Luis Carlos Vélez Columna Semana

Opinión

Error de cálculo

Pasar de ser amigo de Estados Unidos a ser ignorado o evitado por la Unión Americana es un precio muy alto para Colombia por culpa de la falta de autocontrol del jefe de Estado.

Luis Carlos Vélez
14 de octubre de 2023

Gustavo Petro destruyó con una serie de trinos el único hilo conductor que tenía con Estados Unidos y ha puesto en peligro la relación internacional más importante para Colombia. Una vez más, su falta de autocontrol y sus impulsos personales socavan las necesidades de las mayorías y alejan al país de lograr sus verdaderos objetivos como nación. Gracias al presidente volvimos a ser un país percibido como uno de narcos y ahora, tras esta semana de diatribas en Twitter, somos también uno que no condena a los terroristas. Peor no se puede.

La administración de Gustavo Petro, hasta la semana pasada, gozaba de una especie de beneplácito por parte de la administración Biden. El presidente de Estados Unidos no solamente ya lo había recibido en Washington, algo que aplazó hasta la saciedad con Iván Duque, sino que en diferentes declaraciones había evitado cuestionar sus posturas frente al narcotráfico o su silencio frente a la ofensiva rusa a Ucrania. Con todo esto, quién sabe si lo vuelvan a invitar a conversar con Biden.

Las constantes ráfagas de Petro justificando tácitamente a Hamás, su negativa a condenar el atentado terrorista de esa organización contra Israel e, incluso, citando equivocadamente el Holocausto, acaban de dinamitar el único puente que aún existía entre Washington y su administración en Bogotá.

Será muy difícil que el presidente Biden invite a la Casa Blanca, se reúna o, incluso, se perciba cercano a cualquier mandatario que justifique, así sea soterradamente, el ataque terrorista e inhumano que realizó Hamás. Grave.

Pasar de ser amigo de Estados Unidos a ser ignorado o evitado por la Unión Americana es un precio muy alto para Colombia por culpa de la falta de autocontrol del jefe de Estado. De la relación histórica y alineada entre los dos países dependen millones de dólares de ayuda para la lucha contra las drogas, inteligencia militar, el desarrollo de negocios, el intercambio cultural y mucho más. 

El presidente Petro, que parece no tener manejo de las redes sociales, y quien parece escribir raudo y sin revisar faltas de ortografía y redacción, aniquiló años de confianza y alineamiento entre nuestras dos naciones desde la comodidad presidencial y su teléfono celular. 

Este batacazo del presidente colombiano les da fuerza a quienes desde el Legislativo, principalmente desde el lado republicano, tenían a Gustavo Petro en la lista de jefes de Estado que por sus palabras y acciones tienen poco respeto por las instituciones y peligrosamente revelan casi a diario características autocráticas.

Para darle contexto a esta columna, habría que retomar algunos de los mensajes del presidente, pero estos son tan salidos de la realidad que no vale la pena repetirlos. Sin embargo, lo que sí vale subrayar son las repuestas como la del senador republicano Marco Rubio, quien es el vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos, alguien que sí tiene información y contexto sobre la gravedad de lo que está pasando, en este tema:

“Es una confusión moral, no solamente de parte de él (Andrés Manuel López Obrador), sino también de parte del presidente de Colombia y otros que tratan de comparar y decir que lo que los israelíes hacen es igual a lo que está haciendo este grupo y no es cierto. Aquí hay que condenar directamente a cualquier grupo que entra en lugares civiles y comete una masacre en contra de bebés, de mujeres, de las personas mayores y de civiles que no tienen armas, ni están armados, ni son soldados. Eso acá es condenando fuertemente. Este fue el día en el que murieron más judíos que en cualquier momento. Sí, desde el fin del Holocausto, más de 1.200 personas, incluso dentro de ellos. Ahora sabemos que hay 25 americanos que han muerto, muchos otros que posiblemente estén ahora en manos de Hamás dentro de Gaza. Eso hay que condenarlo abiertamente. Y la cobardía moral de estos líderes es preocupante y hasta cierto punto creo que crea el espacio para que veamos cosas como la que hemos visto dos veces en la Embajada de Israel en Colombia, que ha sido atacada por elementos racistas”. 

Las declaraciones del presidente en las redes sociales sobre la guerra en Israel llevan a nivel internacional la desprolijidad con la que el mandatario aborda la magnanimidad de su cargo. El jefe de Estado no ha podido entender que su puesto le exige una serie de responsabilidades que no tenía cuando fungía como activista, guerrillero o senador. Desafortunadamente, Gustavo Petro no ha entendido el peso de lo que significa ser presidente de la República.

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