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Opinión

Estamos a tiempo para nuevas opciones pensionales

Me permito hacer las siguientes sugerencias al contenido del proyecto de reforma pensional.

Angelino Garzón
2 de mayo de 2024

Sin desconocer los esfuerzos de diálogo y acuerdos entre las diversas bancadas políticas en el Senado de la República en torno a la aprobación, el pasado 23 de abril, del proyecto de reforma pensional en Colombia, acuerdo que fue avalado por los ministros del Interior y de Trabajo a nombre del Gobierno nacional, es bueno anotar que el contenido y alcance de dicho proyecto es un duro golpe a la clase media, al sistema estatal de prima media y, de paso, sale muy beneficiado el sistema privado de pensiones.

Como el proyecto de reforma pensional que se aprobó en el Senado de la República ahora pasa a consideración y aprobación de la Cámara de Representantes, es apenas natural que se estudien nuevas opciones pensionales. En tal sentido, y por mi condición de constituyente, exministro de trabajo y pensionado, me permito hacer las siguientes sugerencias al contenido del proyecto de reforma pensional:

1. Cualquiera sea el tope salarial que se apruebe en un sistema de pilares de la reforma pensional, vale decir, los 2.3 salarios mínimos aprobados en el Senado o los cuatro salarios mínimos recientemente propuestos por el presidente Petro para pertenecer obligatoriamente al sistema público de pensiones, considero que lo fundamental es que, a partir de esos topes salariales, las personas que tienen ingresos económicos superiores a los mismos queden en libertad para decidir si prosiguen en el sistema público de pensiones o pasan obligatoriamente al sistema de los fondos privados, tal como está aprobado en el proyecto de reforma.

2. Que toda persona, si sus ingresos lo permiten, pueda cotizar al mismo tiempo, tal como ya sucede en algunos países de la Unión Europea, al sistema público y privado de pensiones, a fin de gozar al final de sus cotizaciones tanto de una pensión pública como de una privada.

3. Corregir la baja cobertura pensional en Colombia, drama que se expresa en la existencia de más de cinco millones de mayores de 65 años, entre ellos millones de campesinos, mujeres, personas en condiciones de discapacidad severa, glorias de la cultura y del deporte, entre otros, que en la actualidad no tienen ningún tipo de pensión ni de seguridad social integral. Es decir, están a la buena de Dios o de la solidaridad de familiares y amigos.

Si avanzamos en esos propósitos, que en mi opinión deben ser prioritarios para el Gobierno nacional, el Congreso de la República y todas las personas con medianos o altos ingresos, Colombia se colocaría como uno de los países del mundo con mayor cobertura pensional e indicadores de pobreza muy bajos.

Para hacer realidad tal iniciativa de cobertura pensional, el Gobierno colombiano, con el presidente de la República a la cabeza, debe procurar la colaboración armoniosa y solidaria tanto de los fondos privados de pensiones como del sector financiero colombiano, a fin de lograr que estos le hagan un préstamo de veinte billones de pesos cada uno, pagaderos a 20 años, con una baja tasa de interés y soportados con bonos del tesoro público.

Tal esfuerzo solidario debe ir acompañado de una política de Estado de eliminación de cualquier tipo de subsidio estatal a los beneficiarios de dichas pensiones, y de cero tolerancia con la corrupción y el despilfarro.

Además, y como los recursos económicos del Estado son finitos, a cada uno de los beneficiarios se les descontaría, mensualmente, el 50 por ciento de su mesada pensional, a fin de ir pagando las semanas dejadas de cotizar al sistema de pensiones. En otras palabras, es un tipo de préstamo económico, con cero intereses, que el Estado otorgaría a quienes carecen de una pensión mínima. Si las personas tienen semanas cotizadas, el aporte ya efectuado al sistema de pensiones público o privado, se descontaría del monto del préstamo a realizar.

Recalco que el mínimo ingreso económico que recibirían mensualmente las personas beneficiarias sería superior a 600 mil pesos, lo que es muy diferente a los 200 mil pesos aprobados en el proyecto de reforma pensional, que reitero no es una pensión mínima legal, sino un bono solidario de subsistencia mínima.

4. Pensando en el futuro pensional de los adolescentes y jóvenes, se debe crear, desde ahora, un Fondo de Solidaridad Pensional que se vaya alimentando con recursos propios del Estado, con impuestos a todas las entidades públicas o privadas que contraten con el Estado a nivel nacional, regional o local o con impuestos solidarios a quienes tengan ingresos altos o mesadas pensionales mensuales por encima de los diez millones de pesos.

Como el tema del futuro de las pensiones en Colombia, o en cualquier otro país, no es solamente interés de los gobiernos o de los fondos privados de pensiones, sino fundamentalmente un derecho democrático de las personas a vivir dignamente y sin miedo en su futuro, he considerado oportuno contribuir a las reflexiones de que otro sistema pensional es posible en nuestro país.

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