OpiNión
El saqueo a Gorgona y el TLC
¿Permitirá Petro que, con la Amazonia, las dos biomasas estratégicas de Colombia queden bajo control militar norteamericano detrás de arteros fines de lucro? Razones sobran para enfrentar tan oprobioso saqueo.
Gorgona y Gorgonilla forman un parque natural de 61.687 ha, 1.333 terrestres y el resto, el 97,76 por ciento, marítimas con gran riqueza ictiológica, y son, con Malpelo, los mayores territorios insulares de Colombia en el océano Pacífico. Allí, a 28 kilómetros del litoral, se está edificando una estación guardacostas que encendió un enconado debate y motivó una acción popular jurídica.
El análisis reproducido por la FAO sobre “La productividad planctónica y las condiciones oceanográficas en la isla Gorgona” (Giraldo y otros, julio de 2006) destaca “alta diversidad biológica y ecosistémica entre la que se incluye el arrecife coralino más desarrollado del Pacífico Oriental Tropical”, analiza sus sensibles condiciones climáticas y advierte que el cuidado en la conservación debe ser extremo.
Abundan ensayos sobre el patrimonio de Gorgona en biodiversidad. Desde vegetación hasta variedades de murciélagos, y se habla de la existencia de 147 especies de aves, de más de 100 de insectos y 500 de fauna marina, como delfines, marsopas, cachalotes, tiburones, lobos marinos y ballenas yubarta –que se avistan en octubre y noviembre– y también terrestres, como el mono cariblanco, perezosos, lagartijas azules, tortugas y cangrejos de agua dulce, serpientes y caimanes babilla (colombiatravel.co). Además, centenares en flora de mar y también de tierra, donde en 16 transectos se contabilizaron “1.138 individuos, clasificados en 231 especies, de 39 familias y 65 géneros” propios de “bosque secundario, con restos de bosque primario” (Vásquez y Vélez, 2014).
Un sondeo en pesca entre 2005 y 2009, con diversos anzuelos y centenares de lances, concluyó que, de 50 especies capturadas, solo 14 no eran comerciales (Gómez, S. y otros, 2014). Están presentes 38 familias de peces arrecifales, 81 por ciento de las conocidas, de 162 especies, y sobresalen los serránidos, de calidad gastronómica; los coloridos lábridos, comestibles y para acuarios; el pez payaso, entre otros (Zapata, F.) y en cuanto a especies demersales, del fondo marino y no arrecifales, “se registran 20 órdenes, 56 familias, 103 géneros y un total de 167 especies, de las cuales 20 se encontraron exclusivamente en el Parque Nacional Natural Gorgona, 82 en el área de influencia y 65 comparten los dos ambientes” (Rojas P., A y otro, 2006).
No solo los científicos saben de este tesoro natural. También Estados Unidos, que desde 2021 adelanta “actividades clave” en la zona denominada “Paisaje Marino Oriental Tropical”, con agencias como USAID, la Guardia Costera, el Comando Sur con la Universidad Internacional de Florida, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), el Departamento de Estado, el Departamento de Trabajo y el Servicio de Aduanas y Protección Fronterizo. Este último alardea que en 6.590 horas de “patrullaje marítimo” con “colombianos, costarricenses, ecuatorianos y panameños” capturaron 100 toneladas de cocaína y 24 de marihuana.
Washington adelanta a la sazón la “Iniciativa Asociación para la Pesca Sostenible”, en Costa Rica, Panamá, Colombia y Ecuador, que incluye combatir “la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada”. Es parte de una estrategia quinquenal global estadounidense que involucra más de 20 agencias, lideradas por NOAA, y ubica a Colombia en área prioritaria cerca a Ecuador. Así, en nombre de su “legalidad” y en pro de la industria pesquera multinacional, Estados Unidos se atribuyó el predominio en los mares sobre quién podrá pescar o disponer de la biodiversidad como negocio. (Ver https://media.fisheries.noaa.gov/202210/2022_NationalStrategyReport_USIWGonIUUfishing.pdf).
Con ese objeto el documento “U.S. government activities in the eastern tropical Pacific seascape” (U.S. Mission Panama, 24/3/22) reseña que “El Departamento de Estado está instalando un radar y construyendo una estación de guardacostas y un muelle en la isla Gorgona y adquiriendo motores de barco por valor de 2,6 millones de dólares” (ver documento).
En Colombia ayuda a tal hegemonía la definición de territorio aplicable en el TLC. En una decisión vendepatria se aceptó sacar de la delimitación “el mar territorial, la plataforma continental, la zona económica exclusiva, el segmento de la órbita geoestacionaria, el espectro electromagnético” (TLC anexo 1.3), consagrados en la Constitución (art. 101). Con dicha exclusión se facilitó a Estados Unidos la intervención económica más allá de las 12 millas, al entregarle las 200 donde se ejercen los derechos de exploración y explotación de los recursos naturales de toda clase. Ahí está Gorgona, un motivo más para renegociar el TLC. ¿Permitirá Petro que, con la Amazonia, las dos biomasas estratégicas de Colombia queden bajo control militar norteamericano detrás de arteros fines de lucro? Razones sobran para enfrentar tan oprobioso saqueo.