OPINIÓN
Energía social
En Colombia no todas las familias pueden elegir qué energético usar. Aunque muchas han mejorado su calidad de vida en los últimos años gracias a combustibles más limpios.
En Colombia, no todas las familias pueden elegir qué energético usar. Aunque muchas han mejorado su calidad de vida en los últimos años, gracias a combustibles más limpios, quienes viven en las zonas más alejadas y pobres del país se ven obligados a preparar diariamente sus alimentos con elementos nocivos para su salud.
Cuesta creerlo, pero, en Colombia, aún existen cerca de 1,2 millones de familias que cocinan con carbón, leña, residuos o combustibles líquidos; algo más de 5 millones de habitantes que, entre tos y humo, llevan la comida a su mesa. La afectación en esta población es tal que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el país hay más de 5.000 muertes prematuras al año por cuenta del uso de estas técnicas.
Cifras del sector dan cuenta que dicho segmento de habitantes se distribuye en 363 municipios, pertenecientes a 27 departamentos. De ese universo, la mitad se encuentra repartida en tan solo cuatro departamentos: Nariño, Boyacá, Santander y Chocó, lo que evidencia un claro escenario de desigualdad, en el que una pequeña porción geográfica concentra un alto grado de desconexión.
De ahí, precisamente, la necesidad de seguir masificando el servicio del gas natural a nivel nacional, un combustible limpio, eficiente y competitivo que, además de favorecer la salud de quienes lo emplean y permitir la transición energética, dignifica la dinámica interna de los hogares a los que llega.
Tendencias
Con el objetivo de mejorar la calidad de vida de más colombianos, se han identificado 12 proyectos de conexiones gasíferas, que pueden ser cofinanciados a través del Fondo Especial Cuota Fomento, y que beneficiarían a más de 366.000 familias de bajos recursos.
Con esto dicho, vale reconocer que, pese al desafío que sigue habiendo, el avance que ha tenido Colombia en suministro a lo largo de los últimos 20 años ha sido destacable. En cuestión de dos décadas pasamos de tener 1,9 millones de usuarios a alcanzar una cobertura superior a los 10,3 millones, más de un 80 % de la población local con acceso a este energético; razón por la cual, hoy por hoy, el país es un referente internacional en cuanto a cobertura se refiere.
Adicionalmente, es de mencionar la meta cumplida por el Gobierno nacional de conectar a un millón de familias al servicio de gas, en su mayoría usuarias del gas natural; y la firma de la Ley de gas combustible que incentiva la demanda de este energético para ampliar su utilización en hogares, y crear un programa de sustitución energética para la cocción de alimentos a través del cual se podrá subsidiar, financiar o cofinanciar la conexión al servicio público de gas combustible.
No hay elección más natural y equitativa que darle a la población vulnerable la posibilidad de contar con energías más limpias y económicas. El acceso al gas natural incrementa la calidad de vida, mejora la salud pública, y promueve la reactivación social y económica.