OPINIÓN

El mutismo de Luis Alfredo Ramos Botero

Pese a ser un político exitoso, el exalcalde de Medellín, excongresista y exgobernador de Antioquia no es buen orador. Y se ha callado muchas cosas.

Juan Diego Restrepo E., Juan Diego Restrepo E.
29 de agosto de 2013

A mí siempre me ha sorprendido cómo una persona como Luis Alfredo Ramos Botero, con tan mala oratoria, ha llegado tan lejos en la política regional y nacional. No es un tipo que hable mucho, tampoco lo hace bien y siempre ha tenido áulicos que lo han protegido de las preguntas incómodas. Una vez se divulgó la noticia de la orden de captura en su contra, emitida por la Corte Suprema de Justicia, se me vino a la cabeza un evento que, como periodista, tuve la oportunidad de cubrir cuando prestaba mis servicios a una agencia de prensa alternativa y en el cual constaté el sospechoso mutismo de Ramos Botero sobre temas tan complejos como las relaciones de sectores políticos, económicos y de fuerza pública con el proyecto paramilitar impulsado por las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).

Se trató de una conferencia de prensa que ofreció el entonces gobernador el 27 de febrero del 2008 para responder a la investigación Parapolítica, la ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos, que coordinó Claudia López y publicó la Corporación Nuevo Arco Iris. En ella, se incluyó un capítulo sobre Antioquia y se mostraban votaciones atípicas en las elecciones del 2002 y del 2006 en regiones del departamento donde hubo fuerte dominio paramilitar que habrían favorecido a Ramos Botero y al movimiento Alas –Equipo Colombia, que él presidía.

“Todo es falso, mentira, calumnia. Lo tendrán que probar en los estrados judiciales porque eso no puede quedar simplemente así. Aquí se abusa de esa libertad que la persona tiene para escribir o para expresar esas ideas, pero no pueden calumniar, no pueden ofender, no pueden agraviar, y sobre todo no existe una sola prueba que diga que grupo paramilitar alguno estuvo participando en la campaña”, declaró en esa ocasión el cacique político. 

La conferencia de prensa fue manipulada. Previamente su jefe de comunicaciones había explicado que el mandatario regional haría una breve intervención y solo respondería cinco preguntas de los periodistas, quienes fueron seleccionados previamente teniendo en cuenta que fueran afectos a Ramos Botero para evitarle un mal sabor —y para que propiciaran respuestas negativas contra la investigación que coordinó López—.

Una de las particularidades del corto discurso de esa conferencia de prensa fue su apelación al sentimiento regional para atacar los cuestionamientos que hoy lo están llevando a la cárcel: “hay gente que le duele el liderazgo de los antioqueños y del presidente Uribe, y por eso reacciona así, para tapar la salida inmediata a otros dirigentes de acá, de Medellín, de Antioquia, o al propio presidente Uribe”.

Para esa época ya se conocía la debacle del movimiento Alas - Equipo Colombia por cuenta de las acusaciones contra uno de sus principales líderes, Álvaro Araújo Castro, quien se había aliado con Ramos Botero para crear ese grupo político. La Corte Suprema de Justicia logró demostrar que este cacique del Cesar se alió con Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, para ganar las elecciones al Senado en el periodo 2002-2006, y lo condenó el 18 de septiembre del 2010 a 9 años y 4 meses de prisión. 

Ramos Botero aún no ha explicado con claridad sobre qué bases fusionó su movimiento Equipo Colombia con el de Alas, que lideraba Araújo Castro, y qué tipo de acuerdos fortalecieron esa fusión. Por cuenta de esa alianza en las elecciones del 2006 obtuvo curules en Senado y Cámara; y, en el 2007, la Gobernación de Antioquia, con una de las votaciones más altas en la historia electoral del departamento.

Sin embargo, en sus intervenciones públicas, tanto en su campaña a la Gobernación como en sus meses de mandatario electo y posteriormente posesionado, nunca se le escuchó un cuestionamiento al paramilitarismo ni a aquellos que lo financiaron y respaldaron. Recuérdese que durante su periodo (2008-2011) se empezaron a conocer las confesiones de los exparamilitares de las Auc que fueron postulados a los beneficios de la Ley 975, llamada de Justicia y Paz. 

No se le han escuchado pronunciamientos contundentes contra los integrantes de su movimiento político que fueron a parar a la cárcel y pagan condenas por sus nexos con grupos paramilitares: ni en el caso de Araújo Castro ni en el de su sucesor, Antonio Valencia Duque,  y mucho menos en el más reciente; el de Óscar Suárez Mira. 

Tampoco se le han conocido reflexiones sobre hechos que ocurrieron en Antioquia e implicaron a ganaderos, bananeros, comerciantes, transportadores e industriales que favorecieron la “causa paramilitar” con sus aportes económicos y apoyos logísticos. Mucho menos se sabe de su posición sobre los nexos, ya bastante demostrados, de sectores del Ejército y la Policía con el ambicioso proyecto de las Auc. ¿Y de qué no habla tampoco? De las víctimas y del despojo de tierras. Su mutismo es total.

Lo que sí se conoció, una vez comenzó a ejercer como gobernador, fue una decisión sobre la cual también debe algunas explicaciones. Se trata del despido de la periodista Luz María Montoya, quien en el año 2007 se desempeñaba como directora del noticiero regional Teleantioquia. Ella fue la persona que le preguntó durante un debate televisado el 28 de septiembre de ese año, y en pleno proceso electoral, sobre los resultados de la investigación de López y el nuevo mapa electoral en Antioquia. Tanto le dolieron esos interrogantes que una vez posesionado cobró venganza.

Siempre me ha parecido sospechoso el mutismo de Ramos Botero en relación con el proyecto paramilitar que desangró a Antioquia y convirtió amplias regiones de este departamento en el botín de guerra de ambiciosos empresarios de la agroindustria. Algo habrá más allá de las reuniones con paramilitares. Pero será ante los jueces de la Corte Suprema de Justicia que hablará claramente; esta vez necesitará de su mejor oratoria.

*Periodista y docente universitario.

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