a la Fiscalía General de la Nación, que según una novedosa interpretación de Granados está impedida en este caso.
Mucho tiempo gasta el doctor Jaime Granados en sus peleas, tal vez más que en la defensa de Plazas Vega. Puede que el defendido no vaya bien pero, eso sí, no pasa semana sin que el apoderado ilustre con su figura la prensa, la radio y la televisión.