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El peligroso doble rasero

El peso de la ley está desnivelado y lo único que se observa es el deseo de revancha de una minoría contra todo lo que representan las fuerzas legítimas del Estado.

David René Moreno Moreno
9 de julio de 2024

El país se encuentra dando tumbos dentro del escenario jurídico-político más complejo de nuestra historia democrática, enfrentado a elementos legales que debido a su manipulación y mañosa interpretación impedirán llegar a una paz verdadera, aun con el transcurso de varias generaciones. El peso de la ley está desnivelado y lo único que se observa es el deseo de revancha de una minoría contra todo lo que representan las fuerzas legítimas del Estado, invirtiendo el peso de la carga, tratando de afectar su moral y haciéndolas aparecer como las causantes de la violencia que ha vivido el país durante más de 50 años.

La sociedad está bajo los efectos de una estrategia maquiavélica en que se ha acondicionado psicológicamente las mentes haciéndoles creer que lo malo es bueno y lo bueno es malo, así como los han llevado a aceptar como válidos los delitos de quienes violaron las leyes, asesinaron, masacraron, generaron desplazamientos forzados, destruyeron infraestructura pública y privada, reclutaron menores, impulsaron el tráfico de drogas ilegales, corrompieron personas e instituciones y, de ñapa, algunos gobiernos los favorecen y posiblemente los sigan favoreciendo con más impunidad, mientras que quienes defendieron a la población y al Estado están siendo procesados por una justicia impuesta por las Farc y por el nefasto desgobierno de quien se burló de Colombia y del mundo, así haya sido ‘premiado’ con un nobel.

Desde las más altas esferas del Gobierno, empleando un discurso populista e incendiario, se busca inflamar los espíritus y enardecer a la población para posiblemente generar el caos y la anarquía, como ocurrió recientemente con un discurso de plaza en un vecino municipio de Bogotá, donde en lugar de buscar la paz y la integración de toda la población alrededor de metas y objetivos nacionales que promuevan y favorezcan la prosperidad de la nación, el jefe de gobierno trata de suscitar más odio y resentimiento social para alimentar la lucha de clases, como reza la doctrina comunista.

La hostilidad y la malquerencia que en forma irresponsable e irreflexiva intenta avivar la izquierda en parte de la población, especialmente contra las fuerzas legítimas del Estado y contra los gobiernos que no representan esta tendencia, solo traerán más polarización y resentimientos que no permitirán cerrar la herida que se ha podido causar en el sentimiento de muchos colombianos por culpa de acciones aberrantes cometidas por un número reducido de individuos de ingrata recordación.

Hace unas tres décadas los delincuentes establecieron como estrategia ‘las alertas tempranas’ para de una parte distraer y afectar la respuesta contundente del Estado ante los ataques de la narcosubversión contra la población civil, así como para ‘empapelar’ a las autoridades por posibles omisiones en la respuesta oportuna contra estas amenazas; posteriormente, se habló de la guerra jurídica contra los representantes del Estado generando denuncias en que muchas de las supuestas ‘víctimas’ aparecieron posteriormente sin un rasguño, beneficiando solo el bolsillo de quienes los representaron ante las cortes.

Esta ‘guerra jurídica’ continúa, pero la impunidad y la injusticia son y serán la cuna de resentimientos y rencores. No hay unos bandidos de primera y otros de segunda, no puede haber delincuentes que estén sujetos al peso de la ley y otros que sean objeto de privilegios jurídicos, exaltaciones y hasta de beneficios económicos, no puede haber doble moral, no puede haber doble rasero, porque esto engendra más violencia y rabia entre quienes directa o indirectamente sientan afectados sus derechos y libertades.

La radicalización de la izquierda está presionando desde muchas esquinas a la sociedad y así como se incrementan los arrepentidos, también son varios los arrodillados que irreflexivamente bajan la cerviz; el autoritarismo del gobierno impondrá una constituyente a las buenas o a las malas, dándole una sepultura de tercera a esta maltrecha democracia e implantando legalmente el socialismo del siglo XXI. Recordemos exigir que nadie puede estar por encima de la ley.

Las urnas son la defensa de nuestras libertades.

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