OPINIÓN
Francia Márquez y la muerte de Karina
Francia Márquez, reputada defensora de DD. HH., me acusó, sin sustento alguno, de señalarla como la asesina, algo que la propia Flip desestimó tras analizar lo escrito.
Se acaba de cumplir el primer aniversario. Fue una masacre que causó estupor, quizá por dos o tres días, como suele ocurrir en este país. Una matanza posterior la sepultó. También entonces las autoridades juraron que irían hasta el fondo del asunto. Que descubrirían y atraparían a los que ordenaron el crimen. ¿Les suena?
Cierto que, al menos, dieron de baja a uno de los integrantes de la columna Jaime Martínez de las nuevas Farc, que fueron los pistoleros, y hay dos más presos. Pero falta el cerebro.
Nadie se traga que a Karina García –aquella joven mona, candidata a la alcaldía de Suárez, Cauca, que advertía en un par de videos de los peligros que corría– le segaran la vida con tanta sevicia sin un motivo. Que no les importara asesinar también a su mamá y a las cuatro personas que la acompañaban la noche del 1 de septiembre de 2019.“Soy hija, esposa y mamá. Tengo un hijo de 3 años, no me hagan matar”, dijo en una reunión en días previos a su muerte, al borde de las lágrimas.
Difícil de creer que Mayimbú, el jefe de la sanguinaria Jaime Martínez, la mandó asesinar solo porque algunos decían que Karina llevaría paramilitares, Ejército y multinacionales mineras a Suárez. Ella misma lo desmentía ante el comandante Marlon, al que solía encontrar en los caminos rurales, consciente de que ese tipo de declaración era ponerse una lápida encima.
Antes de morir, Karina repitió a su círculo íntimo que, si la mataban, el responsable sería un exalcalde al que ella había denunciado una veintena de veces por corrupto. La Fundación Paz y Reconciliación, de León Valencia, afirmó, tras el crimen múltiple, que alguien había pagado 50 millones de pesos para que lo ejecutaran. Pero no pudieron conocer más detalles. Y hay que reconocer que resulta difícil avanzar en las pesquisas; la gente allá prefiere pasar página, hablar es peligroso.
Pero es indudable que alguien quería quitársela de en medio. Karina había pagado 5 millones de pesos a la Jaime Martínez, parte de la plata que exigieron a los aspirantes para permitirles hacer campaña electoral (entre 15 y 30 millones). También le dejaron desplazarse con su equipo en una camioneta blindada y con un escolta de la UNP. Y sin la luz verde de las disidencias Farc, imposible hacer proselitismo sin que te maten.Cuando escribí una crónica sobre lo sucedido,
Francia Márquez, reputada defensora de DD. HH., me acusó, sin sustento alguno, de señalarla como la asesina, algo que la propia Flip desestimó tras analizar lo escrito. Márquez después organizó un plantón en Suárez en mi contra, junto con un candidato y su mentor, un gesto que me pone en problemas en un municipio controlado por la guerrilla. La denuncié por injuria y calumnia, sin esperanza de que rectifique, y la verdad es que ya me da igual. Ahora es otro mi interés con ella.
La he visto activa exigiendo esclarecer otros crímenes parecidos al de Karina, pero, al tratarse de la primera mujer de su municipio que podía ser alcaldesa, le pediría que abogara por esclarecer el caso de su paisana. Hace poco anunció su candidatura a la presidencia de 2022 y, por tanto, tendrá más visibilidad y ocasiones para exigir que averigüen quién quería matar a Karina. No olvide que, junto a ella, acribillaron a balazos a su mamá, Otilia, a Aidé Tróchez, Héctor González, Lavedis Ramos y Yeison Obando.
Porque no nos engañemos. Es una quimera pensar que el grupo élite que en su día prometió el Gobierno sigue husmeando en el terreno. Seguro que hace rato dejó el expediente y deben andar trabajando en las últimas matanzas aún no resueltas, además de que el orden público en Suárez se volvió más complicado, lo que dificulta las investigaciones.
La causa de que empeorara no es otra que la cantidad de plata que mueve la Jaime Martínez con el negocio de la coca. Calculan en más de 3.000 millones de pesos lo que saca a la semana. Pero, a diferencia del año pasado, en que campaban a sus anchas, ahora debe defender el jugoso botín de una siniestra alianza entre el ELN y la Segunda Marquetalia, que pretenden conquistar la zona.Sumemos a ese escenario lo que ocurre en la salida caucana hacia el Pacífico, una ruta clave para todos ellos. Hasta hace poco, era el ELN el que la controlaba, tras desaparecer las antiguas Farc. Pero hace poco, entre la Jaime Martínez y la Carlos Patiño, de las disidencias Farc de Gentil Duarte, lograron desplazarlos. Y, ahora, la Segunda Marquetalia ayuda al ELN a reconquistarla.
Algo parecido ocurre en otros municipios cercanos a Suárez, con disputas de territorios a sangre y fuego entre esos mismos actores, a los que suman la Dagoberto Ramos, autora de la masacre de la lideresa indígena Cristina Bautista y cinco guardias.
Ante ese panorama tan violento y complejo, en el que se suceden los asesinatos selectivos y las masacres, es evidente que no habrá ningún equipo de élite en Suárez para descubrir quién pagó por matar a Karina. De ahí que insista a Francia Márquez para que evite que evada la justicia el cerebro de un crimen tan atroz.
NOTA: No entiendo el decreto del Gobierno para favorecer a las disidencias de Farc-EP. Emitido el 20 de julio, ofrecen beneficios a cambio de desmovilizarse. Es decir, maten y maten que al final los bendecimos.