OPINIÓN

En crisis de orden público

Los retos son demasiados, por ello no es suficiente con el esfuerzo de la Policía y la sociedad civil. Es vital desarrollar un trabajo liderado por la gobernación y alcaldía como primera autoridad de Chocó.

Leyner Mosquera Perea
23 de octubre de 2020

La situación de orden público en Quibdó es insostenible. Según datos de la Policía Nacional, a septiembre 30 del presente año, han asesinado 113 personas en Quibdó. La tasa Nacional es de 24 homicidios por cada 100.000 habitantes. Pero en Quibdó es casi tres veces mayor. Panorama desolador, considerando que, a causa de la pandemia, 2020 ha sido un año donde los homicidios han decrecido en ciudades principales.

Los enfrentamientos entre grupos criminales, la disputa del mercado ilegal, sumado al incremento del sicariato y la creciente presencia del ELN, no solo al norte del Chocó, sino también al sur, dejan a Quibdó en medio de un sánduche de criminalidad. El toque de queda establecido por un grupo ilegal el pasado 16 de octubre, deja en evidencia el nefasto peligro al que está expuesta la ciudadanía.

Se ha llegado a un punto en donde, ni la sociedad civil, ni las autoridades pueden seguir registrando este tipo de hechos. Tampoco se puede seguir actuando conforme a las inoperantes medidas establecidas hasta el momento, como si se tratara de una situación normal.

Ante las medidas de choque anunciadas por el presidente Iván Duque en su reciente visita a la capital chocoana. Se destaca; incremento del pie de fuerza, pago de recompensas para dar captura a los delincuentes, recursos para reactivación económica, entre otras. Estas medidas son necesarias en el corto plazo, pero no van a generar una solución de fondo.

El problema hay que atacarlo de forma estructural. En primer lugar, no solamente se trata de incrementar el pie de fuerza policial o del ejército, llevando personal que de pronto no es el más calificado. ¡No! Hablo de llevar personal de la más alta calidad. Tampoco se trata de militarizar la ciudad, es clave emprender acciones que no solo aumenten la capacidad de acción operativa de la fuerza pública en el combate al delito, sino que también generen cierre de brechas socioeconómicas en una de las ciudades más desiguales del país.

Es absolutamente urgente diseñar y desarrollar programas de acción combinada con las fuerzas militares que ayuden a hacer la tarea de la Policía en las zonas más complejas de Quibdó: i) apoyar con analítica de datos, mediante algoritmos que permiten predecir el lugar y hora en que se presentarán los delitos, como mecanismo para apoyar la labor de la fuerza pública en el patrullaje de aquellos puntos donde la acción del delito desborda la capacidad de la Policía.

ii) Estrategias de trabajo con jóvenes que estén en riesgo de vincularse a actividades ilegales. Los jóvenes necesitan nuevos referentes, mejores oportunidades de formación, educación de calidad y oportunidades laborales. Garantizar esto, ayudará a prevenir el reclutamiento forzado. iii) Implementar las estrategias que se enmarca en los acuerdos de paz, para frenar la dependencia a las actividades ilícitas, por ejemplo; estrategias voluntarias de sustitución de cultivos de uso ilícito (en zonas rurales del departamento). Acelerar la implementación de los PDET, entre otras. Estas acciones terminan quitándole legitimidad a los grupos armados.

iv) Mejorar la investigación criminal, tanto de la Policía, como de la SIJIN, DIJIN y Fiscalía, para que realicen capturas a miembros de las bandas o grupos armados y unidades especiales que atiendan casos difíciles como sucede en el Bajo Cauca o en el Caribe. v) Urge mayor inversión social, la falta de oportunidades combinado con el enorme rezago socioeconómico, en cierta medida explican la situación actual de orden público que atraviesa Quibdó.

Otra medida importante es buscar alternativas para que Quibdó sea un piloto para renovar las capacidades de la Policía a través de la confianza comunitaria y uso adecuado de la fuerza. Sin desconocer que también es necesario mejorar sustancialmente la capacidad tecnológica y las redes de apoyo de la Policía. Para contar con más y mejores herramientas para hacer un trabajo más eficiente en la recolección y tratamiento de la información que reciben para convertirla en inteligencia.

Los retos son demasiados, por ello no es suficiente con el esfuerzo de la Policía y la sociedad civil. Es vital desarrollar un trabajo liderado por la gobernación y alcaldía como primera autoridad del municipio. Lo cual implica una corresponsabilidad entre la Policía y Fuerzas armadas, en los lugares más complejos.

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