Julio Londoño Paredes Columna Semana

Opinión

¿Estará Hamás logrando sus objetivos?

Israel cayó en la más grande trampa que se le tendió desde su existencia como Estado.

Julio Londoño Paredes
1 de diciembre de 2023

El mundo ha seguido por décadas las guerras de Israel: la de independencia entre 1947 y 1949; la del Sinaí, en 1956; la del Desgaste entre 1968-1970; la de los Seis Días, en 1967; la del Yom Kippur en 1973; la del Líbano en 1982 y ahora la que enfrenta con Hamás. Ningún estado ha tenido que luchar tan denodadamente para defender, no sólo la independencia, sino su propia subsistencia. Israel generó ante el mundo la imagen de un país valiente, con un ejército invencible y con el servicio de inteligencia más eficiente del mundo.

En las elecciones de enero de 2006, los palestinos votaron en elecciones libres y vigiladas. Hamás, que como Irán no reconoce la existencia del estado de Israel, ganó en Gaza. Israel tomó medidas para aislar al pequeño territorio, mientras que el grupo político-militar comenzó a prepararse para la guerra, después se asesinar a los líderes opositores de Al-Fath.

Después del ataque del 7 de octubre, Israel, que contaba con la simpatía de la mayoría de los estados del mundo, incluyendo a algunos árabes, cayó en la trampa y entró a Gaza a sangre y fuego. En poco tiempo, ante la comunidad internacional, de víctima ha pasado a verdugo.

El ataque de Hamás no sólo ha roto en lo más profundo la sensación de seguridad de la que se sentían orgullosos todos los israelíes, sino que evidenció que el ejército de Israel no es invencible y que los servicios de inteligencia fallaron cuando más se necesitaban. Igualmente, la acción ha volcado la atención del mundo hacia la causa palestina, que estaba en cuidados intensivos y se ha empezado a entender la estrategia de fomentar los asentamientos israelíes en Cisjordania para ir cercando paulatinamente a los palestinos.

Como si fuera poco, el ataque ha interrumpido la aproximación que algunos países árabes estaban haciendo con Israel, fruto de un complejo tejido de crochet realizado por la administración Biden y ha generado la solidaridad con Hamás de los palestinos. No es imposible además que ese grupo haya generado simpatías en algunos países. Por último, los Estados Unidos le han advertido a su aliado que debe concretarse la figura real de un territorio y dos estados, no como algo nominal y teórico, como hasta ahora ha sido.

En el ámbito doméstico Israel está unido para defender su soberanía e independencia, pero como sucedía en el tiempo de las colonias españolas en América, vendrá tarde o temprano “el juicio de residencia” en el que Netanyahu y otros, no van a salir bien librados. Israel tendrá la tarea de recuperar el prestigio ante su pueblo y el mundo.

Aquí en Colombia en opinión de algunos, Hamás no es grupo terrorista, aunque mató a unos muchachos que estaban en un concierto, a soldados israelíes que los vigilaban y secuestró a cerca de trescientas personas. Es comprensible. Tampoco son terroristas grupos armados que vuelan a pedazos a unos cadetes imberbes de la policía nacional, que siguen asesinando, violando, andando en negocios sucios y naturalmente secuestrando, con el argumento de que, si “no los financian, deben hacerlo”: eso no sucede ni con Hamás.

De tal manera que no hay que sorprenderse. Lo importante será evitar que pudiera establecerse como el Medio Oriente, un territorio y varios estados…

(*) Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.

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