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Opinión

Escándalos y corrupción

No ha podido superarlo, se quedó con la fijación de haber pertenecido al M19.

David René Moreno Moreno
11 de diciembre de 2024

Cuando en los colegios se enseñaba historia, cívica y urbanidad, también se educaba a los niños sobre el respeto que merecían las instituciones del estado y la especial consideración que se debería dar a quienes ocupaban los cargos de la más alta dignidad en el gobierno como el Presidente y los Ministros, así como a quienes integraban los poderes judicial y legislativo, reconociendo orgullosamente el valor de la autoridad legítima y constitucional en cabeza de los soldados y policías que ofrecían seguridad y protección ante las potenciales amenazas a las libertades y a la democracia.

Con la llegada de Castro al poder en Cuba y en desarrollo de la Guerra Fría, se inicia la penetración del comunismo en América Latina, como parte de la estrategia de la Unión Soviética para cercar a los Estados Unidos, afectando a Colombia a partir de 1964 con la aparición de grupos delincuenciales que con el apoyo de países como Rusia, China y Cuba buscaban llegar al poder con el uso de todas las formas de lucha para implantar gobiernos socialistas; entre ellas se encontraba la organización delincuencial M19, estructura fuera de la ley que logró acuerdos con el gobierno de Barco, a partir de los cuales se suponía desmovilizada, desarticulada y sus integrantes reintegrados a la vida civil.

Con la Ley 77 de 1989 se autorizó otorgar indultos y la cesación de procesos penales para los autores y cómplices de delitos políticos como rebelión, sedición, asonada y conexos, viéndose favorecidos los miembros del M19 que hasta formaron parte de la Constituyente de 1991, Constitución que hoy quiere reformar nuevamente uno de los integrantes de ese grupo de facinerosos, posiblemente buscando de una parte atornillarse al poder y de otra, para oficializar y legalizar la imposición de la ideología comunista en el país.

Cuando una organización criminal se acoge a la benevolencia del perdón de los delitos cometidos por sus integrantes, esta debe desaparecer, pero por recientes y viejas actuaciones de quien hoy representa al gobierno, parece que el M19 está totalmente activo y en crecimiento y que su principal dirigente ocupa la silla de Bolívar. El oso que acaba de pasar con la visita oficial a Uruguay, al tratar de ofrecerle la bandera del M19 al expresidente Mujica, además de ser una ofensa sin precedentes históricos para el país, es un acto que debería ser analizado por las altas cortes para determinar si esto se convierte en delito, posiblemente por traición a la Patria, por tratar de cambiar los símbolos patrios, por apología al crimen organizado o por incitación a la violencia.

Los escándalos que brotan casi a diario alrededor de los ‘progres’, generando cortinas de humo que impiden ver con claridad los anteriores desenfrenos y la corrupción que aflora en torno de muchos integrantes del actual gobierno y sus familiares, son una muestra del gran engaño de la pasada campaña electoral y de los pronunciamientos cínicos de muchos adeptos a la coalición de gobierno que con la verborrea típica de los zurdos critican públicamente la corrupción, mientras que con el pie izquierdo están viendo como se apropian de los recursos del estado, causando gran detrimento en la calidad de vida de las personas de más bajos recursos, siendo estos la principal fuente de sus votos.

Muchas personas ya han colocado en el baúl de los recuerdos episodios nefastos como los videos que muestran recibiendo dinero debajo de la mesa, las declaraciones del familiar sobre los dineros de dudosa procedencia para la campaña presidencial, los explosivos audios de Benedetti donde sacando ‘los trapos al sol’ afirma “Nos hundimos todos, nos vamos presos” y habla de los 15.000 millones que consiguió para la campaña que al parecer no entraron en la rendición de cuentas, las declaraciones del hermano que afirma haber conseguido en las cárceles un millón de votos para la campaña de su hermano y las amenazas del jefe de gobierno de generar un nuevo ‘estallido social’ si no aprueban sus proyectos de base ideológica. ¿Tan frágil es la memoria de los colombianos que olvidan rápidamente las afrentas?

Ojalá la cabeza del gobierno se dé cuenta de que fue elegido democráticamente y que, por tanto, la democracia debe ser respetada, que tendría una mejor imagen si se dedicara a gobernar y a respetar a todos los colombianos, empezando por el debido respeto hacia la Fuerza Pública, que beneficiando solo a las minorías y generando odios con su discurso incendiario solo logrará una guerra fratricida, que favoreciendo a personas al margen de la ley para que le hagan zancadilla a la justicia, solo engaña a la democracia, que colocando en el gobierno a personas cuestionadas, sin preparación y sin méritos, se vendrá abajo el bienestar y la prosperidad de los colombianos, que los escándalos y la corrupción que revolotean a su alrededor solo generan rechazo tanto dentro como fuera del país, que únicamente respetando la ley y logrando la seguridad se motivará el progreso y el desarrollo de Colombia.

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