OPINIÓN

El mejor amigo de Colombia es un país en crisis

El presidente peruano García está con su popularidad por el suelo y le queda poco tiempo para recuperarse.

Semana
7 de septiembre de 2009

Como están las cosas en la región andina, en este momento el país más cercano a Colombia es Perú. El  presidente de centro-derecha, Alan García, mantiene una buena relación con el presidente colombiano Álvaro Uribe. García es el único Presidente en todo Suramérica que ha respaldado a Uribe en todas las controversias en que se ha visto envuelto el país últimamente, incluido el anuncio de que Colombia le permitirá a Estados Unidos utilizar siete bases militares en su territorio.

A Colombia le conviene entonces reconocer que Perú, que es prácticamente su único aliado en el área andina, está en crisis.

Ya sabían los peruanos que darle una segunda oportunidad a García en la Presidencia era un gran riesgo. Cuando García ejerció su primer mandato, de 1985 a 1990, fue responsable de una espectacular crisis económica sin precedentes en la historia peruana. Hace tres años, García apareció de nuevo en la política nacional mostrándose como un candidato maduro que había aprendido de sus errores del pasado. García les pidió una segunda oportunidad a los peruanos, y la ganó en la segunda vuelta de las elecciones del 2006.

En realidad, los votantes no tenían opción. El otro peso pesado en las elecciones era Ollanta Humala, un pendenciero líder indígena con un pasado ligado al terrorismo y vagas promesas de revolución social. Como suele pasar en elecciones polarizadas, los peruanos votaron más en contra de Humala que a favor de García. 

Ahora el temor de que la historia se repitiera se está confirmando. Este año el Presidente peruano está en graves problemas. García se embarcó en una fuerte confrontación con los pueblos del Amazonas por pasar una ley que permitiría la fácil explotación de recursos naturales en tierras compartidas por el gobierno y las comunidades. La ley despertó la furia de líderes indígenas que acusaron al gobierno de abrir el área a compañías multinacionales sin haber consultado a sus pueblos y sin tener un plan de desarrollo y compensación para las comunidades amazónicas.

El conflicto creció y la situación se tornó tan violenta en los primeros meses de este año que García le permitió al ejército ayudar a la policía a controlar las protestas; 34 personas murieron en los enfrentamientos.

Finalmente, el 30 de junio el primer ministro Yehude Simón tuvo que pedirle al Congreso que tumbara la ley en cuestión. García perdió la batalla, perdió a su ministro más importante, pues Simón renunció después de reconciliar al gobierno con los opositores de la ley, y perdió también el apoyo de los peruanos.

La popularidad de García, y por ende su gobernabilidad, están ahora por el suelo. A mediados de agosto, una encuesta de Ipsos, Apoyo, Opinión y Mercado reveló que sólo el 27 por ciento de los peruanos apoya la gestión del Presidente.

La crisis económica global también tiene a García en aprietos, pues ha afectado el importante sector exportador de minerales y materias primas. La crisis global no se le puede imputar a García, pero sí es cierto que, en general, los males de Perú en este momento son más internos que externos. El Presidente ya estaba en problemas a finales del 2008, cuando su gabinete entero tuvo que renunciar después de que se descubrió que varios ministros estaban involucrados en un esquema de licitación irregular de lotes petroleros.

García prometió de nuevo hace pocas semanas que su gobierno quiere para Perú “mejorar su educación, impulsar su salud, mejorar la relación del Estado con el pueblo, acelerar la administración de justicia.” Tiene menos de dos años para hacerlo. Hay elecciones presidenciales en el 2011.


*Gabriela Perdomo es periodista e investigadora del centro de estudios de opinión pública Angus Reid Global Monitor (www.angus-reid.com).

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