Óscar Ramírez Vahos.

Opinión

El racismo contra Francia Márquez es de lado y lado

Aquí el problema es que un funcionario público no está haciendo un uso racional de los recursos de todos los colombianos.

24 de febrero de 2023

Empecemos diciendo que el racismo es un vicio repugnante. Nadie, en pleno siglo XXI, debería ser juzgado por su color de piel, y que ocurra en un país tan diverso como Colombia debería persuadirnos de lo incoherente que puede llegar a ser una sociedad.

El problema del racismo, como se sabe, es que despoja de toda dignidad a la condición humana de los afectados: el racista cree que la persona discriminada está incapacitada para hacer “cosas de gente normal”, pues su color de piel es al mismo tiempo una supuesta inferioridad.

En el debate por los viajes en helicóptero de Francia Márquez, en efecto, hubo racismo, pero de lado y lado.

A los que con tanta irracionalidad insultan a la vicepresidenta comparándola con homínidos o aludiendo a supuestos vicios de los afro, hay que sentarlos al pie de las personas que creen defender a Francia Márquez diciendo que se la critica solo por ser de raza negra: ambos son racistas.

Sobre el primer grupo no hay mucho que explicar, además de deplorar su ruindad. Sobre el segundo grupo quisiera detenerme un poco.

Fue el mismo presidente de la República el que encabezó esa paradójica defensa de Márquez en estos términos: “Lo que molesta en realidad a mucha gente del poder mal habido es que tengan que vivir con alguien diferente a ellos en su color de piel y que tengan un poder bien habido”.

En este punto, el color de piel sigue siendo un motivo de discriminación, al excusar una conducta inadecuada, como lo es el derroche de recursos públicos.

Si una persona deja de usar su oficina gubernamental en Bogotá para vivir en una casa de recreo a 400 kilómetros, y utiliza helicópteros de nuestra aviación militar para hacer desplazamientos rutinarios, como sociedad tenemos derecho a preguntarnos varias cosas: ¿por qué no vive en la casa de Vicepresidencia de la República, cuya seguridad está más que asegurada por su cercanía a la Casa de Nariño? ¿Por qué utiliza un helicóptero para desplazamientos que pueden hacerse por tierra, tal como los hace el presidente cada vez que viaja a CATAM?

Aquí el problema es que un funcionario público no está haciendo un uso racional de los recursos de todos los colombianos. Creer que no se puede criticar esta falta, ya que la responsable es de raza negra, ¿qué es?

Hay una suerte de paternalismo racista entre quienes dicen que a Francia Márquez solo se le critica por ser afro. Le quitan cualquier posibilidad de responder como un ciudadano mayor de edad por sus actos: precisamente esa es la actitud de los racistas clásicos, al creer que una persona de piel negra no tiene la tutela suficiente para responder por sus acciones.

Pero podemos tensar aún más el arco hacia una verdad incómoda: una sociedad en la que no se puede criticar a sus políticos es inmadura: en el pasado, la excusa era la pertenencia de los reyes a linajes supuestamente sagrados; hoy, con Francia Márquez, la pertenencia a un grupo racial. ¿De verdad no suena racista esta actitud?

Francia Márquez fue elegida como un símbolo, y los símbolos también tienen responsabilidades. A ella le corresponde demostrar que los afrodescendientes del país están lejos del imaginario perjudicial con el que la sociedad colombiana los ha caracterizado por siglos.

Pero esto no sucederá si seguimos con ese juego dual de discriminación y paternalismo. Que no se crean éticamente puros los petristas: el racismo contra Francia Márquez es de lado y lado.

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