OpiNión
Estafador non plus ultra
Esta semana le pregunté a un periodista danés por Vargas Manzanera y me dijo que en su país no lo están investigando. Si no lo buscan en Dinamarca, mucho menos aquí en Cundinamarca.
¿Dónde se esconde Camilo Enrique Vargas Manzanera, el más grande estafador colombiano de la historia? Él y un socio británico hurtaron al Gobierno de Dinamarca 1.700 millones de dólares, más de 7 billones de pesos. El socio, Sanjay Shah, vivía tranquilamente en Dubái después de perpetrar el fraude entre 2012 y 2015, pero el mes pasado la Corte Suprema de los Emiratos Árabes Unidos ordenó que debe devolver esa suma al Gobierno danés más intereses del 5 por ciento anual desde 2018. Sanjay Shah fue detenido el año pasado en los Emiratos, procesado y condenado por fraude, y en abril el Gobierno emiratí autorizó su extradición a Dinamarca.
En cambio, de Vargas Manzanera no hay rastro, aunque fue cómplice de este caso, que ha sido llamado el fraude tributario más grande en la historia de Europa. El engaño consistía en tramitar falsas devoluciones de impuestos sobre los dividendos pagados por compañías danesas que cotizan en la bolsa de valores. Quienes solicitaban las devoluciones realmente no eran dueños de las acciones y, por lo tanto, no tenían derecho al reembolso. Por eso el trámite era fraudulento. La gestión se hacía como si se tratara de inversionistas que vivían en los Estados Unidos, los cuales, en virtud de un acuerdo para evitar la doble tributación con Dinamarca, tenían derecho a pedir la devolución porque supuestamente pagarían impuestos en los Estados Unidos. Varios trámites se hicieron dando la misma dirección de un apartamento en Nueva York: 425 West 23rd Street, Apartment 7B, New York, N.Y. El papel de Vargas Manzanera fue esencial. Fue él quien se entendía con el único funcionario de la Dian de Dinamarca (llamada Skat) encargado de autorizar las devoluciones. Ese funcionario, Sven Nielsen, desde 2014 empezó a reunirse con Vargas Manzanera en Copenhague.
Aceptó invitaciones del colombiano a cenar y a tomar cerveza. Vargas Manzanera se le acercó solicitando asesoría para llenar los formularios de devolución de impuestos. En 2014, el Gobierno danés pagó más de 590 millones de dólares sobre 1.500 devoluciones presentadas por el colombiano y el británico. En los primeros siete meses de 2015, las devoluciones pagadas ascendieron a 1.200 millones de dólares frente a 2.500 formularios presentados, es decir, que el funcionario danés autorizó 16 devoluciones diarias por cada día hábil de ese periodo. El mes de julio de 2015 fue el mejor mes para los timadores: en días hábiles, Nielsenautorizó devoluciones diarias por valor de 25 millones de dólares, es decir, 3 millones de dólares por hora. Vargas Manzanera había fundado en Londres la compañía Syntax GIS para tramitar devoluciones de impuestos. Luego se la vendió a su socio británico. Cuando se reveló este fraude internacional en 2018, la liquidadora de la compañía señaló que la firma fundada por el colombiano le debía a la Dian de Dinamarca 1.000 millones de libras esterlinas, hoy más de 5 billones de pesos.
Camilo Enrique Vargas Manzanera, nacido en 1974, se graduó como economista en la Universidad de los Andes en 1997 con una tesis sobre ‘La tendencia exportativa de la América Latina en el período 1980-1993’. La familia de Vargas Manzanera tuvo altos cargos en la rama judicial. Su abuelo, Gonzalo Vargas Rubiano, fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Su padre, Camilo Vargas Ayala, fue secretario del Consejo de Estado. Su tío, Guillermo Vargas Ayala, fue magistrado del Consejo de Estado. No se sabe desde cuándo se estableció Vargas Manzanera en Londres. Una tía materna, María Cecilia Manzanera Guerra, se radicó hace muchos años en Inglaterra y en 1996 ya tenía pasaporte del Reino Unido. Cuando Vargas Manzanera creó en Londres la compañía que le debe 1.000 millones de libras esterlinas a las autoridades danesas, lo hizo no con pasaporte colombiano, sino con pasaporte belga.
Lo más leído
¿Por qué el mayor estafador colombiano de la historia? Por la cuantía. En 1983, el economista Roberto Soto Prieto, utilizando un télex del Banco de la República, envió una orden apócrifa a la oficina del Chase Manhattan Bank en Londres para que se hiciera un giro desde una cuenta de la Nación a una cuenta privada en Nueva York. ¿El monto? Apenas 13,5 millones de dólares. Una chichigua frente a las proezas de Camilo Enrique Vargas Manzanera. Esta semana le pregunté a un periodista danés por Vargas Manzanera y me dijo que en su país no lo están investigando. Si no lo buscan en Dinamarca, mucho menos aquí en Cundinamarca.