Julio Londoño Paredes Columna Semana

OPINIÓN

El sainete de la posesión

En Colombia no tenemos otra alternativa que seguir conviviendo con nuestro vecino.

Julio Londoño Paredes
10 de enero de 2025

Existe expectativa por los desarrollos del sainete de la “posesión” de Nicolás Maduro en el día de hoy. Aunque lleva en el poder once años, piensa quedarse, en principio, por seis años más.

Finalmente, Petro, con cualquier pretexto, no asistió. Hubiera sido un error político muy grave, más ahora cuando la campaña presidencial ha empezado y existe una serie de proyectos de ley pendientes en el congreso, que no es propiamente madurista.

Designó al embajador en Caracas, lo que le ha generado críticas, no solo en Colombia, sino en Venezuela tanto por los agentes del gobierno, como por la oposición. Pero parece que las relaciones diplomáticas y consulares continuarán. Falta ver en qué forma.

México, siguiendo la denominada “Doctrina Estrada”, según la cual, mantiene relaciones con los estados, independientemente del gobierno que tengan, continuará normalmente las relaciones con Maduro. Además, ha expresado que no tiene la personería para afirmar que el triunfador en las elecciones de julio fue Maduro o González.

Esa fue la política que siguió desde la expulsión a Cuba de la OEA, por iniciativa de Colombia, y el consiguiente rompimiento de relaciones con la isla por parte de todos los estados del continente. Le dio buenos resultados.

Aunque los representantes de los países de la Unión Europea no asisten al sainete, seguramente no retirarán sus misiones diplomáticas de Venezuela. Menos aún, siendo el país que tiene las reservas petroleras más grandes del mundo y estando Irán, Rusia y China, presentes y activos allá. Muchos de ellos además tienen abiertas sus embajadas y consulados en Rusia, no obstante que están participando en la guerra.

Pueden destacarse algunos hechos. Como ha sucedido en Cuba, Nicaragua y otros estados, cuentan Maduro y su camarilla, con “una primera línea” para defender el régimen con matones y encapuchados especialistas en asonadas, secuestro y extorsión, que además han recibido armas del gobierno.

Igualmente, tienen como “reserva estratégica” a los grupos armados colombianos que se encuentran en algunos estados de Venezuela en los que son la autoridad dominante.

Siguiendo las recomendaciones de Cuba, las fuerzas armadas venezolanas paulatinamente se fueron politizando, eliminando a todos aquellos que no estaban identificados con el régimen. Además, distribuyendo prebendas y privilegios para los altos mandos, llegando al punto que no se sabe con precisión cuántos generales hay. Puede haber más de mil.

Naturalmente que en esas condiciones la corrupción es generalizada, incluyendo el tráfico y comercio de drogas, así como la minería ilegal.

Pasado el lío con el reconocimiento o no del nuevo período de la dictadura madurista y de la presencia en el sainete, en Colombia tendremos que seguir conviviendo con nuestro vecino. No somos ni México, separado de Venezuela por el mar Caribe; ni Brasil, que sus centros poblados se encuentran a miles de kilómetros de los de Venezuela; ni Guyana con el que se interponen enormes selvas; ni Trinidad que es una isla.

Ya veremos.

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