Opinión
El hombre que sueña para hacer soñar a Bogotá
Su amor por la cultura se ha cultivado desde la infancia cuando su padre, un químico melómano, lo llevaba los domingos a escuchar conciertos de la Banda Sinfónica Nacional en el Parque Nacional de Bogotá.
¿Cuál es la misión de un gestor cultural en un país como Colombia? ¿Cómo crear espacios de encuentro, de diálogo y de transformación a través del arte y la cultura? Estas preguntas encuentran sus mejores respuestas en la vida de Ramiro Osorio, director del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y uno de los gestores culturales más destacados de nuestro país, con quien tuve el placer de conversar en el Teatro.
Su amor por la cultura se ha cultivado desde la infancia cuando su padre, un químico melómano, lo llevaba los domingos a escuchar conciertos de la Banda Sinfónica Nacional en el Parque Nacional de Bogotá. “Imagínate mi emoción cuando llegué a ser director de Colcultura en el Gobierno del presidente Gaviria y tenía a mi cargo la Banda Nacional”, cuenta con entusiasmo.
Pero el momento que marcó su destino fue cuando, a los 8 años, participó en una obra en el Teatro Colón como integrante del grupo de teatro del Colegio San Bartolomé La Merced. Esa experiencia fue como una revelación que lo vinculó de manera profunda con el arte escénico y le mostró su vocación. “Aquello sí fue una epifanía. Cuando estuve ahí en el escenario y vi esa penumbra con el público allá, en ese momento tomé la decisión de que a eso me iba a dedicar toda la vida”.
Con un proyecto de vida consagrado a la cultura y una admirable trayectoria de más de 40 años como maestro y director de teatro, gestor cultural, embajador, primer ministro de Cultura de Colombia y cofundador del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, Ramiro conoce y valora la riqueza artística y cultural de nuestro país.
Lo más leído
Para él, Colombia es una “gran potencia cultural”. Y no hace esta afirmación por orgullo patrio, sino con la convicción de que el país debe apostar por la cultura como un eje estratégico para su progreso.
Los números lo respaldan: según datos del Dane, el sector cultural y creativo hace un aporte significativo a la economía de la capital, generando empleo para más de 150.000 personas y un valor agregado de $17.2 billones en 2022, lo que equivale a un 5.5 % del total del valor agregado de la ciudad. Estas cifras demuestran el gran potencial del sector para impulsar el desarrollo económico y social de Bogotá y del país.
Así como aprecia nuestra riqueza cultural, Osorio también reconoce los desafíos que supone su promoción y difusión para lograr uno de sus más grandes propósitos: el acceso de la ciudadanía a los bienes y servicios culturales, desmitificando la idea de que la cultura es para pocos. Por eso, desde el Teatro Mayor, ha impulsado una programación abierta a todos los géneros, que abarca desde las expresiones tradicionales hasta las más vanguardistas, desde las locales hasta las internacionales y desde las clásicas hasta las contemporáneas, y abierta a todos los públicos, con un énfasis especial en los jóvenes.
Bajo su dirección desde la apertura en 2010, el Teatro Mayor se ha consolidado como uno de los escenarios culturales más importantes de Colombia y de América Latina, y ha logrado desarrollar una impresionante oferta cultural para la capital colombiana. Más de 2.000 funciones y 1.400 espectáculos, con la participación de más de 30.000 artistas de 66 países, han llenado de magia y emoción el escenario, convocando a más de un millón de personas a presenciar lo que, como dice Ramiro, no son simples funciones, sino acontecimientos de vida que rompen la monotonía de la cotidianidad.
Gracias a la eficiente gestión que lidera Osorio, la calidad de sus instalaciones y el reconocimiento que ha logrado, el Teatro ha atraído espectáculos y artistas de renombre mundial. Subsidiando las boletas, incluso para los eventos más exclusivos, ha permitido el acceso a la cultura a los colombianos a través de un modelo de financiación público-privado.
De la misma manera, con programas como “Cien Mil Niños al Mayor”, facilita que niños de colegios públicos de Bogotá descubran las diversas expresiones de la creación contemporánea, desde la ópera hasta el ballet, y con “Maestros al Mayor”, ofrece a los profesores la oportunidad de asistir a espectáculos, reconociendo el impacto transformador que la experiencia artística puede tener en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Designado este año como Académico de Honor por la Academia de Artes Escénicas de España, Ramiro Osorio ha recibido numerosos reconocimientos nacionales e internacionales por su contribución al desarrollo cultural del país y a favor del bien común. Su trabajo es inspiración para las nuevas generaciones, a quienes envía el mensaje de que dedicarse al arte y a la gestión cultural “es una de las tareas más bellas que pueden asumir”. Por eso, desde esta columna y desde la Universidad del Rosario, le expresamos nuestra gratitud y admiración por su labor, y le animamos a seguir haciendo soñar a Bogotá.
@alejandrocheyne, rector Universidad del Rosario.