OPINIÓN
El referendo en Chile y algunos episodios colombianos
Con frecuencia, los nuevos gobiernos emprenden en política exterior acciones imprevistas cuyo epílogo es incierto.
El próximo domingo 4 de septiembre se celebra en Chile el referéndum aprobatorio de la nueva Constitución. El país está dividido. En este momento, según las encuestas, existe una leve mayoría por la no aprobación, lo que es curioso por el impulso que el proyecto traía.
En oportunidades, un nuevo gobierno adopta iniciativas cuyo epílogo, en muchos casos, es incierto. Eso ha pasado en Chile y también ha sucedido en la historia política de Colombia. López Michelsen, al llegar a la Presidencia, entabló amistad con el general Omar Torrijos, hombre fuerte de Panamá, ya que no era el presidente. López fue criticado por ser amigo de un dictador, que además vivía vestido de uniforme militar de fatiga, que incluía una cantimplora y que las malas lenguas decían que estaba siempre colmada de coñac. Con alguna frecuencia venía a Colombia a visitar a familiares que tenía en Roldanillo, Valle.
Las críticas crecieron cuando López viajó silenciosamente a Panamá y firmó la llamada “Acta de Contadora”, con el general Torrijos; Carlos Andrés Pérez, presidente de Venezuela, y el presidente de Costa Rica. En el Acta, Colombia renunciaba a los derechos que se le habían reconocido en el tratado Urrutia-Thomson de 1914 para el paso de sus buques por el canal de Panamá. Panamá, por su parte, se comprometía a que, una vez recibido el canal de los Estados Unidos, le reconocería a nuestro país los mismos derechos. Así se facilitó la devolución del canal a Panamá.
En Colombia fue Troya y el partido conservador comenzó a promover en el Senado un proceso contra López por traición a la patria. Torrijos, sin embargo, no olvidó el gesto y firmó un ventajoso tratado de delimitación marítima con nuestro país. Ya en la administración Turbay, se firmó entre Colombia y Panamá también un tratado sobre los derechos de Colombia en el canal, al que se había comprometido Torrijos.
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El primer anuncio que hizo Belisario Betancur cuando asumió la presidencia en 1978 con todo su poder y majestad, fue el de que Colombia ingresaría al Movimiento de los Países No Alineados.
Aunque constituido por 116 estados, en ese entonces se consideraba el Movimiento un conjunto de promotores del socialismo dirigidos por Cuba y orquestado por la Unión Soviética. Con el tiempo, Colombia fue su presidente y nuestro país tuvo una proyección sin precedentes en el ámbito mundial.
Tiempo después, Betancur, en una rápida gira por Venezuela, México y Panamá, formó el Grupo de Contadora. El Grupo entró a mediar en el enredado conflicto centroamericano en el momento en que había serios riesgos de convertir a la región en un teatro de operaciones en medio de la Guerra Fría.
En Colombia se dijo que el Grupo, que tuvo una proyección mundial, lo único que hacía era enfrentar a los Estados Unidos, que trataba de derrocar al régimen sandinista presidido por Daniel Ortega. Las gestiones realizadas fueron la base para el acuerdo al que finalmente llegarían los centroamericanos tiempo después. Muchos capítulos similares han acontecido en nuestro país.
Veremos cuál será el resultado del referendo aprobatorio en Chile y los efectos que esa decisión pudiera tener en el ámbito latinoamericano. Siempre aparece por ahí el ánimo de imitación.
*Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.