OPINIÓN
El rey Álex y la reina Margarita
A Guzmán Chams no solo lo hostigaron, sino que lo amenazaron con matarlo, como lo hacen las mafias cuando quieren deshacerse de sus problemas.
El 11 de septiembre pasado, el ganadero Luis Enrique Guzmán Chams denunció al exalcalde y próximo candidato presidencial Álex Char y a Margarita Cabello, la nueva procuradora elegida hace unas semanas de manera exprés, por varios delitos, entre ellos, el de constreñimiento a la justicia.
Según Guzmán Chams, el exalcalde y la procuradora Cabello junto con el reconocido contratista David Name y otros exfuncionarios y hombres de confianza del exalcalde habrían utilizado su poder y su influencia en la Justicia para hostigarlo y amedrentarlo con el propósito de forzarlo a retirar la denuncia que desde 2017 presentó en contra del exalcalde Álex Char por la comisión de un acto de corrupción, que podría aguarle su carrera a la presidencia.
La denuncia que quieren hacer desaparecer las huestes charistas deja expuesto al delfín de este poderoso clan familiar, porque lo señala como el receptor de varias coimas dentro del contrato de la construcción del tanque de agua de Barranquilla; los sobornos son innegables porque quien los pagó –que es Guzmán Chams– es el mismo que puso la denuncia. La primera coima que Guzmán Chams dice haberle pagado a Álex Char fue a finales de 2014 por 2.300 millones de pesos, equivalentes al 10 por ciento del contrato del megatanque. La coima la debía pagar el contratista Carlos Bengal, pero como este no tenía dinero se lo pidió a Guzmán Chams, quien de inmediato aceptó pagarla a cambio de ganancias posteriores. Según me lo ha asegurado Guzmán Chams, la plata de esa coima se invirtió en los gastos de campaña para la segunda reelección de Álex Char, la cual obtuvo casi que por W.
Así es como opera la corrupción no solo en la Arenosa: los poderosos cobran coimas por cada contrato que adjudican como si se tratara de un negocio lícito y las invierten para ganar las elecciones de manera fraudulenta. La segunda coima la pagó Guzmán Chamas cuando Elsa Noguera, reconocida ficha de los Char, aprobó un adicional al contrato del tanque de 3.600 millones siendo ministra de Vivienda. Es decir, como ministra se dio el lujo de aprobar un adicional sobre un contrato que ella misma firmó siendo alcaldesa de Barranquilla, un enroque que confirma el inmenso poder que tienen los Char para hacer y deshacer sin que nadie los increpe.
Guzmán Chams dice que pagó el 10 por ciento de ese adicional, que eran 360 millones, en dos tandas: 200 millones se los entregó a Héctor Amaris, el brazo derecho de Álex Char, y los 160 millones restantes se los dio a Jorge Padilla, que en ese momento era nada más ni nada menos que el secretario jurídico del entonces alcalde, Álex Char.
El problema comenzó cuando Guzmán Chams en julio de 2017 empezó a cansarse de pagar las coimas que le pedían sin recibir ningún beneficio y decidió denunciarlos ante la Fiscalía para ver si por esa vía podía recuperar el dinero invertido en las coimas. En las cuatro ampliaciones que hizo ante la Fiscalía, Guzmán Chams no solo contó el pago de las coimas, sino que reveló cómo era que funcionaba la corrupción que comandaba Álex Char en la Alcaldía.
Fue entonces cuando comenzaron las amenazas y las presiones en su contra para que retirara la denuncia. El primer hostigamiento provino de David Name. En una reunión que tuvo en su oficina, Name le advirtió que, si no la retiraba, iba a mover todas sus fichas para que sus denuncias no prosperaran. Guzmán Chams asegura que Name, de manera amenazante, sacó a relucir el nombre de Margarita Cabello, quien en ese momento se desempeñaba como ministra de Justicia. “David Name me dijo que, si no retiraba la denuncia, él recurriría a la amistad íntima que tenía con la señora Margarita Cabello”. Name también le advirtió sobre “el poder que ella tenía en el Poder Judicial –como efectivamente pasó–”. Según el denunciante, luego de esta amenaza, ninguno de los procesos que interpuso en la ciudad de Barranquilla se movió por lo que tuvo que trasladarlos a la Fiscalía de Bogotá.
Jorge Padilla, el activo secretario jurídico del alcalde Álex Char, también le habría advertido a Guzmán Chams del poder que tenía Margarita Cabello para aplastarlo. Padilla le dijo que, si no retiraba la denuncia, “ella, movería sus influencias en Bogotá y Barranquilla para que los negocios, es decir, las denuncias, no prosperaran”.
Guzmán Chams en su demanda asegura que “de hecho, ha prosperado el tráfico de influencias de la doctora Cabello Blanco porque todas las demandas y denuncias han permanecido inanes ante tremendo entramado de corrupción”.
A Guzmán Chams no solo lo hostigaron, sino que lo amenazaron con matarlo, como lo hacen las mafias cuando quieren deshacerse de sus problemas. Eso le sucedió en la oficina de otro amigo cercano de Álex Char, Luis Fernando Vásquez –concesionario de la Toyota en Barranquilla y quien tuvo problemas con la Justicia americana–. Según la denuncia de Guzmán Chams, Vásquez amenazó con matarlo. La tercera advertencia provino del propio Álex Char, según asegura Guzmán Chams. “Métete en la cabeza que yo soy un intocable”, fue la frase que le dijo Álex en su cara en esa ocasión.
Desesperado y temiendo por su vida, decidió presentar una nueva denuncia el pasado 11 de septiembre en la que afirma con pruebas que está siendo “víctima de amenazas, perfilamientos y seguimientos que él presume provienen de parte de los denunciados, quienes por su poder político y económico incluso logran utilizar el aparato del Estado para llevar a cabo este cometido”.
Pese a estas denuncias, Álex Char se alista para presentarse como candidato a la presidencia sin ningún reato. Margarita Cabello, la persona con que amenazaron a Guzmán Chams para que retirara su demanda contra Álex Char, acaba de ser elegida por el Congreso como la nueva procuradora. Y ahora, como tal, va a poder conocer de esta investigación penal en contra de su protegido –Álex Char–, en la que, además, ella misma está denunciada por constreñir a la justicia.
Así de impune se ha vuelto el ejercicio del poder en Colombia.