OPINIÓN

El mejor regalo

El dinero de los contribuyentes está nutriendo el bolsillo de un depredador de las redes sociales.

Daniel Coronell, Daniel Coronell
15 de febrero de 2020

El gobierno del presidente Iván Duque le acaba de otorgar un contrato de casi 900 millones de pesos a la empresa de un exconvicto que ha servido como instructor de la bodeguita uribista, un grupo concertado para desprestigiar en las redes sociales a quienes discrepen del senador Uribe. El contrato fue otorgado –sin que mediara licitación pública– por la Agencia Nacional de Seguridad Vial, una entidad adscrita al Ministerio de Transporte.

La empresa beneficiaria de la adjudicación a dedo se llama Praesidium SAS y pertenece en partes iguales a José Raúl Ramírez Chavarro y al expresidiario Carlos Arturo Escobar Marín.

Aunque Escobar Marín ha construido su leyenda diciendo que lo arrestaron en Estados Unidos por haber hackeado con éxito el inexpugnable código de seguridad de un banco, la realidad es diferente. A Escobar lo condenaron por usar tarjetas de crédito falsificadas y estafar a la gente con cheques.

En Estados Unidos se identificaba con tres nombres distintos: Carlos Escobar, Walter Frank Pérez y Esteban M. Bullis, como puede verse en los documentos de su sentencia dictada por la Corte del Distrito Oeste de Carolina del Norte.

Después de salir de la cárcel volvió a Colombia y empezó a promoverse como experto en seguridad informática. En una de las piezas autopromocionales que ha publicado online señala en primera persona que también trabaja en interceptaciones: “Mi socio Piero Meza y yo empezamos una empresa o asociación de riesgo compartido de desarrolladores de productos de seguridad para gobiernos en Latinoamérica especializada en interceptación de aplicaciones móviles y encriptación”.

Varias fotografías publicadas en redes sociales muestran a Carlos Escobar Marín con el expresidente Álvaro Uribe.

Pues bien, este personaje es el directo beneficiario del contrato otorgado por una agencia del Ministerio de Transporte.

Cuando supe del contrato llamé a la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, para preguntarle cómo había conocido a Carlos Escobar Marín. Me contó que hace diez años se lo presentó Rafael Vargas, con quien compartía oficina por aquella época. También me dijo que sabía que Escobar había estado en la cárcel en Estados Unidos, pero que no debía tener problemas ahora porque trabajaba para la Embajada de Estados Unidos. No se quién le dijo eso a la ministra, pero una fuente de la Embajada desmintió esa afirmación.

La campaña otorgada por contratación directa, es decir a dedo, por la agencia de Minstransporte a la empresa de Escobar fue anunciada por la ministra el 6 de diciembre del año pasado.

A la empresa Praesidium SAS, constituida en 2017 por Escobar y su socio con un capital de 50 millones de pesos, le otorgaron un contrato de 899 millones 640 mil pesos.

El 10 de diciembre, dos semanas antes de la celebración de la navidad, tenía que empezar a “prestar los servicios para la creación, ejecución, pauta y estrategia en redes sociales de la campaña “EN NAVIDAD EL MEJOR REGALO ES LLEGAR BIEN A CASA”, con el fin de sensibilizar en riesgos y buenas prácticas de seguridad vial, a una mayor audiencia que se identifica como actor vial y usuario activo de redes sociales, a desarrollarse durante la temporada de navidad y fin de año”.

Uno de los pilares para esta campaña de difusión masiva ha sido la cuenta de Twitter @ElMejor_regalo que, al momento de escribir esta columna, tenía apenas 210 seguidores.

Más modesto que el alcance de la cuenta ha resultado el contenido creativo de la campaña. En semana.com pueden ver una muestra de la genialidad publicitaria de la empresa de Escobar Marín. Una señal de tránsito decorada con un moño tomada en un zoom tembloroso pobremente ejecutado.

Hace unas semanas, Praesidium le reportó a la Agencia Nacional de Seguridad Vial que “el total de impacto y alcance de las campañas en Facebook e Instagram desde el 15 de diciembre fue de: 90.726.429 millones de personas” (sic). Asombroso. Casi el doble del total de la población de Colombia.

El dinero de los contribuyentes está nutriendo el bolsillo de un depredador de las redes sociales. Pocas horas después de la conversación con la ministra, varias cuentas iniciaron una nueva campaña de desprestigio contra mí.

*Con investigación del periodista Julián Martínez.

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