OPINIÓN

El partido de mi papá

A pesar de que el Centro Democrático y Tomás Uribe quieren mostrar que en este audio no hay opacidad, basta con escucharlo para entender que sí la hay.

María Jimena Duzán, María Jimena Duzán
4 de julio de 2020

El partido del Centro Democrático está ahorcándose con su propia pita. Ahora el tema que los embarga no son los votos comprados –que los hubo–, sino las donaciones non sanctas que ese partido habría recibido durante la pasada campaña presidencial en favor del entonces candidato Iván Duque.

La más encartada es la directora del partido, Nubia Stella Martínez, al intentar desmentir un audio en el que ella le dice a María Claudia Daza lo dichosa que está por haber recibido una donación de 300.000 dólares por parte de un empresario venezolano, en la víspera de la segunda vuelta electoral –una movida que no está permitida por la ley–. Ella ha decidido desmentirse a sí misma con la excusa de que fue un lapsus, y anda tan enredada como Marta Lucía Ramírez con su explicación sobre su sociedad con el Memo Fantasma.

En un nuevo audio en el que se escucha a María Claudia Daza –en ese momento la mano derecha del expresidente Uribe en su UTL en el Senado– conversar con Tomás Uribe se advierte el modus operandi con que se tramitaban las donaciones en ese partido y cómo a los donantes se les recibía la plata con la promesa de que después de elecciones tendrían la oportunidad de tomarse un café con el expresidente Álvaro Uribe, el presidente eterno.

El audio fue revelado por el propio Tomás Uribe el viernes de esta semana, junto con un comunicado en el que él advierte que todo lo que conversa con María Claudia es muy normal en política. “Es natural que personas con afinidad política pregunten cómo donar a una campaña”, y asegura que siempre ha invitado a quienes quieran hacerlo a ponerse en contacto con los responsables oficiales de recibirlas sin mediación de su parte.

A pesar de que el Centro Democrático y Tomás Uribe quieren mostrar que en este audio no hay ninguna opacidad, basta con escucharlo para entender que sí la hay.

Después de saludarse y de que Tomás le pregunta a María Claudia Daza por la hora de una cita que van a tener esa semana, ella le comenta que un amigo de él que tiene cara de vampiro está con ganas de hacer una donación.

–“El amigo ese tuyo que tiene caraevampiro insiste en una cita y en otra cita. ¿Será verdad tanta gloria y que van a dar tanta plata?”, le pregunta María Claudia Daza a Tomás Uribe.

–“Ahh, el caraevampiro, claro”, le responde Tomás Uribe identificando de inmediato al personaje.

–“La otra vez trajo a una señora, pero ella no habló de plata”, le comenta María Claudia. “Entonces me salió con que había que llamarlo y decirle: mira que por ahí supe que querías donar... Pero eso no se maneja así... yo no soy capaz…”.

A pesar de que el Centro Democrático y Tomás Uribe quieren mostrar que en este audio no hay opacidad, basta con escucharlo para entender que sí la hay.

–“No”, le responde Tomás dando instrucciones: “Yo lo concretaría así… Estamos al final de campaña y entiendo por la reunión a la que acompañé a mi papá ayer en el partido que en este momento no se necesita plata. Que dizque es muy bueno tenerla, pero que no es la prioridad. Yo les diría: vea, si quieren dar plata hablen con Nubia Stella y el presidente les da una cita después de las elecciones”.

–“Un tinto, eso es lo que estoy diciendo…. ¡Pero con el presidente Uribe, no con el presidente Duque!”, le aclara María Claudia de inmediato a Tomás como para que no queden dudas de que cuando ella habla del presidente siempre se está refiriendo a Álvaro Uribe. “Él [el expresidente Uribe] no se sienta porque le hayan dado la plata. Siempre he dicho: un cafecito después de las elecciones porque él es el que está en la batalla, en todas partes”, aclara María Claudia.

–“Sí, claro, ponlos a que si quieren dar plata se reúnan con Nubia Stella y después de las elecciones con mi papá”, dice Tomás.

Con esta frase es imposible creer que Tomás Uribe no tiene nada que ver con las donaciones que hacen en el partido de su papá, como asegura en el comunicado.

Pero además, ¿qué significa en términos políticos tener un “café con el presidente Uribe”? ¿Una oportunidad para conocerse o acaso para pedir favores a cambio de la donación? ¿Acaso solo los que hayan donado pueden tomarse un café con Álvaro Uribe?

Pero sobre todo: ¿estos cafés con el presidente eterno fueron de conocimiento del presidente Duque? ¿Acaso Uribe, el presidente eterno, le va a entregar el partido a su hijo Tomás?

Es cierto que los partidos no tienen topes a la hora de recibir donaciones, pero tienen que registrarlas. ¿Registró el partido esta donación de este personaje que, según el comunicado de Tomás, es una persona de reputación intachable y a la que le habrían prometido tomarse un café con Álvaro Uribe a cambio de su aporte? ¿Esas reuniones son simples actos sociales o tráfico de influencias? Como lo evidencian otros audios, ¿esos aportes podrían haber entrado al partido pero sin ser registrados?

Lo que hasta ahora se ve es que la forma en que se hizo la campaña presidencial de Duque no se diferencia de todas las demás. No se volaron los topes en la campaña pero se pudo utilizar al partido para triangular las donaciones, muchas de las cuales pudieron no ser registradas por cuenta de los lapsus de su directora. Eso pasó en la campaña de Santos, y es muy probable que haya pasado también en la campaña de Duque y el Centro Democrático. Pero claro, con un fiscal como Barbosa esta verdad puede quedar sepultada.

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